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Laspina/Fidanza: Vienen sacudones y se necesita a alguien de prestigio

El economista Luciano Laspina y titular de la consultora Poliarquía, Eduardo Fidanza, hablaron con el periodista de la radio LT 8, Raúl ‘Bigote’ Acosta acerca de la situación actual de la administración cristinista y el contexto político en los 2 últimos años de mandato de la Presidente. Laspina advirtió que el Gobierno “va a tener que buscar otro equilibrio, quizás con tasas de interés más altas, y un dólar un poco más alto”, aunque eso implica más inflación y menos de actividad. Para Fidanza, “por más esfuerzos que algunos ministros estén haciendo no son personas que estén en condiciones de sacar esto adelante” y propone “un programa económico” que lleve adelante “alguien de prestigio”.
El periodista de LT 8 de Santa Fe, Raúl ‘Bigote’ Acosta, entrevistó al economista Luciano Laspina y al titular de Poliarquía, Eduardo Fidanza. Sobre el primero (Licenciado en Economía de la Universidad Nacional de Rosario y Master en Economía de la Universidad del CEMA) se refirió a la política económica y la devaluación. En lo saliente, propuso que “lo primero que necesitas para bajar la inflación es que haya un compromiso con bajar la inflación desde la cúspide máxima del poder político. Y eso hoy, aparentemente, no está”. Consideró que las primeras medidas de Axel Kicillof han sido insuficientes y que “vamos a tener por delante algunos sacudones más”.
 
Y hacia adelante, estimó: “va a tener que buscar otro equilibrio, quizás con tasas de interés más altas, y un dólar un poco más alto, y eso, como vos sabés, implica un poquito más de inflación y un poco menos de actividad partiendo de niveles ya pobres, en materia de actividad la economía está estancada y la inflación está muy alta”.
 
En tanto, Fidanza pidió a “alguien de prestigio” que conduzca la economía y brinde la confianza que los nuevos funcionarios elegidos por Cristina no están transmitiendo.
 
Primero, la entrevista de ‘Bigote’ Acosta con Laspina:
 
- Una sola pregunta, ¿es mentira o es verdad la inflación? ¿Cómo podemos salir? ¿Qué podemos hacer?
 
- La inflación está hoy a una velocidad no menor al 30% y en ascenso.
 
- ¿30% anual?
 
- 30 interanual, es lo que da enero.
 
- No hay modo de vivir con una inflación así. Me corrijo, modo hay, pero no es el mejor.
 
- La mala noticia es que, en los últimos meses, si anualizás la inflación que tuviste en noviembre, diciembre y enero está más cerca del 40 o 50% anualizado. Lo cual no quiere decir que todo el año se repitan estos índices descomunales de inflación que hemos tenido en diciembre y que se esperan para enero y febrero. Pensá que para enero ya se está hablando de una inflación cercana al 5% y febrero se estima alrededor del 3 o 4%, lo cual te da para el primer trimestre del año una inflación que no va a estar por debajo del 10% o más; anualizado es arriba del 40. Esto es un poco la velocidad crucero que ha tenido la inflación en los últimos meses, en particular a partir de la devaluación brusca que ha tenido el peso durante enero.
 
En este marco, parar la inflación requiere un esfuerzo muy grande. Un plan, como se dice siempre. Un plan integral está de moda decir. ¿Qué significa esto? Ordenar las cuentas fiscales, dejar de emitir moneda…
 
- Eso que estás planteando, que sería la sobriedad, el racionalismo, los pies en la tierra, ¿es posible?
 
- Yo creo que lo primero que necesitas para bajar la inflación es que haya un compromiso con bajar la inflación desde la cúspide máxima del poder político. Y eso hoy, aparentemente, no está. O sea, hay cuenta negación del problema. Ya creo que ni siquiera es negación, ya creo que es un desgobierno respecto a lo que está pasando con la situación económica, con el gobierno corriendo a los problemas desde atrás, con medidas poco estudiadas.
 
- Ayer lo decía Roy Cortina, hace un par de años lo decía Hermes Binner, la semana pasada lo decía Mario Negri, si hablas con gente de Massa dicen algo parecido. ¿Qué es lo que dicen? Sentarse a una mesa donde estén todos, consejo económico y social, o acuerdo social. ¿Es posible algo de eso?
 
- Yo creo que sí. Si hay voluntad política el resto de los actores se van a alinear. El sindicalismo ha sido bastante complaciente en los últimos años respecto a muchas medidas que ha tomado el gobierno. Yo creo que hay ánimo de discutir, pero me parece que el gobierno tiene que integrarse y ser un poquito más humilde y sentar a todos los actores en la mesa. Y hacer su parte, poner su parte, porque es fácil pedir a los sindicalistas que el pedido del aumento salarial no supere el 25% pero el gobierno tiene que hacer lo suyo en materia de ordenar los gastos fiscales y dejar de emitir moneda a lo pavo. ¿Por qué en el fondo qué es lo que está pasando? El gobierno tiene un gran déficit fiscal, que supera largamente los cien mil millones de pesos, y que eso se lo financia básicamente emitiendo moneda; y en ese descontrol de emisión de moneda se escapa el dólar y la inflación tiende a acelerarse.
 
 
- ¿Sos optimista en cuanto a los dos años que quedan hasta diciembre del 2015?
 
- Yo creo que hay que ser muy prudente, no alentar expectativas descabelladas ni de pánico en la población. Me parece que el gobierno está corriendo atrás de los acontecimientos y eso garantiza que va a haber un par de ramos más por delante en materia de sacudones, por decirlo de una manera. Pero que eso no va a ser nada desestabilizador, por lo menos desde el punto de vista crítico, me parece a mí. Yo creo que vamos a tener por delante algunos sacudones más, en la medida en que el gobierno pueda estabilizar un poco la situación. Hoy está intentando con este plan de poner el dólar a 8 y la tasa de interés al 25% y hasta el momento viene perdiendo reservas; lo cual quizás anticipa que va a tener que buscar otro equilibrio, quizás con tasas de interés más altas, y un dólar un poco más alto, y eso, como vos sabés, implica un poquito más de inflación y un poco menos de actividad partiendo de niveles ya pobres, en materia de actividad la economía está estancada y la inflación está muy alta.
 
La entrevista de ‘Bigote’ Acosta con Eduardo Fidanza:
 
- Soy lector de notas suyas en La Nación. Una de las cosas que usted dice es que el sector progresista está en el 80% de la población, si esto fuese así sería fácil solucionar el tema; y otra es la del Estado de Bienestar y nuestro yerros cíclicos.
 
- Es verdad, yo he enfocado esto en las distintas notas de las últimas columnas. Yo lo que quiero decir, en primer lugar, es que efectivamente me parece –y esto está sacado de datos electorales y encuestas- que si vemos los programas de los principales partidos políticos, a los cuales adhiere efectivamente el 80% de la población, vamos a encontrar una cantidad de cuestiones básicas pero que hay un acuerdo sobre el papel del Estado en la economía, una acuerdo sobre la ampliación del derecho, hay un acuerdo sobre respeto a la democracia, hay otras cuestiones que yo digo ‘instrumentales’, que aunque sean importantes no son básicas; y que a mí me parece entonces que hay una paradoja en la discusión política argentina que a veces toma la forma de una guerra, cuando uno se pregunta si hubiera razones de fondo entonces se justificarían, me parece que no las hay y que es un modo de la cultura política argentina de enfrentamiento. Que por cierto yo creo que este gobierno lo ha alentado. Cuando uno ve algunos de los debates más fuertes y los exponentes más cerrados de este debate lo que encuentra del lado del gobierno es una conspiración que estamos sufriendo, todo es atribuible a eso; por otro lado uno lee también muchas opiniones donde no se admite nada del gobierno en estos años, donde todo los problemas que tenemos se deberían al gobierno.
 
- Ahí está el título de su última nota: El debate político entre la conspiración y el apocalipsis.
 
- Fíjese usted que si uno además de grandes números ve las historias personales, trayectorias, hay que decir una cosa que es verdad. Bajo este gobierno, después de una crisis profunda, se recuperaron millones de puestos de trabajo. Cada puesto de trabajo recuperado es una historia de vida que observar. Por cierto, ahora se van a perder muchas de las cosas que se lograron, pero no se puede atribuir solamente al gobierno todo los defectos. Porque todos los defectos argentinos son una acumulación y cristalización de tendencias históricas. Por cierto el gobierno tiene mucha responsabilidad porque es el que tendría que encargarse de coordinar las expectativas y de coordinar los distintos intereses, y yo creo que en eso el gobierno está fracasando pero tampoco alcanza para que se le pongan todos los adjetivos negativos.
 
Y otra reflexión es que, como estamos atravesando momentos difíciles, sin renunciar a que cada uno sostenga su posición y haya un debate, también hay que pensar con responsabilidad los problemas de ingobernabilidad que ha tenido La Argentina. De modo que no hay que precipitar los acontecimientos, porque a veces los deseos se convierten en profecías y son deseos de desorganización, de una finalización abrupta de procesos políticos. La verdad que creo que es indeseable.
 
- Hay una especie de entendimiento social, desde el 43-45,45-46, y la aceptación del voto por parte de Perón. Pero hay una matriz piramidal, un líder y una matriz piramidal para la República Argentina, pero esa matriz piramidal no sé si conspira definitivamente contra un debate, un consenso. ¿En esa matriz piramidal no será que está exacerbada la señora Cristina y no hay salida desde allí?
 
- Yo una vez escribí que hay sistema considerados hiperpresidencialistas, como el argentino. Acá me parece que además del hiperpresidencialismo estamos en lo que yo llamé hipersubjetivismo. La señora de Kirchner, con todo respeto, pareciera hacer pasar la realidad argentina por sus impresiones, por sus sentimientos, por su visión, y me parece que está en un círculo extremadamente estrecho. Yo sé que los gobiernos, sobre todo en dificultades, los presidentes se recuestan en los más íntimos. Pero me parece que en este caso es excesivo.
 
 
Y lo segundo que marcaría, me parece también importante, lo gobiernos tienen que tener en cuenta, además de sus ideales, de sus propuestas y programas, los contextos. Argentina está dentro de una región y dentro de un sistema que es lo que llamaríamos la democracia en el sistema político, el capitalismo en el sistema económico. Por supuesto que el capitalismo puede merecer muchas críticas y al democracia también, y están sujetos a formas. Ahora, el punto es que hay que actuar dentro del tablero y el juego en que uno está. Entonces yo debo considerarlo. Yo cuando escucho al Ministro Kicillof creo que él cree, y a lo mejor lo cree de una manera sincera, que la solución de los problemas argentinos pasa por convertir a Argentina en un socialismo de Estado, bajo el supuesto de que todo lo que estaticemos funcionará mejor porque lo que está privatizado sirve a intereses particulares. Es una idea para debatir. Ahora, es muy difícil convertir a un país de las características de Argentina en un socialismo de Estado. Yo creo que lo indicado es el camino de la reforma, porque los grandes partidos populares tienen la mejora de las grandes mayorías, que son sus votantes, aspiran a la redistribución del ingreso; estamos todos de acuerdo, el problema es cómo se hace y cuáles son los límites. Porque además del sistema existe una estructura de poder que hay que tomarla en cuenta, que se puede modificar, que yo creo que son modificaciones que ocurren en el tiempo con la acumulación de políticas, con las famosas llamadas políticas de Estado, y con una actitud de responsabilidad, de estudio, de profundización, no por fracciones. En el término de un mes el Ministro Kicillof ha ido a negociar con el Club de París con resultados relativamente negativos. Ahora se está hablando de la posibilidad de estatizar el comercio de granos. Alguna de las dos ideas no es correcta.
 
- En el 50 el gobierno tenía un manejo del grano, la exportación de granos, que es un poco lo que está pidiendo Kicillof. 60 años después, no es lo mismo ya.
 
- Pero este es el punto. El punto es si uno vive en el presente o vive en el pasado. Hay determinados símbolos del pasado que pueden ser inspiradores, pero para que uno actualice el presente. Es toda una discusión que está pendiente. Creo que el kirchnerismo y el kicillismo están muy aferrados a símbolos, y lo que está pasando es que están teniendo una actualización a la realidad, un descubrimiento a la realidad, desordenado.
 
- Yo le acepto a usted. Pero no podemos plantear crudamente que el gobierno está encontrando, chocándose la realidad. Socorro.
 
- Una cosa más le agrego. Después de la crisis del 2001, 2002, y con el advenimiento de la soja y el cambio del papel de países como Argentina en el comercio internacional, yo creo que el kirchnerismo la verdad que doblegó muchas ideas de la ortodoxia económica. Eso es cierto. Ahora, todo tiene un límite, porque no es que la ortodoxia económica equivalga al neoliberalismo, hay muchas cuestiones que son técnicas, que dependen de consensos que ya están asumidos internacionalmente. Entonces, si usted considera que mantener baja la inflación es una idea del neoliberalismo, usted debería preguntarse si de los 195 países que están registrados en las Naciones Unidas 190 son neoliberales.
 
- Yo hablo con usted y con gente como usted, que trata de racionalizar las pifias, acomodar la realidad para que el mañana sea un poquito mejor, y lo que extraigo es una desesperanza, porque lo que usted dice es tan fácil de entender. Los que conducen esto tendrían que tenerlo tomado ya a esto.
 
- La pregunta también es cuántas crisis tendrá que atravesar La Argentina… Yo igual le voy a dejar un mensaje. Yo veo que hay dos cosas que el gobierno todavía tiene alcance para hacer: tiene que superar una crisis muy importante de desconfianza que se ha generado, y yo creo sinceramente que por más esfuerzos que algunos ministros estén haciendo no son personas que, en ausencia además de un protagonismo presidencial, estén en condiciones de sacar esto adelante. Entonces yo creo que el gobierno también tiene que pensar, si puede, en un programa económico, en alguien de prestigio que pueda encabezarlo, y abrir un poco la perspectiva y eventualmente convocar a las fuerzas políticas para ver si Argentina puede salir de estas dificultades, que son complejas, de una manera menos virulenta de lo que algunos pronostican. No les neguemos a los gobiernos un poco de lucidez en un momento así. Si no ocurre vamos a volver a repetir cuestiones… Yo el otro día decía una metáfora que hoy un bisabuelo de 90 años puede hablar con su nieto de 8 de la inflación y se van a entender perfectamente.
 
- Esa memoria inflacionaria también nos está matando.
 
- Exacto. Yo creo que muchos también podríamos hablar de crisis que ya pasamos, y que no deseamos que vuelvan a ocurrir.
 
 
- ¿Poliarquía tiene algún esquema, algún número que indique quién, más allá de la señora Cristina, ocupa el centro de la escena?
 
- El esquema es así: Cristina tiene todavía tiene un bagaje de imagen que uno puede considerar razonable para los años que lleva gobernando. Ahora, dentro de lo que podríamos llamar el peronismo, aún dividido, están Scioli y Massa como figuras que se están rescatando; y después, por fuera de eso, tanto Binner como Macri, y siempre hay gente del radicalismo, como Sanz y Cobos. Forman parte de un lote de políticos que tienen aptitud para disputar la presidencia del 2015. Podemos imaginar un encuentro o un intento de un diálogo político. Habrá que ver. Es cierto que hay una crisis de liderazgo en la oposición y que esto ha favorecido el dominio político del kirchnerismo. Pero de cualquier manera hay una certidumbre administrativa, que es que en 2015 Cristina termina su período. Y ahí se tiene que abrir y Argentina tiene que encontrar un nuevo presidente o presidenta. Este es el punto en que estamos, estamos en una transición política que si ocurre con un nivel de conflictividad muy alto va a complicar las cosas, y  si se logra que ese nivel de conflictividad, que hoy está motorizado por la economía, sea menor las cosas van a andar mejor. Es un poco de sentido común lo que digo, pero no me parece que sea el momento de agravar con palabras la situación que ya es suficientemente difícil. Yo creo que todavía cabe la posibilidad de llamar al gobierno a que tenga una actitud más abierta, tanto en lo político como en lo económico.

Foto: Urgente24.com
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