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La semana pasada, los ruralistas organizaron una jornada en el Obelisco para mostrarle a los porteños que, por culpa de las políticas oficiales, los productores cobran poco pero los consumidores pagan mucho, como en el caso de frutas, verduras, carnes y lácteos. Allí escribieron una carta a la presidenta Cristina Fernández pidiendo soluciones, por ejemplo frente a los altos fletes y la carga impositiva que sufren las economías regionales, que son las que hoy están motorizando la protesta.
 
“Hay que imaginarse que si hoy la soja no es rentable, cómo están de complicados el resto de los cultivos”, dijo ayer en declaraciones a Canal Rural, Julio Currás, de Federación Agraria.
 
La medida de fuerza no incluiría cortes de ruta, pero sí a productores controlando caminos y accesos evitando que granos vayan a los puertos.
 
“El productor ya vendió la soja que necesitaba para pagar las cuentas y el resto la guarda porque no le conviene vender con un dólar oficial menos retenciones, que da una paridad cambiaria menor a la que había en la convertibilidad, y por eso no tendrá problemas en acompañar con un cese comercial de diez días”, agregó.
 
Es cierto el dato que aporta Currás en el sentido que pese a estar en época de cosecha gruesa y buenos precios la actividad no está a full en la Bolsa (dónde no se negocian más de 25 mil toneladas diarias como los 50 mil de años anteriores) ni en los puertos (que reciben a razón de 4 mil camiones diarios contra los 7 mil de semanas pasadas).
 
Un paro comercial tiene efecto en los embarques, si se extiende, y podría complicar el normal ingreso de divisas por exportaciones del complejo oleaginoso.

Foto: coninagro