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Los precios sostenidos que tiene hoy el ganado –a diferencia de los granos, que cotizan en baja– es la punta del iceberg del nuevo escenario para el sector.  Es que alumbran expectativas positivas por delante con el precio de los cereales pisados por las retenciones, una mayor disponibilidad de tierras luego de que el aumento de los costos (fletes) corriera hasta a la soja de zonas marginales, y la sostenida demanda externa e interna de la carne. Expectativas que son aún mejores ya que al tratarse de un negocio a dos o tres años, la inversión que se haga hoy rendirá cuando haya un nuevo gobierno, que -se presupone- mejorará la relación con el campo liberando exportaciones cárnicas.
 
 
 
“Hay una oportunidad única para la ganadería. Están dadas las condiciones para la inversión en todos los eslabones, tanto en cría, como en ciclo completo”. se entusiasma el director ejecutivo del Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario, Raúl Milano. “Si bien tienen ventajas quienes se mantuvieron en el negocio por sobre lo que deben hacer grandes desembolsos para recuperar la infraestructura, estamos terminando de elaborar un informe pronto a publicar que nos da proyecciones de rentabilidad en todos los eslabones de la cadena”, resalta el ejecutivo. Una rentabilidad en torno al 30% anual para el inversor.
 
 
 
“Pero el dinero para esas inversiones no vendrá del sector”, admite el propio Milano. Y en esa misma línea se expresa Roberto Guercetti, dueño de Conecar, cuando sostiene que “el dinero debe venir de la ciudad, de inversores de otros sectores con excedentes que hoy no encuentran dónde invertir, pero que ahora la rentabilidad ganadera los puede atraer; y soy muy optimista de que esto ocurra porque la ganadería tiene un gran futuro en el mediano plazo”.
 
 
 
Es que en el sector cada vez empieza a tallar más la idea de replicar en la ganadera el modelo de pool de siembra que tanto impulsó la actividad agropecuaria en la última década. “La clave es que vayan apareciendo empresarios que articulen el dinero de la ciudad con proyectos ganaderos serios y sustentable, una figura que hoy no está pero que está llamada a ser protagonista de la nueva ganadería”, insiste Milano.
 
 
 
Con el mismo convencimiento de que hay buen margen para invertir en el sector, hasta los mismos promotores de los “pooles ganaderos” no ocultan las dificultades que hay para concretarlos.  Por ejemplo, a diferencia de los fideicomisos agropecuarios, las inversiones son a más largo plazo y, por eso conllevan un riesgo extra que apostar por la soja del año próximo, con lo que la recolección de fondos en las ciudades (por ejemplo de profesionales,constructores, industriales) será más áspera. Y si de marketing se trata, la carne no tiene la seducción de dinero abundante que se ganó la soja en los últimos años. Y también, a diferencia del agro, su estructura de intermediarios (consignatarios) es más conservadora y menos sofisticada, por lo que ven más factibles que sean grupos cerealistas o financieros con una pata en el agro que antes administraron fideicomisos los que prueben ahora con proyectos ganaderos.
 
 
 
“Está todo encaminado para que se armen grupos administradores que junten inversores particulares, y hasta en un futuro vayan a la Bolsa, para financiar proyectos ganaderos serios, que los hay, como expansión de feedlots -aprovechando la cuota de exportación que habilitó la UE- pero también para en madres, cría y engorde a campo”, completó Guercetti.