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A tono con la temperatura que ya está bastante caliente por el periodo estival y las pocas lluvias, la conducción de Carbap, principal entidad adherida a CRA, convocó a una Asamblea en la localidad de Chacabuco para después del carnaval, el próximo jueves 23 de febrero.

Allí la mesa directiva de la combativa entidad que nuclea a productores de Buenos Aires y La Pampa, espera llevar a sus afiliados y sentar en una mesa a la Comisión de Enlace de las cuatro entidades “para que pueda escuchar de las bases el reclamo sobre la acción gremial a realizar”.

Los seguidores de Alberto Frola aseguran que “elegimos Chacabuco por ser una zona emblemática de la producción agropecuaria y maicera en especial, que ha tenido debido a esta última sequia una importante merma en su producción”.

El dato que no puede pasar inadvertido para nadie es que la localidad “emblemática” sea además el pago chico de Julián Domínguez, ex intendente de allí, hasta diciembre Ministro de Agricultura de la Nación, y ahora presidente de la Cámara de Diputados, luego de haber literalmente aplastado en las urnas al candidato de CRA, Mario Llambías, en octubre.

En la política no hay coincidencias. Y menos si se puede bajar de un tiro a dos pájaros: aprovechar el descontento por la caída de la producción entre los chacareros, y la mala prensa que abundó por estos días contra el Presidente de la Cámara baja, por la autorización del aumento de la dieta de los diputados.

El objetivo que dicen perseguir los ruralistas es “que las autoridades vean y el periodismo conozca acerca de las realidad de una zona que vio profundamente afectada su producción maicera por la última sequía, más allá de las complicaciones que las políticas agropecuaria del gobierno ha generado sobre la comercialización de muchos cereales”, aseguró Frola.

Si bien el contexto convocante es el de la sequía, el objetivo final excede largamente, la aplicación de la ley de emergencia. Frola aseguró que “seguiremos pidiéndole a Dios por las lluvias, y por plata al Estado mientras se mantengan las retenciones  a las exportaciones” solamente para que nos devuelvan algo de todo los que nos vienen sacando injustamente” desde 2002 cuando se rompió la convertibilidad.

El dirigente ruralista subrayó una vez más la preocupación por los derechos de exportación que persigue a los empresarios del agro como una idea fija. Por eso arengó desde la tribuna de la Sociedad Rural de Ayacucho en el marco de una exposición a sus seguidores que “es hora de que empecemos a hablar de las retenciones”.

Ello por varias razones: bajaron los precios internacionales, subieron los internos de los alimentos, y “los costos de producción nos han crecido de tal manera que sobrepasan cualquier esquema productivo rentable”.