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La dependencia crónica que Brasil tiene del trigo importado se ha convertido en uno de los problemas más grandes este año. La industria de la molienda dio un paso atrás en la producción interna comprometida con contratos de exportación previos. Además, los vecinos del Mercosur, proveedores tradicionales, tuvieron un oferta seca, y ahora la opción es traer grano de los Estados Unidos.
En algunos molinos, la cuenta saldrá un 10% más cara, incluso con la exención del Arancel Externo Común (AEC), otorgada por el gobierno para importar 2 millones de toneladas hasta el 31 de julio.
 
En 2013, los precios medios internos del trigo ya están un 37% más altos. De R$ 538 por tonelada en 2012, el precio subió a R$ 741 este año, conforme al indicador Cepea / Esalq (Paraná). Una gran parte de ese reajuste llegó a la harina, materia prima para el pan, la pasta y las galletas. De acuerdo con la Asociación Brasileña de Trigo (Abitrigo), el precio medio de los derivados es ya un 25,5% mayor que en el 2012.
 
Con un mayor costo, la industria de panes y pastas deberán ajustar otro 10% en junio, dice Claudio Zanão, presidente de Abima, la asociación industrial que representa a las pastas, galletas y panes. En 2012, los precios de estos artículos ya fueron, en promedio, 15% más altos para el consumidor, debido a la escalada de los precios del trigo en el segundo semestre del año pasado, cuenta Zanão.
 
La cuestión es que no hay, en este momento, la expectativa de la disminución de los precios del trigo. Por lo menos hasta la entrada de la cosecha de Paraná, a partir de agosto, el país tendrá que obtener el grano en los Estados Unidos.
 
Según publicó El Cronsita, Brasil consume 10 millones de toneladas de trigo al año, pero por lo general sólo produce 5,5 millones. En 2012/13, la cosecha cayó 25% a 4,3 millones de toneladas, de las cuales 1,5 millones se exportaron. Permaneció en el país minúsculo 2,8 millones. Por lo tanto, de acuerdo con la Conab, el pronóstico es importado 7.000.000 toneladas en el ciclo que termina en agosto.“
Ya se utilizaron prácticamente todas las existencias en el país. La alternativa es buscar cereales en el resto de América. Pero las cargas llegan después de 30 días y no pueden entrar en el país de inmediato”, dice el presidente de la Unión de la Industria de trigo de San Pablo, Christian Saigh.

Foto: Martín G. Alzaga