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Exportadores de granos decidieron esta campaña no comprarle más soja a los llamados “corre-acopio” con el argumento de que, apuntalados por operaciones financieras, el año pasado inflaron artificialmente su precio. Se trata de un contrapunto entre peso pesados. De un lado, grandes exportadores (Cargill, Bunge, Vicentín) y del otro los corredores más importantes: Grimaldi Grassi, Guardatti-Torti, BLD. Y lo que está en juego es clave: el precio de la soja.
 
Al integrarse con acopios, estos corredores pueden operar en ambas puntas (comprando y vendiendo) capturando la más conveniente del día y arbitrando esa posición con negocios financieros en mercados a término, como el dólar futuro. Al disponer, por estos negocios financieros, más dinero ofrecen precios más altos por la soja. Y como así atrajeron volumen, los exportadores –necesitados de la soja- firmaban con ellos convenios de abastecimiento con compromiso de entregas mensuales a fijar por Pizarra.
 
El año pasado, los exportadores recibieron una paliza: corre-acopios pagaban alto la soja en mercados del futuros inflando así la Pizarra por la que cobraban los convenios. Los corredores chicos, en tanto, se retiraban del mercado vendiendo foward a fijar por Pizarra cobrando alto por esos valores que generaban los corre-acopio.
 
Pero este año, y aprovechando una cosecha de soja más grande, los exportadores respondieron: no firmaron convenios con “corre-acopio” y les dejaron de comprar diariamente. También dejaron de hacer fijaciones por Pizarra. ¿Cómo reemplazarán esos granos? Van al mercado de la manera tradicional y vía compra directa.
 
También hay exportadores que siguen comprando a corredores (Grmiladi Grassi) pero no a su acopio (Commoditie). En efecto, exigen que el grano venga consignado a nombre del productor y no del acopio propio que los aglutina (trayéndolos a la figura del corretaje) o piden que no llegue a puerto sin pasar previo por la planta de acopio que lo envía, a diferencia de lo que venían haciendo.
 
El golpe para los “corre-acopio” es fuerte, pese a que en público lo minimizan. Igual, tienen espalda financiera para agunatar y proyectan que exportadores con menos acopios propios, por necesidad logística, terminarán aflojando.
 
¿Bajará esta medida el precio de la soja? Lo que hace es desbaratar esas “posiciones financieras” que, para exportadores, inflan artificialmente el precio.  También les vuelve a dar más control, porque entre convenios y ventas a fijar por Pizarra sentían que los intermediarios les manejaban el negocio.
 
Pero eso no significa necesariamente que bajen los precios, ya que pesan más otros factores (precios externos, volumen de cosecha).  En todo caso, desde la lectura exportadora, subirán o bajarán por cuestiones de mercado pero no apalancados artificialmente por “posiciones financieras”. Con todo, habrá que esperar el paso de los días.
 
Por caso,  el viernes la soja cotizó a $2.430 en el mercado, mientras que corredores grandes (con mucho volumen) vendieron a $2.450 y corre-acopio compraron a $2.480 y $2.490.  Lo que en la práctica se ve es que acortaron esa diferencia que ahora es de $30/$40 cuando en 2013 legó a $100. Y por lo que se ve, por ahora, los corre-acopio se defienden calzando (cubriendo) con operaciones a futuro (los$2.490 que pagaron es el precio que cotizó la soja mayo).