NOTICIAS Y VIDEOS /

La laguna La Salada se convirtió en un problema para cuatro propietarios de campos linderos a la masa líquida -que no tiene ninguna salida- al avanzar sobre 300 hectáreas que se utilizaban para la producción. Además, se advirtió que si el nivel del agua sube siete centímetros se podría cortar, en algún punto, el camino asfaltado de acceso al pueblo de La Dulce.
Pascual Mammoliti comentó a Ecos Diarios: "vamos a tener que sacar el agua con bombas y tirarla a la ruta. Hace 10 años que estamos advirtiendo sobre el crecimiento de la laguna y no se ha hecho nada”.
La cuenca cerrada de la laguna pasó de ocupar entre 600 a 650 hectáreas a una superficie actual de casi 1.000 hectáreas.
Se estima que el nivel de la laguna subió casi tres metros, con los excesos de las lluvias y los aportes de agua que llegan del pueblo de La Dulce y de los campos de la zona de Lumb.
De las hectáreas que "tomó” la laguna, unas 200 pertenecen a Mammoliti y el resto se divide entre otros tres propietarios.
Proyecto
Para mantener la laguna en su superficie histórica se deberá hacer, según un proyecto de la Dirección de Hidráulica de la Provincia, una canalización de más de 800 metros, que atravesará una propiedad privada para evacuar el agua al río Quequén.
Sin embargo, según Ecos diarios por desinteligencias entre privados sobre la canalización y el destino que se le daría al agua, la obra no se llegó a finalizar.
Laguna que avanza
La laguna avanzó sobre hectáreas que se usaban para la agricultura; sobre un monte joven de eucaliptos de 1.000 metros de largo, implantado como cortina forestal; sobre construcciones (un pequeño muro de adoquines para contener el agua, una capilla, un fogón, una cabaña, un monturero y una batería de baños) y un camino interno del campo.
Actualmente, las aguas no se detienen y "amenazan” un gran potrero que se utiliza para la agricultura."Cuando se hicieron las construcciones el agua estaba como a 100 metros”, contó Mammoliti, que recordó haber insistido, en épocas de sequía, sobre la necesidad de buscarle una solución a la laguna.
En esa línea, el propietario se refirió a varias notas presentadas y a reuniones que tuvo en distintas dependencias provinciales para la realización de la obra.
"Nos ofrecimos a pagarla nosotros y que después evaluaran cómo nos podían reintegrar los fondos”, señaló.
Dijo que "las pérdidas son grandes” y calculó que "el reclamo no puede bajar de los 30 millones de pesos”. Según contó, el proyecto de canalización está concluido y aprobado hace más de 10 años.
Pero el nuevo diseño, para bajar el nivel de la laguna, implicaría dirigir la masa líquida hacia una alcantarilla -que se deberá agrandar- para que el agua pase por debajo la ruta 86. También, concretar un entubamiento por tierras privadas para que el agua desemboque en una laguna interna de un campo y, finalmente, en el río Quequén.