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La nueva campaña

Productores y técnicos de la zona núcleo analizan a fondo la siembra que se viene

Analizaron con Clarín Rural sus desafíos técnicos y económicos. Cómo reformularon los alquileres, el manejo de la maquinaria y hasta los equipos de trabajo.
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Martín G. Alzaga
Pablo Losada.- Esta campaña significa mucho para los productores, ya que se juegan más que los estados financieros de corto plazo de sus empresas. En muchos casos se juegan el capital. La incertidumbre se nota cuando hablan de la perspectiva, sus desafíos o el futuro.
 
Clarín Rural reunió a un grupo de productores y técnicos de diferentes zonas de la región central del país y percibió las dificultades del momento, pero también quedó claro que se van afianzando otras certezas. Ellos confían en que las decisiones bien pensadas y planificadas pueden ayudar a cambiar el rumbo de sus negocios, para llegar a una nueva etapa que esperan distinta. Ya barajaron y ahora quieren dar de nuevo.
 
Todo comenzó por un gran tema de campaña que, en los últimos años, viene generando mucha controversia: los alquileres.
 
Julián Baldunciel es productor en el centro/norte cordobés y también trabaja un campo ganadero, de ciclo completo, en General Madariaga, en Buenos Aires. El productor, que gerencia la firma Invexar, explica: “vengo redefiniendo el negocio de los alquileres y cambiando el modelo de contrataciones en todos los campos alquilados. Por otra parte, mantuvimos las rotaciones históricas y para los próximos meses, bajaremos la superficie de maíz, pero mínimamente”.
 
En este tema también hace hincapié Javier Alonso, gerente de la empresa Campo de Avanzada, que concentra toda su producción en la provincia de Entre Ríos y siembra completamente en campos alquilados.
 
“En nuestro caso se reestructuraron los contratos de alquiler. Hay campos que han salido de producción por su lejanía a los puertos. Nos quedamos con los mejores, que están cerca. Los contratos que se mantuvieron fueron los de aparcería y se dieron de baja los pautados a quintales fijos y los que tenían pagos por adelantado”, cuenta el productor acerca de su nueva forma de encarar el negocio.
 
Los ajustes por el lado de los alquileres también se produjeron en centro de Santa Fe y en el este de Córdoba, donde desarrolla su actividad la empresa integrada Gaviglio. En este caso, Pablo Moreira, responsable de la parte técnica, y Pablo Chianalino, del área comercial, explicaron a Clarín Rural su visión de la coyuntura.
 
 “En campo alquilado se bajó la superficie en un 40%  y, además, de los alquileres fijos se pasó todo a escala de rindes. En campo alquilado se sembrará 100% soja y en los campos propios se mantuvo la rotación -maíz y soja-, pero la superficie de maíz bajó un 10%-”, dice Moreira.
 
Chianalino, a su turno, se refiere al impacto de la coyuntura en los negocios de insumos, en los que también están. “En lo que hace a la distribución se siente el impacto en la baja de superficie del maíz, con menor venta de híbridos y de fertilizantes”, agrega.
 
Mauro Rosso, representante del Grupo Kernel, empresa que brinda asesoramiento y hace administración de campos entre Córdoba, Santiago del Estero y Santa Fe, está preocupado por el progreso de los cultivos de invierno (trigo, cebada y garbanzo), mientras que para el verano cuenta que la empresa planeó una reducción de la superficie de maíz de 30%. “Con los planteos de este año no hay dudas que se está achicando el negocio”, resume Rosso.
 
Respecto al futuro inmediato, ante los importantes riesgos que implica el negocio, vienen fortaleciendo y reconvirtiendo sus vínculos productivos, para adaptarse mejor al contexto.
 
“El futuro de las empresas se empieza a jugar a partir de ahora, cuando el negocio entrega una renta mínima o negativa. Mantenerse dependerá del estado financiero de la empresa o de la inversión en tecnología para lograr la mayor producción. En nuestro caso, la estrategia para reducir riesgos fue integrarnos en la logística o comprar máquinas para hacer nuestras propias labores”, señala Alonso, de la firma Campo de Avanzada. Es decir, salieron hacia adelante.
 
En el caso de Moreira, de la empresa Gaviglio, dice que la empresa le pide “a cada unidad de negocio el máximo retorno: hoy hay que mirar el número lo más ajustado posible. Se viene una campaña muy difícil y creo que muchos productores no van a terminar bien, sobre todo los que vienen arrastrando algunas deudas”.
 
Rosso, del grupo Kernel, detalla que están buscando "eficientizar los procesos de producción, a partir de analizar una mayor cantidad de información del sistema y, además, tratamos de crecer hacia adentro. Por eso, en lugar de contratar una labor, ahora lo hacemos nosotros con máquinas propias. De esa forma aprovechamos mejor el tiempo de nuestros operarios”, indica.
 
Al productor Baldunciel la coyuntura lo llevó a pensar en la importancia de formar una estructura interna con vínculos sólidos, ya que considera que eso también genera valor económico. “Estamos más concentrados en el grupo de trabajo y en una estrategia productiva conservadora. Venimos apostando fuerte en el fortalecimiento del equipo de maquinaria, que es el que trabaja para cuidar la productividad de los cultivos. Nosotros tenemos la ventaja de que, en ciertos contextos, los márgenes ganaderos son un buffer que compensa la caída de la agricultura”, explica.
 
El hombre sigue explicando sus ideas y deja planteados algunos desafíos. “Buscamos aumentar volúmenes producidos con más tecnología aplicada. Por otra parte, aspiramos a seguir mejorando en la sustentabilidad técnica para sostener el negocio, ya que el sistema se está cobrando las malas prácticas. Hay que refundar un esquema que sea de producción integral”, dice Baldunciel.
 
Pensando en la situación límite que pueden estar atravesando distintos productores, Rosso, del Grupo Kernel, se refiere a las oportunidades que generan las crisis. “Hay que reinventarse como empresa. Nuestro equipo está trabajando por sectores en lo legal, económico, técnico, en los recursos humanos y en lo financiero, algo que antes no hacíamos, porque crecimos desordenados. Para nosotros, el aprendizaje fue generar un ordenamiento, para que futuras crisis no nos impacten tanto”, afirma el técnico.
 
Al respecto, todos coinciden en aconsejarle a aquellos productores que están en un momento límite que vale la pena acercarse a entidades intermedias (como Aacrea o Aapresid) para compartir los problemas y encontrar soluciones junto a sus pares. Y destacan la importancia de tener un manejo productivo austero pero apoyado en tecnologías eficientes.
 
A modo de conclusión, Alonso, de Campo de Avanzada, dice que “se puede tener mal precio pero lo importante es tener kilos, ya que teniendo producción se puede pasar de una campaña a otra. Hace cinco años atrás, en mi zona, era impensado presupuestar 28 a 30 quintales de soja de promedio, porque lo histórico eran 23. El salto productivo es tecnología”.
 
Hoy por hoy, los productores están “en la línea de largada” de una campaña complicada, pero la idea no es aflojar, porque el cambio está a la vuelta de la esquina.
Medio de comunicación
Clarin.com

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