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Camas biológicas, una iniciativa para biodegradar residuos de plaguicidas

Son una herramienta que impulsa CropLife y que permite mitigar posibles derrames de las mezclas en el llenado de los tanques de aplicación y en el manejo de residuos dentro y fuera de los equipos.
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Agrovoz
Nacidas en Suecia, las camas biológicas se están convirtiendo en una herramienta cada vez más utilizada en los países productores de alimentos de todo el mundo, para disminuir los posibles efectos nocivos del uso de agroquímicos.
 
Crop Life Latin America, impulsora de estos sistemas, señaló en un comunicado que es una tecnología adecuada para América Latina, pero que para su implementación es deseable la cooperación entre institutos de investigación, universidades, asociaciones e industria, de acuerdo a conclusiones a las que llegó el Instituto Sueco de Ingeniería Agrícola y Ambiental.
 
Qué son
“Las camas biológicas o Biobeds son una innovación sueca para el manejo seguro de plaguicidas. Se utiliza para prevenir y mitigar posibles derrames de las mezclas en el llenado de los tanques de aplicación y en el manejo de residuos dentro y fuera de los equipos de aplicación”, señaló la empresa agroindustrial.
 
Como su nombre lo indica, es una especie de cama que se construye con una capa de arcilla y una “biomezcla” de paja, suelo y turba, y que en la superficie tiene una cubierta de césped. La biomezcla ayuda a degradar biológicamente los plaguicidas y evita que éstos lleguen a aguas superficiales y subterráneas.
 
Acción
La clave del éxito de la cama biológica está en el hongo de pudrición blanca que nace y vive en la biomezcla, su interacción con otros microorganismos genera un complejo de enzimas que tienen la capacidad de degradar a los plaguicidas.
 
Este es un sistema de bajo costo, sencillo y eficiente que fue desarrollado por investigadores y agricultores de Suecia a inicios de la década de los años 90. Se estima que actualmente hay más de 1.500 biobeds en Suecia y más de 3.500 en Bélgica, Reino Unido, Francia, Italia y Grecia.
 
Actualmente, el Reino Unido tiene una reglamentación sobre camas biológicas que establece que éstas deben ubicarse al menos a 10 metros de un curso de agua, a 50 metros de un manantial o pozo que no se utiliza para suministrar agua para la producción de alimentos y a 250 metros de un pozo de sondeo.
 
En Latam
En América Latina, Guatemala es pionero en la adopción de esta tecnología: se estima que existen más de 2.000 pequeñas Biodep, como las denominan localmente.
 
A través de un diagnóstico realizado por CropLife Latin America a comienzos de 2016, se encontró que las camas biológicas son poco conocidas en Latinoamérica: sólo existen alrededor de 30 camas biológicas en los demás países distintos a Guatemala, todas en proceso de experimentación. Se identificó que utilizan distintas biomezclas, lo cual ha servido para conocer más acerca de los materiales utilizados, el tiempo de vida de cada cama, el lugar ideal para construirla y la cantidad de líquidos que puede recibir.
 
Al respecto el Instituto Sueco destaca que para la biomezcla se debe utilizar material rico en lignocelulosa como paja de trigo, arroz, maíz, cascarilla de avena, y arroz. No se deben utilizar ramas. Cuando se utilicen materiales no probados, debe estudiarse y monitorear la capacidad de retención y degradación de los pesticidas, con la ayuda de centros de investigación y/o universidades.
 
Para más información: www.biobeds.net
Medio de comunicación
Agrovoz

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