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El presidente uruguayo Tabaré Vázquez se reunió ayer martes en Beijing con su par chino Xi Jinping para comenzar a negociar una integración comercial que, en el caso chino, permita transformar a Uruguay en la base de la plataforma de negocios de China en el Mercosur.
 
“Uruguay y China acaban de acordar una nueva etapa de desarrollo en sus relaciones bilaterales para que esos vínculos tengan un nivel más amplio”, señaló el director general de América Latina y el Caribe de la Cancillería china, Zhu Qingqiao, ante medios de comunicación congregados en el Gran Salón del Pueblo.
 
“También acaban de acordar iniciar cuanto antes el proceso de negociaciones para la suscripción de un Tratado de Libre Comercio bilateral”, añadió.
 
La meta es llegar a 2018 con un TLC firmado entre ambas naciones. En Sudamérica China tiene vigentes TLC con Chile y Perú. Y está en proceso de negociación de un acuerdo con Colombia.
 
Uruguay –al igual que la Argentina aunque no con tanta magnitud– registra un déficit comercial con China, el cual sería viable revertir en caso de poder colocar un mayor y mejor volumen de bienes agroindustriales en el mercado asiático. Además el TLC intentará promover ventajas a corporaciones chinas que deseen realizar inversiones en infraestructura en Uruguay.
 
Gracias el TLC que Chile tiene con China, por ejemplo, en el primer semestre de 2016 pudo exportar frutas (fundamentalmente cerezas) a ese destino asiático por un monto de 630 millones de dólares. Se trata de una cifra 27% superior a la generada por las exportaciones totales de cortes frescos bovinos realizada por Argentina en el mismo período.
 
Argentina, una vez rodeada por dos naciones que tengan un TLC con China, deberá seguramente replantear su estrategia comercial para evitar que se replique en Uruguay el éxodo constante de consumidores voraces que actualmente viaja a Chile para comprar indumentaria, electrodomésticos y artículos digitales a precios mucho más accesibles que los presentes en la cerrada economía local.