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De a poco el frío se asienta en las principales áreas metropolitanas del país y con él aumenta el consumo de gas natural. Tal es así que durante el día de ayer hubo denuncias de que se le restringió el uso de este combustible térmico en un 40 por ciento a 300 de las principales empresas del país, con el fin de priorizar el consumo residencial. Ahora se baraja la posibilidad de importar gas natural de Bolivia.
 
Sin embargo, para el experto en biogás Leonardo Genero, coordinador del Programa Tecnologías Socialmente Apropiadas de la Fundación Proteger, es viable suplantar ese volumen requerido de gas convencional por el ecológico pero hay que apuntar a medidas de mediano y largo plazo para ello.
 
Redoblando la apuesta, para el especialista es posible generar todo un ducto que funcione a biometano, elemento con similares características al gas natural conseguido a través de la purificación del biogás, resultante del proceso de biodigestión, el cual puede usarse no sólo para automóviles, como si fuera GNC, sino en cocinas y estufas convencionales.
 
“Está claro el ejemplo de Alemania, que utiliza biometano en red y tienen vehículos funcionando a biometano”, ejemplifica Genero, al tiempo que señala que la nación teutona tiene muchos menos recursos biomásicos (materia prima como  trigo, estiércol animal, o desechos urbanos) que Argentina para generar biogás.
 
Cuenta que hace algunos años hubiera sido imposible plantearse un reemplazo del gas natural por esta tecnología renovable en nuestro país, pero que hoy hay empresas nacionales serias trabajando en la materia, con amplios recursos técnicos, y hay expertos argentinos que conocen muy bien del tema para aplicar su desarrollo. Sin embargo, remata: “Lo que se complejiza en la Argentina de hoy no es mucho la tecnología sino la generación del mercado”.
 
“La decisión de estimular este tipo de energías es una cuestión de estrategia para un país. Argentina tiene una disponibilidad de recursos muy amplia para las energías renovables como la solar, la eólica, la biomasa, pero también para las no renovables, como el caso de Vaca Muerta; el cambio radica entonces en tomar una política fuerte en adoptar el uso de las energías alternativas”, cierra Genero.