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DISCURSO DE BIENVENIDA ATT24

Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores

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ACOPIADORES

Amigas y amigos,  

 

Es un enorme placer darles la bienvenida a esta decimosegunda edición de “A Todo Trigo”. Agradecemos la presencia del señor secretario de bioeconomía, ing. Fernando Vilella, académico de prestigio en las ciencias agrarias, seguramente profesor de muchos de Uds.

También agradecemos la participación en este congreso del secretario de planeamiento y gestión para el desarrollo productivo y de la bioeconomía, licenciado Juan Pazo.

 

Vaya nuestro reconocimiento a funcionarios; representantes de instituciones amigas que nos acompañan y a los panelistas que prestigian este congreso.  A Daniel Miralles, Betina Kruk y Gustavo López por su apoyo en los contenidos, a los sponsors porque sin ellos “a todo trigo” sería inviable, a los periodistas agrarios, poleas insustituibles para su difusión y a sema por su excelencia en la organización.

 

Por supuesto a uds., productores, profesionales, investigadores, colegas, a uds. Que son emprendedores castigados por casi todos los gobiernos, pero que siempre le están poniendo el pecho a las balas, como tantos otros argentinos.

 

Un orgullo su compañía.

 

20 años atrás, la Federación de Acopiadores decidió realizar un evento destinado a analizar, al mejor nivel posible, todo lo relacionado con nuestros trigos. En esa oportunidad jamás pensamos, que, 20 años después, tendría la vigencia y el prestigio tan consolidados.

 

Nuestro reconocimiento a Raúl Tomás, presidente de la federación de acopiadores y a Néstor Darwich, su primer coordinador técnico, que lamentablemente hoy no pueden acompañarnos.

 

En estos 20 años, bajo el pretexto de proteger la mesa de los argentinos, hemos experimentado las más absurdas medidas relacionadas con el trigo. Restablecimiento de retenciones, restricciones cuantitativas, roes, cierre de exportaciones, balance de equilibrio y fideicomisos como el feta.

 

Su resultado fue una mesa de los argentinos destrozada por la inflación, mientras nuestras producciones y exportaciones se desplomaron. 

 

Dos años atrás, en “a todo trigo 2022”, dimos la voz de alerta diciendo textualmente: “en doce años el gasto consolidado en los tres niveles públicos (nación, provincias y municipios) aumentó en 15 puntos respecto del producto  bruto interno.  En valores absolutos este aumento del gasto público representa alrededor de 60 mil millones de dólares anuales.”

 

¿Alguien duda dónde está la principal causa del aumento del déficit fiscal, de la deuda pública, de la emisión monetaria y de la inflación?

 

Volver a los parámetros normales para estabilizar la economía es una tarea dolorosa, pero al mismo tiempo indispensable para pensar en el crecimiento.

 

El desafío es tener un estado eficiente, con funcionarios que se ocupen de mejorar la educación, la salud y la seguridad de los argentinos en un contexto de equilibrio fiscal.

 

Para alcanzar esos objetivos necesitamos normas claras, justas y transparentes que permitan aumentar la productividad, producir, crear trabajo y generar riqueza.

 

Porque no tengan la menor duda: argentina sale de la crisis de una sola manera: trabajando y produciendo con eficiencia; no hay otro camino.

 

Entendemos que las finanzas ocupen un lugar preponderante en la gestión gubernamental actual, pero hay que tener muy en claro que no hay salida si paralelamente no se atiende a la productividad. Los dólares no van a venir por ayudas externas, van a venir por exportaciones de trabajo argentino.

 

Y es por eso que me permito destacar algunas restricciones actuales a la actividad productiva.

 

En primer lugar, se debe ordenar todo lo relacionado con las buenas prácticas agrícolas a través de una ley nacional, que brinde el marco general del uso de fitosanitarios.  No puede ser que concejales de un municipio que nada entienden de esta materia o un juez, que no sabe diferenciar una vaca de un conejo, decidan la distancia y la forma de las aplicaciones de agroquímicos.

 

Hace años que existen proyectos legislativos sobre este tema y no podemos aceptar más la demora  de los legisladores.  Resalto especialmente el proyecto de la “red de buenas prácticas agrícolas” que resume la opinión de más de 90 cámaras del sector.

 

Argentina es un país agrícola y precisa una ley de medio ambiente basada en datos científicos.

Necesitamos el compromiso del poder ejecutivo en este tema.

 

En segundo término, insistimos, una vez más, que el Banco Central de la República Argentina  discrimina a los productores agropecuarios al renovar una norma del gobierno kirchnerista que castiga a quienes necesitan financiar la producción y tienen más del 5% de su soja sin vender.

 

El tercer punto es resaltar lo que ocurrió en el primer trimestre de este año respecto de la relación insumo/producto del trigo, que afortunadamente, se está revirtiendo a partir del último mes.

 

En efecto, la caída en los precios internacionales de los granos y, al mismo tiempo, el aumento de los insumos a raíz del impuesto país del 17,5% a las importaciones de esos productos, deterioraron los precios relativos producto/insumo y dieron lugar a unas primeras estimaciones de caida en el área de siembra.

 

Hoy tenemos recuperación del precio del trigo y caída en el costo de los insumos. Esperemos que en este “a todo trigo” se anuncien cambios positivos en las intenciones de siembra.

 

A esta dificil situación le sumamos aumentos desproporcionados de los peajes en rutas nacionales abandonadas,  de los inmobiliarios rurales, o de municipios que violan la ley creando impuestos disfrazados de tasas.

 

Es inconstitucional utilizar sistemas de percepción bancaria para, en algunos casos, cobrar impuestos no legislados o por encima de lo establecido en las respectivas leyes.   El banco central debería prohibir a los bancos realizar esas retenciones distorsivas que atentan contra la bancarización de nuestra economía.

 

Me voy a tomar el atrevimiento de hablar en nombre del campo argentino:

 

Sr. Presidente, sres. Gobernadores, sres. Intendentes: en el campo no hay más plata ¡¡se acabó, miren para otro lado!!!!

 

Porque, no obstante este reciente cambio positivo en los precios, una mirada hacia el futuro en términos del crecimiento sostenido de nuestra economía, sin restricciones externas, nos obliga a trabajar en la eliminación de los derechos de exportación del trigo.

 

Insisto, si argentina no tiende  una mirada a la productividad pagará un precio muy caro.

Nos dicen que las cuentas del estado no cierran.  También le aportamos la solución al sr presidente: elimine el privilegio que tiene un grupo de empresas instaladas en tierra del fuego. Son más de 1.000 millones de dólares cada año.  Desde 1972 todos los argentinos estamos regalando a esos empresarios  montañas de dólares.  Es hora de decir basta ¡son 52 años y más de 40.000 millones de dólares!

 

Basta de meterle la mano en el bolsillo a gente que está cosechando mucho menos de lo que pensaba, para regalarla a un grupo de privilegiados.

 

También nos preocupan  dos temas de índole comercial.

 

El primero se refiere a los problemas que podría ocasionar el trigo transgénico hb4, situación que ya hemos expuesto al gobierno.

 

Como los trigos transgénicos no son aceptados por los compradores externos, cualquier contaminación, hasta la no voluntaria, podría originar el rechazo del trigo de origen argentino, lo que implicaría una inevitable caída de su precio y el desprestigio para el país.  En dicho caso ¿quiénes se harán cargo de los costos ocasionados?

 

El segundo tema comercial se refiere a la necesidad de preservar las condiciones de transparencia, competencia, eficiencia y equidad que debe tener el mercado de granos.

 

Lamentablemente en los últimos años se advierte una tendencia a consagrar situaciones distorsivas impuestas por los compradores finales.

 

La exportación ha roto una norma histórica cual era que el exportador siempre pagaba con el tipo de cambio que cobraba.   Es inadmisible lo que ha pasado desde diciembre hasta acá donde este sector se ha apropiado de una renta que no le corresponde.  Se lo hemos reclamado al presidente de ciara/cec, pero nos gustaría escuchar las palabras de los presidentes de las empresas exportadoras  justificando su actitud.

 

Además, ¿alguien puede explicar por qué, en las operaciones con mercadería conforme o la enviada a fijar meses atrás, los exportadores pagan el 97,5% de contado y el 2,5% restante a 30 días sin ajustes ni intereses?

 

Este año la exportación en bahía blanca se queda por 30 dias gratis, con  el  5%  valor del trigo.

 

Esos mismos compradores, cuando compran en el matba/rofex, pagan el 100% al contado.

 

Años y años hablando con la faim para que desaparezca la condición “análisis molino”.  ¿se puede ignorar el derecho elemental de recurrir a la cámara arbitral para analizar calidad cuando hubiera discrepancia entre las partes? ¿dónde están los dueños de los molinos explicando esta situación?

 

Estos y otros temas fueron planteados por nuestra federación a la secretaría de bioeconomía para su análisis y consideración en una “mesa de comercialización,  transparencia y desregulación del mercado granario”. Aguardamos definiciones concretas de los funcionarios.

 

Y así como el estado tiene materias pendientes, en el sector privado no estamos exentos de la necesidad de urgentes cambios.

 

 

Porque nosotros también tenemos responsabilidades que cumplir: la producción  tiene  la responsabilidad de cuidar la calidad y sanidad de los granos cosechados, no se puede meter un cereal en un silobolsa e ir a mirarlo 4 meses después.  El acopio debe tener las instalaciones adecuadas para acondicionar  y mantener la calidad de los granos recibidos, y tanto los productores como los acopiadores debemos extremar recaudos en el uso de agroquimicos. Hay que tener siempre en claro que la higiene y la seguridad de nuestros trabajadores  es de importancia vertebral ¡responsabilidad es la consigna!

 

Nuestros compradores externos cada día exigen más inocuidad en lo que compran, esto obliga a toda la cadena a adoptar controles y trazabilidad comercial si queremos seguir vendiendo al mundo. Por eso la federación de acopiadores integra, desde el primer día, la plataforma visec, juntamente con la mesa de enlace, ciara/cec, y las bolsas, entre otros.

 

Es un requisito básico que nos exigen nuestros compradores de la unión europea para demostrar que argentina no desmonta. Y más allá de los debates y discusiones que estamos dando dentro y fuera de visec, no podemos olvidar jamás una premisa básica: “el cliente siempre tiene razón”.

 

 

Señores, un mercado serio, responsable, transparente y sin abusos se consigue -cuando existen discrepancias- con el diálogo entre las partes y si no hay acuerdo,  con el debate en las bolsas de cereales y también en las cámaras arbitrales y si continúan las divergencias ahí debe estar el estado presente para recordar cuál es el marco en donde se desenvuelven estas transacciones, porque en  el mundo entero los compradores de granos son un sector concentrado y los vendedores un sector diseminado, lo que hace que las fuerzas no sean parejas.

 

Hago mucho hincapié en consolidar las normas del comercio granario porque es algo que beneficia a todos los eslabones, productores o compradores, no importa.  No podemos poner en riesgo ese valor que tiene el comercio de granos, cual es la existencia de  “reglas y usos” consolidados  a través del tiempo. Por eso tenemos que cuidarnos entre todos y no pretender sacar provecho  en el corto plazo de situaciones anómalas.  Este cuidado es responsabilidad de las bolsas de cereales, de las cámaras arbitrales pero también del estado.

 

Hace años que estamos trabados en estas miserias mientras el mundo nos pasa por encima, juegan en otra liga.

 

Brasil anunciando una inversión de 6.000 millones de dólares para realizar un trazado ferroviario de las zonas de producción de soja y madera al puerto de paranaguá. EEUU y Brasil avanzando a pasos agigantados en el procesamiento de soja. Lo hacen porque hay legislación internacional acerca de la emisión de carbono, límites que se deben cumplir y eso implica, entre otras cosas, que los vehículos y aviones comerciales deban usar biocombustibles como los derivados del aceite de soja.

 

Los gobiernos de EEUU y Brasil han montado una política de biocombustibles impresionante que provoca la construcción de decenas de fábricas aceiteras.

 

¿y qué van a hacer con el 80% de la soja sobrante que es harina, principal producto de exportación argentino?  La van a exportar a los mismos países que estamos exportando nosotros.

 

¿a ver si alguien cree que esto perjudica sólo a Cargill, Bunge o Dreyfus?  Las consecuencias de estas jugadas internacionales las vamos a sufrir todos los argentinos, vivan en la matanza o en la quiaca.

 

Argentina necesita que la política de biocombustibles esté en la agenda diaria del presidente de la nación.

 

Por eso es necesario terminar con intereses sectoriales mezquinos y discusiones estériles para que la cadena salga en bloque a defender la producción argentina.

 

¿cómo vamos a ser competitivos si a 170 kilómetros de la capital federal hay que subirse a un molino para pedir fertilizantes porque no hay señal?

 

¿cómo vamos a ser competitivos si todavia discutimos el diferencial arancelario entre la soja y sus derivados? ¿es tan dificil  entender que el 10% de 100 es 10,  pero el 10% de 130 es 13?

 

¿cómo vamos a ser competitivos si Timbúes, Arroyo Seco y el resto de los municipios con puerto cobran 11.000 pesos por camión para pasar por un camino de 8 ó 10 kilómetros de un ripio destrozado yendo a paso de hombre?    11.000 pesos por camión x 2 millones de viajes son 22.000 millones de pesos por año que se le sacan al campo para 8 municipios a cambio de nada.

 

¿cómo vamos a ser competitivos si meter una mercadería adentro de un contenedor nos cuesta 50 dólares más por tonelada que nuestros competidores brasileños?

 

Urge escuchar las propuestas de desarrollo que tiene el gobierno para salir de esta decadencia vergonzante.

Y, si no, que nos convoquen para colaborar.

 

Amigas y amigos, estamos viviendo un momento de cambios trascendentales, los argentinos hemos asumido un enorme sacrificio personal porque aprendimos que hay cosas, como el superávit fiscal, que son elementales, que no tenemos destino si no limpiamos de toda corrupción los estamentos de los poderes públicos, nacionales, provinciales y municipales.

 

No es la primera vez que la sociedad debe sufrir importantes ajustes.  No podemos, una vez más, tirar a la basura todo este esfuerzo descomunal.

 

Y esto es responsabilidad de los funcionarios, pero también de nosotros, que debemos acompañar con nuestra labor cotidiana con honestidad y rectitud.

 

Esta nueva oportunidad sólo verá el éxito si somos una sociedad de conductas transparentes y debatimos los temas con respeto.

 

Hay mucho por hacer en argentina, hay enormes oportunidades, tenemos ventajas díficiles de conseguir en otros paises. Podemos construir una argentina nueva, con desarrollo, sin pobreza y exitosa.

De nosotros depende: a dios rogando y con la maza dando.

 

Muchas gracias.

Medio de comunicación
Prensa Acopiadores

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