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La producción de colza se viene replegando en la Argentina. En la última campaña, que se está terminando de cosechar, en la provincia de Entre Ríos la trilla de la oleaginosa bajó a la mitad. Se produjeron 6.300 toneladas contra más de 12.000 toneladas que se habían logrado el ciclo anterior, según la Bolsa de Cereales de Entre Ríos.
 
El año pasado, los productores entrerrianos habían cosechado el 17% del total de la producción argentina de colza, que fue de 69.000 toneladas, según las estadísticas del Ministerio de Agroindustria. En el ciclo anterior, la producción nacional cayó casi a la mitad de la cosecha 2012/13, la más importante de la historia, cuando en el país se trillaron 128.300 toneladas de esta oleaginosa.
 
En el retroceso de la colza influye, entre otras razones, la vuelta del trigo durante esta última campaña, por el mejor escenario comercial para el cereal de invierno.
 
En Entre Ríos, el informe de la Bolsa de Cereales precisa que se cosecharon 3.600 hectáreas, lo que representa una una caída del 58% en relación al ciclo precedente. “El rinde promedio provincial se posicionó en 1.753 kilos por hectárea”, destaca la Bolsa entrerriana.
 
"Las condiciones climáticas (temperatura y radiación solar) fueron favorables para el desarrollo del cultivo. Los pocos productores que mantuvieron la oleaginosa dentro de su rotación lograron un perfeccionamiento en el manejo que les permitió elevar los rindes por hectárea”, señala el reporte.
 
Casi el 70% de la producción de la colza entrerriana se concentra en el departamento Victoria, en el sur de la provincia. Allí se implantaron más de 2.500 hectáreas.
 
A pesar del repliegue del cultivo, una buena noticia es que un grupo de investigadores del INTA presentaron la primera variedad de colza obtenida en el país. Se trata de Macacha INTA y se destaca por los rendimientos, excelente calidad industrial y buen comportamiento a las principales enfermedades.
  
Lucrecia Gieco, especialista en Mejoramiento Genético Vegetal del INTA Paraná (Entre Ríos) aseguró que la obtención de este cultivar, adaptado a diversas regiones agroecológicas, brinda la posibilidad de incorporarlo a los distintos esquemas productivos.
 
De hecho, al ser una oleaginosa inverno-primaveral representa una oportunidad tanto para el productor como para la industria aceitera. “La base de la producción de aceites en el país está dada por los cultivos estivales, como la soja y el girasol. La colza le permite al productor abastecer a la industria oleaginosa en momentos en que esta permanece ociosa”, señaló Gieco.
 
Para desarrollar la variedad, los primeros cruzamientos se iniciaron en el 2007, en el marco del Programa de Mejoramiento Genético del INTA. “Luego de evaluar el rendimiento en distintos ambientes y su estabilidad iniciamos el proceso de inscripción del nuevo material. Lo llamamos Macacha INTA en honor a la hermana del general Martín Miguel de Güemes, recordada como una gran patriota argentina”, contó Gieco.
 
La variedad es ideal para implantar a fines de abril, posee un ciclo intermedio –con 110 días desde emergencia a floración– y registró una altura media de 98 centímetros.
 
“En comparación con variedades similares, nuestro cultivar se diferencia en el ancho de hoja, el largo de tallo mediano y su época de floración media”, describió la especialista del INTA. Otro punto a favor es el buen comportamiento frente a enfermedades del cultivo, tanto en condiciones a campo como controladas (en invernáculos). Con respecto a la calidad industrial, el nuevo cultivar cumple con los estándares de comercialización.
 
Recientemente inscripta en el registro de cultivares del INASE (Instituto Nacional de Semillas), Macacha INTA será multiplicada y comercializada por la Cooperativa Agrícola Ganadera y de Servicios Públicos Aranguren Ltda. (Coopar).