La soja de primera abarca desde lotes en R2 (plena floración) a R6 (pleno llenado de granos), encontrándose la mayor parte del área implantada dentro de su período crítico R3 (inicio de formación de vainas) a R5 (inicio de llenado de granos). Por lo tanto, las precipitaciones acaecidas y los montos recibidos han resultado claves, ya que por un lado han frenado la pérdida de rendimiento como consecuencia de la sequía y, por otro lado, han recargado el perfil del suelo asegurando la demanda hídrica de la oleaginosa para las próximas semanas.

El impacto de las últimas lluvias, por cierto importantes, es muy positivo. Hasta ahora, se venían dando algunos chaparrones que servían de “parche” para cubrir la necesidad de algunas localidades con milimetrajes interesantes. Pero se trataba de algo muy localizado, no homogéneo. Ergo, la cobertura no era importante.

En el transcurso de esta última semana se registraron lluvias que sorprendieron por el volumen aportado. Gran parte del área agrícola, sobre todo las regiones centrales, lograron acumular humedad, apuntalando la oferta hídrica en los cuadros.

Por Roberto Seifert

 Las intensas lluvias registradas en las últimas 48 horas terminaron de recomponer el nivel de humedad en la región agrícola más importantes del país, denominada zona núcleo (norte bonaerense, sur santafecino y este cordobés), que terminó por cortar uno de los períodos de sequía más severos en el país.

Las precipitaciones registradas en el transcurso de la semana mejoran las condiciones de los plantíos sembrados en fechas tardías, y aquellos lotes de segunda, implantados detrás de los cultivos de invierno. De esta manera, se da alivio a las zonas más afectadas por la sequía y a aquellas que poseen un mayor porcentaje del cereal comenzando a transitar etapas criticas, en la definición de rendimiento. Aunque el alivio es real, no hay que olvidarse de las pérdidas potenciales y totales que se han registrado en los maíces tempranos, en la zona núcleo y periferia.