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Por Martín Bravo

La cosecha fue pobre, prácticamente nula, y quedó lejos aquel ímpetu con el que ingresaron al Congreso hace cuatro años, en el turno electoral que le siguió a la pulseada que le habían ganado al Gobierno con la resolución 125. A cinco meses del final de sus mandatos, los “agrodiputados” no consiguieron sancionar ninguno de los proyectos que presentaron con el impulso de las entidades rurales. Ni en los primeros dos años, cuando los bloques opositores se imponían al oficialismo si lograban ponerse de acuerdo, y mucho menos desde que el kirchnerismo recuperó el control de la Cámara baja.
 
Quedaron en el camino desde la rebaja de las retenciones, la reforma de la ONCCA y la ley de arrendamiento como las iniciativas principales hasta propuestas más específicas vinculadas a los seguros agrícolas e incentivos para economías regionales. Tampoco avanzó el proyecto para crear una comisión investigadora de las irregularidades del organismo que estaba comandado por Ricardo Echegaray, luego disuelto por el Ejecutivo ante las denuncias de corrupción. “La oposición es heterogénea y no sacamos las leyes que le hacen falta al sector, pero eso no fue responsabilidad nuestra.
 
Más allá de las expectativas, 11 diputados no podían cambiar la legislación”, argumentó el formoseño Ricardo Buryaile, ex vicepresidente de CRA e integrante del bloque radical como la mayoría de los legisladores con origen rural. En ese espacio también recalaron Ulises Forte (La Pampa), Pablo Orsolini (Chaco), Juan Casañas (Tucumán), Lucio Aspiazu (Corrientes), Atilio Benedetti y Jorge Chemes, los dos últimos de Entre Ríos. El grupo lo completan Hilma Ré (también entrerriana, de la Coalición Cívica), los cordobeses Gumersindo Alonso (cercano a Luis Juez) y la delasotista Estela Garnero, y el salteño Alfredo Olmedo, macrista al entrar al Congreso y luego funcional al kirchnerismo.
 
Durante los dos primeros años (2009-2011), en los que el oficialismo tenía menor margen para frenar los proyectos, impulsaron una rebaja de retenciones aunque los espacios opositores se dividieron incluso dentro de algunos bloques (como el radical) y los propios agrodiputados: una parte proponía segmentarlas, otra la disminución para todos los productores. Resultado: nunca llegó al recinto. “Para conseguir consenso había que ponerse de acuerdo desde el PRO hasta la izquierda. Pero todo lo que prometimos en la campaña lo plasmamos, por lo menos yo. Vamos a seguir peleando desde el terreno que nos toque”, aseguró Forte.
 
A partir de 2011, el oficialismo recuperó la mayoría y las críticas recayeron en la Comisión de Presupuesto, el tapón para los proyectos opositores. Su titular, Roberto Feletti, las rechazó con el argumento de que llegaba una “catarata de propuestas para disminuir impuestos” y atribuyó el objetivo a “ reducir la capacidad del Estado de asignar recursos en la economía”. Apenas avanzó una prórroga del fondo ovino e incentivos a la apicultura, y el kirchnerismo sancionó el nuevo estatuto del peón rural, con el rechazo de la mayor parte de los agrodiputados. Pese a la cosecha, algunos le tomaron el gustito al Congreso: buscarán renovar sus bancas -como Buryaile y Casañas- y otros entrar, como Alfredo De Angeli en el Senado.


Foto: Clarin.com