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Entrevista
“Hay que pasar de planteos rentables a manejos más sostenibles”
El director de la regional Córdoba del Inta, Eduardo Martellotto, considera que debe haber políticas que consoliden el proceso de recuperación de la rotación de los suelos y reposición de nutrientes.
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Agrovoz
Por Favio Ré.- No pasó desapercibida la presencia del director regional en Córdoba del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), Eduardo Martellotto; en el último almuerzo de vinculación con periodistas, organizado por la Bolsa de Cereales de Córdoba.
Martellotto estuvo allí para participar del lanzamiento del primer monitoreo provincial de calidad de trigo, pero fiel a su estilo también no dejó de opinar sobre la coyuntura del agro argentino, con algunas frases que despertaron largos debates, como cuando deslizó que, técnicamente, no convendría quitarle más retenciones a la soja, de manera de favorecer su ecuación y perjudicar nuevamente a los suelos, fomentando el monocultivo.
En diálogo con Agrovoz, Martellotto amplió estos conceptos.
–Mencionó que llevamos 40 años de un modelo productivo errado. ¿A qué se refirió?
–El término errado fue una forma de sintetizar el problema de un modelo productivo basado fundamentalmente en la rentabilidad y no en una sostenibilidad del suelo y sus aptitudes para producir. Entonces, dada la ecuación muy favorable para producir un solo cultivo, que era muy desfavorable además para la reposición de nutrientes, acompañado de un modelo cultural que hay que tener en cuenta; la política, la economía y la cultura, llevaron a una uniformidad de producción que trajo sus consecuencias después de 40, 50 años.
–¿Qué consecuencias?
–Las que estamos viendo: pérdida de fertilidad en los suelos, tanto química como física; proliferación de malezas resistentes, erosión eólica e hídrica. Todos problemas que, además, no tienen resolución fácil, porque tenemos muy buenos productores pero, un productor líder o independiente no resuelve por sí sólo un problema, tiene que ser la comunidad trabajando en conjunto.
–¿Cómo se logra?
–Los esfuerzos tienen que ser comunes y eso requiere procesos de madurez y de políticas estables y de largo plazo, con intervenciones que lleven a los productores, que son empresarios, a hacer lo que consideramos es útil desde el punto de vista de la sostenibilidad productiva de los suelos.
–Desde un punto de vista técnico, entonces, no sería lo mejor seguir reduciendo las retenciones a la soja…
–No hablemos de retenciones en sí, pero la pregunta es: ¿qué hacemos si favorecemos aún más la producción de un mono cultivo? Decimos la soja, monocultivo de girasol o de cualquier otro, tendríamos el mismo problema. El cultivo no tiene ninguna culpa, el tema es repetir siempre la misma producción. Entonces, no sería conveniente algo que favorezca aumentar eso y que además desfavorece la reposición de nutrientes y la fertilización. Serian todas cosas que agravarían más la situación.
–En definitiva, ¿hay que pasar de manejos rentables a planteos más sostenibles?
–Exactamente. Nunca el máximo de rentabilidad es el máximo de sostenibilidad. Hay que tener en cuenta, al respecto, lo que hoy llamamos los costos ocultos: cuando alguien hace un costo de producción, ¿pone en su costo el cultivo de cobertura, la rotación, la fertilización, para considerar el margen bruto, o sólo alquiler, semillas, agroquímicos y cosecha? El fósforo, que antes lo teníamos en 30 partes por millón y ahora lo tenemos en 13 o 10, en algún momento lo vamos a tener que reponer, lo hemos ido vendiendo en cuotas con la cosecha y alguien, alguna generación, va a tener que devolverlo, y eso por ejemplo es un costo oculto.
Martellotto estuvo allí para participar del lanzamiento del primer monitoreo provincial de calidad de trigo, pero fiel a su estilo también no dejó de opinar sobre la coyuntura del agro argentino, con algunas frases que despertaron largos debates, como cuando deslizó que, técnicamente, no convendría quitarle más retenciones a la soja, de manera de favorecer su ecuación y perjudicar nuevamente a los suelos, fomentando el monocultivo.
En diálogo con Agrovoz, Martellotto amplió estos conceptos.
–Mencionó que llevamos 40 años de un modelo productivo errado. ¿A qué se refirió?
–El término errado fue una forma de sintetizar el problema de un modelo productivo basado fundamentalmente en la rentabilidad y no en una sostenibilidad del suelo y sus aptitudes para producir. Entonces, dada la ecuación muy favorable para producir un solo cultivo, que era muy desfavorable además para la reposición de nutrientes, acompañado de un modelo cultural que hay que tener en cuenta; la política, la economía y la cultura, llevaron a una uniformidad de producción que trajo sus consecuencias después de 40, 50 años.
–¿Qué consecuencias?
–Las que estamos viendo: pérdida de fertilidad en los suelos, tanto química como física; proliferación de malezas resistentes, erosión eólica e hídrica. Todos problemas que, además, no tienen resolución fácil, porque tenemos muy buenos productores pero, un productor líder o independiente no resuelve por sí sólo un problema, tiene que ser la comunidad trabajando en conjunto.
–¿Cómo se logra?
–Los esfuerzos tienen que ser comunes y eso requiere procesos de madurez y de políticas estables y de largo plazo, con intervenciones que lleven a los productores, que son empresarios, a hacer lo que consideramos es útil desde el punto de vista de la sostenibilidad productiva de los suelos.
–Desde un punto de vista técnico, entonces, no sería lo mejor seguir reduciendo las retenciones a la soja…
–No hablemos de retenciones en sí, pero la pregunta es: ¿qué hacemos si favorecemos aún más la producción de un mono cultivo? Decimos la soja, monocultivo de girasol o de cualquier otro, tendríamos el mismo problema. El cultivo no tiene ninguna culpa, el tema es repetir siempre la misma producción. Entonces, no sería conveniente algo que favorezca aumentar eso y que además desfavorece la reposición de nutrientes y la fertilización. Serian todas cosas que agravarían más la situación.
–En definitiva, ¿hay que pasar de manejos rentables a planteos más sostenibles?
–Exactamente. Nunca el máximo de rentabilidad es el máximo de sostenibilidad. Hay que tener en cuenta, al respecto, lo que hoy llamamos los costos ocultos: cuando alguien hace un costo de producción, ¿pone en su costo el cultivo de cobertura, la rotación, la fertilización, para considerar el margen bruto, o sólo alquiler, semillas, agroquímicos y cosecha? El fósforo, que antes lo teníamos en 30 partes por millón y ahora lo tenemos en 13 o 10, en algún momento lo vamos a tener que reponer, lo hemos ido vendiendo en cuotas con la cosecha y alguien, alguna generación, va a tener que devolverlo, y eso por ejemplo es un costo oculto.
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Agrovoz
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Acopio News
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