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Mark Lynas: "Los transgénicos redujeron el uso de pesticidas"

Un ecologista británico que en los años 90 participó de las campañas contra los cultivos transgénicos en Europa se ha convertido en la estrella de los foros de productores e industrias del agro en todo el mundo. En enero de 2013, en un discurso que dio en Oxford, hizo una profunda autocrítica y admitió que su activismo contra la biotecnología agrícola no tenía sustento científico. Se trata de Mark Lynas, periodista y escritor, que disertará mañana en el congreso de la Asociación de Maíz Argentino (Maizar).
 
Fuente Imagen
Martín G. Alzaga - La Nación
Por Cristian Mira (La Nación).- Lynas tiene varios libros publicados sobre el cambio climático y participó del film documental La era de la estupidez, que alerta sobre los efectos del calentamiento global. Tras haber investigado el tema, revisó su posición sobre los cultivos transgénicos. En una entrevista con LA NACION, antes de su viaje a la Argentina, habló sobre los cuestionamientos a la tecnología agrícola.
 


-¿Cuál es su opinión sobre el impacto que tienen las campañas ambientalistas en las decisiones políticas y en la opinión pública?
 
-El ambientalismo es más poderoso e influyente de lo que se cree. Sus campañas son claves para las decisiones políticas y la opinión pública en muchas áreas. Un ejemplo del impacto positivo del ambientalismo es el cambio climático. Todos los gobiernos lo tomaron seriamente y la opinión demandó acciones fuertes. Un ejemplo negativo, en cambio, es lo que dijeron sobre los organismos genéticamente modificados (OGM), que fueron prohibidos en muchos países por las campañas verdes. Esto impidió a la humanidad que tuviera una agricultura que se moviera en una dirección más sustentable. Eso es lamentable e impide a la humanidad solucionar problemas como el hambre y la pérdida de biodiversidad.
 
-¿Ninguno de los argumentos de las organizaciones ambientalistas tiene bases científicas?
 
-Los argumentos contra los OGM se presentan en un lenguaje científico, pero no tienen una base científica. Los ambientalistas que hacen campañas contra los OGM son llamados adecuadamente anticientíficos porque rechazan a los expertos que dicen que los granos transgénicos son seguros. Se parecen a los negacionistas del cambio climático. Esto es lo que hacen los grupos ambientales importantes como Greenpeace y los convierte en hipócritas. Debilita sus campañas sobre el clima también. Cualquiera puede creer en la ciencia o no, pero ellos no pueden hacer como si estuvieran recogiendo cerezas del suelo y adaptar la agenda a la ideología.
 
-Los productores y las industrias del agro, sobre todo en la Argentina, creen que tienen un problema de comunicación con la sociedad. ¿Está de acuerdo?
 
-Sí. Una de las principales razones de la reacción anti-OGM en todo el mundo es que a la gente no le gusta la agricultura moderna,piensa que es demasiado industrializada, artificial y perjudicial para el medio ambiente. Hay algo de razón en estos argumentos, a pesar de que no tienen nada necesariamente que ver con los OGM, porque en realidad pueden ayudar a mitigar estas tendencias.
 
-Entonces, ¿cómo deberían mejorar la comunicación?
 
-Los agricultores tienen que explicar por qué tienen que usar agroquímicos y maquinaria agrícola. Hay gente con la que hablo que cree que los agricultores usan pesticidas porque son como el demonio y están destruyendo la tierra. Si éste no es el caso, entonces los agricultores tienen que convencer a las personas de que están haciendo lo correcto y sólo pueden hacerlo si utilizan las mejores prácticas agrícolas. En cuanto a la agroindustria, tiene que convencer a la gente de que no está motivada únicamente por los beneficios económicos y que no destruye la forma de vida de los agricultores. Las acciones hablan más que las palabras. Esto no se resuelve con agencias corporativas de relaciones públicas.
 
-Cuando habla o discute con sus ex colegas de las organizaciones ambientalistas, ¿cómo reaccionan?
 
-Inicialmente, mis compañeros ambientalistas quedaron sorprendidos e indignados. Pero ahora que ha transcurrido un tiempo, los sentimientos se han enfriado un poco, excepto entre los extremistas. Ha quedado muy claro que la campaña anti-OGM está provocando una reacción violenta en contra de ellos. Grupos como Greenpeace se dan cuenta de que seguir trabajando contra la biotecnología es una decisión arriesgada. Esto se ve cuando se oponen a los proyectos de biotecnología humanitaria como el arroz dorado, que podría salvar miles de vidas entre las personas más pobres.
 
-El cuestionamiento a los transgénicos no tuvo mucho eco en la Argentina. Sin embargo, sí lo tiene la aplicación de herbicidas y otros fitosanitarios. ¿Cuál es su opinión sobre el tema?
 
-Hasta cierto punto estoy de acuerdo con el deseo de reducir e incluso eliminar el uso de productos agroquímicos. El proyecto que estoy trabajando actualmente en Bangladesh con la Universidad de Cornell tiene como objetivo hacer justamente esto: los agricultores que cultivan berenjena OGM han sido capaces de reducir el uso de insecticidas en hasta un 100%. Esto es genial, porque se estaban exponiendo a sí mismos y a los consumidores a las toxinas, antes de que fueran capaces de obtener una planta resistente a las plagas. Los cultivos transgénicos han reducido enormemente el uso de los pesticidas más dañinos, y continuarán haciéndolo..
Medio de comunicación
La Nación

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