NOTICIAS Y VIDEOS /
La huella del agua
El contexto actual está marcado por la creciente presión sobre los recursos de agua dulce que impone la necesidad de aumentar la producción de alimentos, el rápido crecimiento urbano y el cambio climático. Por lo tanto, para encarar el tema es prioritario conocer cuánta agua se gasta, en qué y cómo. Y a partir de allí poder actuar, tomando las decisiones políticas y generando las estrategias que lleven a un uso eficiente del recurso.
Para ello, una herramienta de gran utilidad es la Huella Hídrica (HH), que mide cuánta agua dulce se utilizó en todas las etapas y procesos involucrados en un producto o servicio hasta que llega al consumidor. La Huella Hídrica está integrada por tres componentes: las huellas verde, azul y gris. En el caso de los productos agrícolas, la verde es el agua que proviene de las lluvias, la azul es la utilizada en riego (superficial y subterráneo), y la gris es la que se emplea para diluir el agua contaminada.
Para la Argentina, como país netamente exportador de alimentos, el tema no es menor debido a la creciente incidencia que en los últimos años tiene en el comercio internacional. Al respecto, se conoce como agua virtual de un producto a la que se necesita para generarlo y que consecuentemente se va al exportarlo. Por lo tanto, es agua que no utiliza para ese fin el país importador y que puede destinar a otros fines con mayor rendimiento económico y social. Es indudable que resulta mucho más fácil y barato transportar 1.000 toneladas de trigo que 1.000.000 de metros cúbicos de agua para producirlo. Existen estudios que indican que el 77% del comercio internacional de alimentos básicos, cómo maíz, soja y trigo, está basado en el agua verde de los países exportadores.
La diversidad productiva de la Argentina genera complejidades para el estudio de la Huella Hídrica, sin embargo ya hay avances importantes en distintas regiones y productos. Con ese objetivo, la Fundación Botín, de España, decidió financiar un estudio para la determinación de la Huella Hídrica de los principales rubros de le economía de los países de la región, entre los que se encuentran Argentina, Chile, Brasil, Perú, México, Costa Rica y Colombia. En la Argentina ese proyecto está coordinado por la licenciada María Josefa Fioriti, que pertenece a la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación.
Además, en febrero de 2012 se creó la Red Argentina de Huella Hídrica (RAHH), motorizada desde el Grupo CLIOPE, de la Facultad Regional Mendoza de la Universidad Tecnológica Nacional. La RAHH está integrada por profesionales, investigadores, docentes y otras personas e instituciones a quienes les interesa la gestión sostenible del recurso hídrico. Su objetivo es estudiar la problemática asociada al uso, consumo y distribución del agua en las diferentes actividades económicas y difundir la metodología de la Huella Hídrica como indicador de sostenibilidad del uso del agua. Están motivados por el ánimo del trabajo en conjunto para crear un espacio de intercambio de opiniones que permita proponer y promover lineamientos claros y acciones concretas.
Entre los trabajos realizados por el Grupo CLIOPE se encuentra la determinación de la huella hídrica verde, azul y gris de la soja y de la colza como materias prima para la obtención de biodiesel y del biodiesel como combustible a partir de biomasa. Los resultados muestran que el consumo de agua (huella hídrica verde y azul) de la producción de colza como cultivo energético es de 1.686 m3 por tonelada de grano, mientras que para el caso de la soja es de 1.935 m3 por tonelada de grano. Otro trabajo llevado a cabo por investigadores de ese grupo de la UTN de Mendoza enfocó el estudio de la huella hídrica verde y azul de la uva cabernet sauvignon y malbec para vinificar considerando dos sistemas de riego, presurizado y superficial. Se concluyó en que en esa región (oasis norte de la provincia de Mendoza) la componente azul (agua de riego) de la huella hídrica total de la uva para vinificar tiene un peso significativamente mayor que la huella hídrica verde asociada al consumo de agua de lluvia. Por lo tanto, la clave para hacer un uso eficiente del recurso hídrico en una región de tierras secas es la eficiencia en los sistemas de riego, maximizando el aprovechamiento del agua disponible para tal fin. A partir de ese trabajo los especialistas señalan que la huella hídrica por unidad de producto se puede llegar a reducir en hasta un 50% aplicando sistemas de riego más eficientes.
Un trabajo realizado por técnicos de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Entre Ríos y de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la Universidad Nacional del Litoral evaluó el agua virtual exportada por la cuenca baja del río Salado, afluente del río Paraná que se ubica en el centro de la provincia de Santa Fe. En esa región se desarrolla una intensa actividad agropecuaria e industrial. En un área de aproximadamente 600 kilómetros cuadrados se realizan diferentes cultivos en secano y bajo riego complementario. Los principales cultivos de primavera-verano son, en orden de importancia la soja, el maíz, la moha y el sorgo que cubren una superficie sembrada aproximada de 13.540 hectáreas. El trigo es el principal cultivo de invierno con alrededor de 2.200 hectáreas sembradas. La ganadería, tanto para producción de carne como de leche, presenta un valor cercano a las 40.000 cabezas de ganado. En el área existen más de 30 industrias principalmente metalúrgicas, frigoríficas, lácteas y alimenticias.
El estudio estima que en esa región la cantidad de agua virtual exportada es de 342 mil millones de litros de agua por año. La ganadería de carne representa el 38 %, la agricultura el 17%, la producción lechera el 16% y el 29% restante corresponde al agua virtual exportada por el sector industrial.
Otro trabajo, realizado por Oscar Duarte, de la Universidad Nacional de Entre Ríos, determinó la Huella Hídrica del cultivo de arroz en esa provincia, que es la principal productora del país. De allí surge que cada 1.000 kilos de arroz producidos la demanda, entre las huellas verde, azul y gris del cultivo, es de 1.773.000 litros de agua.
Herramientas como la huella hídrica y el agua virtual son necesarias para encarar programas que permitan mejorar la eficiencia de utilización del recurso, e indudablemente seguirán ganando terreno en los planes de producción del sector agropecuario.
Recuadro:
Un toque de atención
El pasado 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua. Como homenaje a la conmemoración de su 20º aniversario, pero fundamentalmente para llamar la atención sobre el tema, la Organización de la Naciones Unidas (ONU) decidió declarar a 2013 como el “Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua”.
En la celebración, Ban Ki-moon -Secretario General de las ONU-, dijo que: “Una de cada tres personas vive en un país con escasez de agua entre moderada y alta, y es posible que para 2030 la escasez afecte a casi la mitad de la población mundial, ya que la demanda podría superar en un 40% a la oferta. Cada vez hay más competencia entre agricultores y ganaderos; entre el sector industrial y el agropecuario; entre la ciudad y el campo; entre las cuencas hidrológicas altas y las bajas; y entre quienes viven a uno u otro lado de las fronteras. El cambio climático y las necesidades de la población, que sigue creciendo y prosperando, significan que debemos trabajar en conjunto para proteger y administrar este recurso frágil y limitado”.
“La agricultura es el mayor consumidor de agua dulce, y cada vez es más urgente conciliar las demandas de este sector con las necesidades de uso doméstico e industrial, en particular la producción de energía. El cambio climático también plantea una amenaza cada vez mayor a la productividad agrícola y la seguridad alimentaria. Mi ’Reto del Hambre Cero’ promueve la agricultura sostenible mediante el intercambio de las mejores prácticas y el aprovechamiento de las tecnologías más convenientes, a fin de que tanto los pequeños agricultores como las grandes empresas agroindustriales puedan incrementar el rendimiento de sus cosechas”.
“La baja de los precios internacionales de los granos y la actualización de costos nos colocan en una zona roja de la cual debemos salir de manera inmediata”, dijo el titular de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara.
El pasado miércoles 16, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso participó de una reunión de la Mesa de Trabajo para la Seguridad Rural con representantes de diferentes entidades que nucléan a los productores rurales, con el objetivo de coordinar acciones para prevenir los delitos en las zonas rurales de la Provincia de Buenos Aires.
Lo resolvió la presidenta del directorio de gestión y funcionaria cercana al gobernador Axel Kicillof, Jimena López; se seguirá en el trabajo de una próxima licitación; había incertidumbre sobre la continuidad luego que trascendiera un supuesto interés del gobierno provincial de controlar un 30% de la operatoria. LA NACION - 26/09/2024
Enviá tu comentario