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“Yo no puedo saber quién fue el que tiró la primera piedra, pero el día en que en el sector cerealista rompimos el esquema tradicional del comercio, convertimos en mercado de granos en una batalla de todos contra todos siendo la gran víctima la transparencia en la formación de precios”. La frase es del presidente del Centro de Corredores de Buenos Aires, Javier Buján, quien disertó ayer en el segundo día de una jornadas de capacitación en mercados de granos que organizó en capital federal la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y el Mercado a Término de Buenos Aires, y a la que asistió punto biz.
 
El dato que más llamó la atención a los periodistas que asistieron a los encuentros fue que en vez de escucharse, como suele ocurrir con el campo, quejas por la intervención de Estado en los mercados, la constante de los disertantes (acopiadores, corredores, camaristas) fue el pase de facturas por las políticas comerciales internas de los propios eslabones empresarios de la cadena que, aseguran, conspiran contra la existencias de mercados robustos y transparentes. No quiere decir que no se haya señalado que el control de las exportaciones (ROE) y las excesiva carga impositiva fueron nocivas para la producción  y el comercio, sin que esta vez el foco lo pusieron el daño “autoinfligido”.
 
Ayer Buján estuvo muy filoso. Y  no se salvó nadie: repartió para cooperativas, productores, exportadores y su propio gremio. “El productor aparece como el ganador al poder vender directo al exportador al ahorrase la comisión de la intermediación. Pero lo cierto es que no miran la liquidación. No se dan cuenta de que nadie les regala nada y se lo cobran por otro lado. Hay un montón de costos ocultos que no ven. Pero ellos van por ahí contentos y orgullosos diciendo “yo le vendo a Cargill”, cuando en realidad no le regalan nada y encima hipoteca su futuro al quitarle el necesario volumen que necesitan los mercados de las Bolsas para ser transparentes. En el norte, por ejemplo, les cobran flete camionero cuando mandan el grano por tren”, dijo.
 
También se quejó de las cooperativas. “El precio que ponen en los carteles en las rutas no es real. Quiero ver cuánto llega finalmente al productor después de los descuentos que le hacen”, dijo y disparó: “Hay que poner en debate en la sociedad por qué no pagan Impuesto a las Ganancias como si fueran cooperativas de fomento cuando son grandes corporaciones empresarias”. Y de los exportadores, dijo, son otros de los “grandes ganadores” del “todos contra todos” en el que se convirtió el mercado. También cuestionó que “corredores hayan salteado a los acopios y se pongan a hacer directa con el productor, cuando al mismo tiempo se quejan cuando hace eso el exportador”.
 
Finalmente, propuso como solución “llevar todas las operaciones –disponibles, directas, fowards, a los mercados formalizados, como son los términos, dónde al final de cada rueda se pueda saber a ciencia cierta cuántas operaciones se hicieron, a qué precio y en qué condiciones. “Hay que crear mercados grandes en volumen, como es el modelo de Chicago, para que así nadie pueda manejarlos y genere precios de referencia transparentes”, concluyó el presidente del Centro de Corredores de Buenos Aires.