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Oportunidad histórica. Dos semanas atrás el presidente ruso Vladimir Putin decide bloquear por el término de un año el ingreso de carne bovina –entre otros muchos alimentos– provenientes de EE.UU., Canadá, la Unión Europea, Australia y Noruega.
 
Rusia es el primer importador mundial de carne bovina. Por esa razón en apenas horas las autoridades sanitarias rusas habilitaron a 58 nuevas industrias frigoríficas brasileñas para exportar carne vacuna a su territorio (hasta el momento sólo estaban autorizadas 31 plantas). El secretario de Política Agrícola de Brasil, Seneri Paludo, calificó tal evento como “una oportunidad para generar una revolución en la producción de carnes”.
 
Los rusos también solicitaron una mayor provisión de alimentos a la Argentina. Y especialmente de carne vacuna. Por eso esta semana los ministros de Industria y Agricultura, Débora Giorgi y Carlos Casamiquela, viajaron a Moscú para reunirse con el ministro de Agricultura de la Federación Rusa Nikolái Fiódorov.
 
El propio Fiódorov dijo ayer miércoles a su par Casamiquela que el bloqueo ruso “genera la necesidad de importar alrededor de 60.000 toneladas de cortes bovinos de alta calidad” (para tener una idea: en enero-junio de 2014 las exportaciones argentinas totales de cortes frescos bovinos fueron de 54.822 toneladas). La agencia oficial rusa Ria Novosti indicó que ambos ministros “firmaron un memorándum para la provisión de carne vacuna a Rusia”.
 
La cuestión es que, mientras Fiódorov y Casamiquela firmaban el memorando, ayer el secretario de Comercio Interior Augusto Costa, a través del subsecretario de ese organismo Ariel Langer, comunicó a representantes de frigoríficos exportadores que volverá a interrumpirse la emisión de “ROE rojos” por tiempo indeterminado.
 
La medida, según la cosmovisión de Augusto Costa, pretende promover una desaceleración de los precios minoristas de los cortes de carne bovina por medio de reducción de los valores de la hacienda
 
Es la segunda vez en lo que va del año que se aplica un cierre temporario de las exportaciones de carne bovina. La primera, que se instrumentó a fines de febrero, provocó en el primer semestre de 2014 una caída de las ventas externas de cortes frescos del 11,3% versus el mismo período de 2013.
 
La medida no tendrá impacto alguno en los precios del mercado de hacienda porque en los primeros siete meses de este año, según datos de Ciccra, la participación de la exportación representó apenas un 6,2% de la producción total de carne. Además, los animales faenados para exportación son novillos pesados (+430 kilos), los cuales generan cortes que, por su tamaño, no son aceptados por la mayor parte de los consumidores argentinos.