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Avanzar a paso de tortuga o como la liebre danesa
Ahora bien, y en tren de seguir comparando, ¿cuál es el nivel de frustración que debería sentir un país favorito como el nuestro para aprovechar la gran oportunidad de negocios que brinda un mundo demandante de alimentos frente al inesperado éxito de un país-tapado al que nadie le asignaba demasiada atención?
Dinamarca ocupa la cuarta parte de la superficie de Uruguay o la séptima de la provincia de Buenos Aires. Con ese tamaño se las arregla para que el valor de sus exportaciones alcance los 16.000 millones de dólares, la mitad de las nuestras, el país favorito. El ritmo de crecimiento de sus ventas al exterior en los últimos trece años fue impresionante: aumentaron cuatro veces.
Este pequeño país transformado en un gigante agrícola ha generado marcas globales de la alimentación como Arla Food, Danish Crown, Rose Poultry y DuPont Danisco. Y también le ha dado lugar a la aparición de pequeñas y medianas empresas de servicio, de tecnología e información agropecuaria que compiten internacionalmente.
"Nuestra palabra clave es la innovación constante, nada se queda quieto. Así logramos mejoras significativas en la productividad. Innovan tanto las grandes empresas procesadoras como los productores en sus granjas", afirmaba semanas atrás Martin Merrid, que además de productor es el máximo representante de las empresas privadas del sector agrícola y alimentos de Dinamarca. Merrid había participado de una reunión en la Cámara Argentino-Danesa con empresas exportadoras, grandes productores como Adecoagro y entidades como Aacrea y Aapresid, donde se discutió la relevancia que dan las empresas danesas a la sustentabilidad y a la certificación de la materia prima comprada. Para alimentar a sus 30 millones de cerdos, que "conviven" con los 5,6 millones de habitantes, Dinamarca compra una parte importante de la soja argentina que se exporta a la Unión Europea. De más está decir que la creciente preocupación del consumidor europeo por la producción sustentable tiene implicancias directas en la cadena de la soja argentina.
Lo realizado por Dinamarca debería ser un estimulo y una confirmación de que no es utópico pensar que el desarrollo del negocio agroalimentario en la Argentina no tiene techo.
Las comparaciones no deberían restringirse a los rubros de producción y exportaciones. Lamentablemente no hay registros disponibles de lo ocurrido en los últimos años en otros rubros críticos para la competitividad como es la infraestructura. "Regresó el costo argentino", advirtió Gustavo López como conclusión de un reciente trabajo realizado para la Fundación Producir Conservando. Allí advierte sobre el deterioro de los caminos, la obsolescencia de los ferrocarriles y el acceso a los puertos. Sin infraestructura, la producción avanza con un freno de mano puesto.
Si no es a fuerza de comparaciones, ¿entre la nube de mosquitos, habrá algún tábano socrático que nos despierte de esta siesta inoportuna?.
“La baja de los precios internacionales de los granos y la actualización de costos nos colocan en una zona roja de la cual debemos salir de manera inmediata”, dijo el titular de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara.
El pasado miércoles 16, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso participó de una reunión de la Mesa de Trabajo para la Seguridad Rural con representantes de diferentes entidades que nucléan a los productores rurales, con el objetivo de coordinar acciones para prevenir los delitos en las zonas rurales de la Provincia de Buenos Aires.
Lo resolvió la presidenta del directorio de gestión y funcionaria cercana al gobernador Axel Kicillof, Jimena López; se seguirá en el trabajo de una próxima licitación; había incertidumbre sobre la continuidad luego que trascendiera un supuesto interés del gobierno provincial de controlar un 30% de la operatoria. LA NACION - 26/09/2024
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