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Por Francisco Jueguen.- "¿El enemigo público número uno? Sí, ese mismo, el enemigo público número uno va a estar", repitió entre risas y ante la pregunta de un periodista. Miguel Acevedo, presidente de Aceitera General Deheza (AGD). Describía de esa manera a Federico Sturzzenerger , presidente del Banco Central (BCRA) , hombre renuente a dar un salto más grande en la devaluación pese a la presión de los industriales y de varios hombres del gabinete económico del Gobierno.
 
La broma sobre la presencia del presidente del BCRA el próximo martes, en la segunda jornada de la 22° Conferencia Industrial Argentina (que comienza un día antes) se convirtió en una crítica real encarnada en palabras del presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Adrián Kaufmann. "El tipo de cambio está atrasado y las tasas de interés están altas", cuestionó el directivo. Rápido de reflejos, Diego Coatz, director ejecutivo de la entidad, aclaró que el sector no pedía una devaluación sino trabajar a fondo sobre la competitividad o el llamado "costo argentino".
 
Altos impuestos, fletes impagables, falta de infraestructura y costos laborales no salariales (ausentismo y judicialidad entre otros) son reclamos del sector que volverán a hacerse escuchar la semana que viene en medio de datos industriales que preocupan. Según la UIA, la caída de actividad en septiembre fue de 7,6% impulsada por el hundimiento brasileño y los malos registros del mercado interno. No hay, según ratificaron en la UIA, una ola de importaciones. Sí contaron sobre algunos problemas puntuales en la estrategia oficial de "apertura gradual" en sectores como calzado, textiles e incluso alimentos.
 
"El crecimiento que esperábamos no se dio", afirmó Acevedo presidente de la cumbre de este año. "Estamos viendo algunos problemas y será bueno discutirlos", agregó el ejecutivo aceitero. "Este año habíamos pronosticado una caída de un 3,5%, mientras que el Gobierno estimaba un -2%", completó Kaufmann, que agregó que actualizaron sus datos y pronostican un retroceso un punto mayor.
 
Según informaron en la entidad fabril, la industria brasileña -socia principal de la argentina- cae en un 6%, lo que implica hoy que las fábricas argentinas estén con una capacidad ociosa de 40%. Datos oficiales estiman que este año se perdieron 50.000 empleos industriales. Hoy hay 1.250.000 trabajadores en este sector.
 
"De la fábrica para afuera la Argentina no es competitiva", cuestionó Kaufmann. Y mencionó el peso de los impuestos en los precios finales de los bienes nacionales. Un auto tiene una presión impositiva de un 54% en su precio final; la carga tributaria de los alimentos es de 40% y la de las bebidas, de 50 por ciento."Tenemos la mayor presión tributaria de la historia", dijo. Se trata de un reclamo que el mismo Gobierno reconoce pero para el que tiene limitaciones: el enorme déficit fiscal que dejó el kirchnerismo es hoy la prioridad oficial.
 
"En los últimos 15 años se duplicó el costo de la logística", dijo Kaufmann. Los industriales fueguinos suelen mencionar que enviar un container a China les cuesta US$ 400, mientras que llegar con sus productos a Buenos Aires les sale unos 5000 dólares. Para la UIA, el 70% del precio final de un producto local son impuestos y logística.
 
Coatz, directivo y economista jefe de la entidad fabril, afirmó que la baja industrial no tiene que ver con las importaciones. "Hay una fuerte caída del mercado interno, que se achicó mucho. Las importaciones crecen menos que a comienzos de año. Es necesario que haya una recuperación el año que viene", dijo.Kaufmann lo ratificó: "El principal problema que estamos viendo es la caída del mercado interno, esa es nuestra principal preocupación".
 
El presidente de la UIA señaló además que "están analizando" el plan de transformación productiva que lanzó el Ministerio de Producción esta semana en sintonía con la eliminación de aranceles para importar computadoras. "Soy optimista, pero también realista", dijo y pidió imprimirle velocidad a los cambios necesarios. Y dejó una señal de alerta: una industria competitiva, como la de alimentos y bebidas, muestra caídas de 5%.