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La participación del Estado en la renta agrícola cayó al 63% en diciembre
Se debe al aumento del precio del maíz y una baja en los insumos, de acuerdo a la Fundación Fada. Durante el gobierno anterior ese porcentaje llegó a superar el 90%.
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Clarin
En diciembre volvió a bajar la participación del Estado en la renta agrícola, un escenario que profundiza la tendencia que comenzó hace un año cuando asumió el nuevo gobierno y eliminó las retenciones al trigo, al maíz, al girasol y redujo las de soja.
El índice Fada bajó a 63%, una cifra que está por debajo del porcentaje de septiembre (65,4%) y de diciembre de hace un año (66,3%). En el tramo final del gobierno kirchnerista llegó a superar el 90% y provocó una importante caída en la producción de trigo, maíz y girasol.
“La explicación de la baja se encuentra en un incremento del precio disponible del maíz en dólares del 7,6%, un aumento del tipo de cambio del 5% y una leve baja en pesos del costo de los insumos fitosanitarios de entre un 5% y un 10%”, explica un informe de la Fundación Fada.
Que el Estado participe del 63% de la renta agrícola significa que la sumatoria de los tributos (provinciales y nacionales, incluidos los derechos de exportación a la soja) representan $ 63 de cada $ 100 que genera de renta una hectárea promedio en Argentina La renta es lo que vale la producción menos los costos, en otras palabras, el resultado que se obtiene al restarle los costos de producción, comercialización y transporte al valor de la producción a precios internacionales.
En el caso de la soja, el precio se mantuvo estable en dólares, lo que combinado con el aumento del tipo de cambio y la baja de los insumos, hizo que la participación del Estado bajara del 70,2% al 68,9% en los últimos 3 meses. Todavía se mantiene en estos niveles por la permanencia de las retenciones (30%).
Si el gobierno hubiese cumplido con la promesa de la reducción del 5%, este número estaría en 64,5%. De acuerdo a estimaciones de Fada, por otros impuestos el Estado recupera de manera automática el 36% de la quita de derechos de exportación.
En el maíz, la participación del Estado en la renta bajó del 45% al 41,3%. La principal causa es un incremento del 10,2% en el precio FOB y del 7,6% del disponible.
En relación con el trigo, todavía mantiene una diferencia de 10 puntos entre el precio FAS y el disponible, que es casi la mitad al que existía en época de las restricciones a las exportaciones.
Además, posee un precio internacional que es un 20% inferior al promedio del 2015, lo que está amortiguado por la eliminación de los derechos de exportación y de las restricciones, pero sigue generando un efecto negativo sobre la rentabilidad, que hace que la participación del Estado en la renta se encuentre en 81,6%.
El girasol acompaña al maíz como uno de los cultivos que salió mejor parado del contexto internacional y de las políticas locales, con una participación del Estado sobre la renta del 48% y un precio que se ha caído con respecto al último trimestre pero se ha mantenido estable con respecto al año anterior.
A pesar de la importante caída de la participación del Estado en la renta agrícola en el promedio de los cuatro cultivos, los impuestos nacionales significaban en septiembre del año pasado $ 3.077 por hectárea, mientras que en diciembre de este año eran de $ 5.293; es decir que hay un 72% de pesos más que van al Estado.
La diferencia en el aporte fiscal podría ser aún mayor debido a que parte de los derechos de exportación, en el maíz por ejemplo, en realidad iban a otras partes de la cadena, mientras que ahora van al Estado principalmente vía ganancias.
La mejora de la rentabilidad de la agricultura pampeana no sólo se ve en este aumento del aporte tributario, sino en el aumento de área del 20,3% en trigo, 18,5% en girasol y 5,1% en maíz, según las cifras del Ministerio de Agroindustria, y todavía se esperan mayores incrementos en la campaña maicera que se está sembrando.
El repunte de la agricultura impacta, además, en otros rubros. La maquinaria agrícola registró incrementos en las venta de cosechadoras del 52,8%, con valores promedio en torno a los 4,5 millones de pesos; de tractores del 65% con valores de 1 millón; de sembradoras del 148%, con un precio promedio de 2 millones; y de implementos del 41% con precios promedio de $ 600.000, de acuerdo a las cifras del Indec.
La venta de fertilizantes se incrementó más del 50% (según datos de la ONG Fertilizar), lo que sienta las bases para una producción más sustentable y una mayor cantidad y calidad de granos.
Los costos muestran un aumento del 52%, con respecto a septiembre de 2015, pero en comparación con el trimestre anterior el incremento es de sólo el 0,9%, una cifra que está muy por debajo de la inflación.
Las razones son una estabilidad en el costo de las labores y transporte, y en el dólar. Además bajó el precio de algunos insumos importados, como consecuencia de una economía más abierta.
De cara a la siembra de la campaña gruesa 2016/17, el maíz continúa mostrando buenos números, a pesar de que se van diluyendo a mayor distancia de los puertos, lo que representa una buena oportunidad para recomponer la rotación. La soja también sigue mostrando una rentabilidad buena y estable.
El índice Fada bajó a 63%, una cifra que está por debajo del porcentaje de septiembre (65,4%) y de diciembre de hace un año (66,3%). En el tramo final del gobierno kirchnerista llegó a superar el 90% y provocó una importante caída en la producción de trigo, maíz y girasol.
“La explicación de la baja se encuentra en un incremento del precio disponible del maíz en dólares del 7,6%, un aumento del tipo de cambio del 5% y una leve baja en pesos del costo de los insumos fitosanitarios de entre un 5% y un 10%”, explica un informe de la Fundación Fada.
Que el Estado participe del 63% de la renta agrícola significa que la sumatoria de los tributos (provinciales y nacionales, incluidos los derechos de exportación a la soja) representan $ 63 de cada $ 100 que genera de renta una hectárea promedio en Argentina La renta es lo que vale la producción menos los costos, en otras palabras, el resultado que se obtiene al restarle los costos de producción, comercialización y transporte al valor de la producción a precios internacionales.
En el caso de la soja, el precio se mantuvo estable en dólares, lo que combinado con el aumento del tipo de cambio y la baja de los insumos, hizo que la participación del Estado bajara del 70,2% al 68,9% en los últimos 3 meses. Todavía se mantiene en estos niveles por la permanencia de las retenciones (30%).
Si el gobierno hubiese cumplido con la promesa de la reducción del 5%, este número estaría en 64,5%. De acuerdo a estimaciones de Fada, por otros impuestos el Estado recupera de manera automática el 36% de la quita de derechos de exportación.
En el maíz, la participación del Estado en la renta bajó del 45% al 41,3%. La principal causa es un incremento del 10,2% en el precio FOB y del 7,6% del disponible.
En relación con el trigo, todavía mantiene una diferencia de 10 puntos entre el precio FAS y el disponible, que es casi la mitad al que existía en época de las restricciones a las exportaciones.
Además, posee un precio internacional que es un 20% inferior al promedio del 2015, lo que está amortiguado por la eliminación de los derechos de exportación y de las restricciones, pero sigue generando un efecto negativo sobre la rentabilidad, que hace que la participación del Estado en la renta se encuentre en 81,6%.
El girasol acompaña al maíz como uno de los cultivos que salió mejor parado del contexto internacional y de las políticas locales, con una participación del Estado sobre la renta del 48% y un precio que se ha caído con respecto al último trimestre pero se ha mantenido estable con respecto al año anterior.
A pesar de la importante caída de la participación del Estado en la renta agrícola en el promedio de los cuatro cultivos, los impuestos nacionales significaban en septiembre del año pasado $ 3.077 por hectárea, mientras que en diciembre de este año eran de $ 5.293; es decir que hay un 72% de pesos más que van al Estado.
La diferencia en el aporte fiscal podría ser aún mayor debido a que parte de los derechos de exportación, en el maíz por ejemplo, en realidad iban a otras partes de la cadena, mientras que ahora van al Estado principalmente vía ganancias.
La mejora de la rentabilidad de la agricultura pampeana no sólo se ve en este aumento del aporte tributario, sino en el aumento de área del 20,3% en trigo, 18,5% en girasol y 5,1% en maíz, según las cifras del Ministerio de Agroindustria, y todavía se esperan mayores incrementos en la campaña maicera que se está sembrando.
El repunte de la agricultura impacta, además, en otros rubros. La maquinaria agrícola registró incrementos en las venta de cosechadoras del 52,8%, con valores promedio en torno a los 4,5 millones de pesos; de tractores del 65% con valores de 1 millón; de sembradoras del 148%, con un precio promedio de 2 millones; y de implementos del 41% con precios promedio de $ 600.000, de acuerdo a las cifras del Indec.
La venta de fertilizantes se incrementó más del 50% (según datos de la ONG Fertilizar), lo que sienta las bases para una producción más sustentable y una mayor cantidad y calidad de granos.
Los costos muestran un aumento del 52%, con respecto a septiembre de 2015, pero en comparación con el trimestre anterior el incremento es de sólo el 0,9%, una cifra que está muy por debajo de la inflación.
Las razones son una estabilidad en el costo de las labores y transporte, y en el dólar. Además bajó el precio de algunos insumos importados, como consecuencia de una economía más abierta.
De cara a la siembra de la campaña gruesa 2016/17, el maíz continúa mostrando buenos números, a pesar de que se van diluyendo a mayor distancia de los puertos, lo que representa una buena oportunidad para recomponer la rotación. La soja también sigue mostrando una rentabilidad buena y estable.
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Clarin
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Acopio News
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