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Soja en el NOA, opción que no cautiva a productores de Córdoba

Si bien reconocen que el reembolso del cinco por ciento de los derechos de exportación es un alivio para la producción, consideran que no es un incentivo para encarar inversiones a largo plazo.
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Agrovoz
Por Alejandro Rollán.- Producir una tonelada de soja en la zona de Joaquín V. González, en el norte de Salta, es todo un desafío. Si el clima acompaña durante el ciclo, algo que no ocurrió con regularidad en las últimas cuatro campañas, el grano estará listo para la comercialización. Si el objetivo es que llegue hasta los puertos del Gran Rosario deberá hacer un periplo en camión de 1.125 kilómetros. El costo de ese traslado –alrededor de 1.100 pesos la tonelada– representa casi 30 por ciento de su valor.
 
Salta, junto a otras nueve provincias del norte del país, integra el Plan Belgrano, un proyecto oficial que busca incentivar el desarrollo productivo, social y de infraestructura de esta región del país. Su delimitación geográfica fue el criterio que utilizó el Ministerio de Economía para aplicar un reembolso exclusivo del cinco por ciento en el valor de la soja de la próxima campaña.
 
Este alivio fiscal diferenciado fue la figura que encontró el ­Gobierno para compensar su decisión de postergar la promesa electoral de reducir cinco por ciento en el valor de las retenciones al cultivo. En términos de dinero significa para los productores del norte una mejora de casi 20 dólares por tonelada, si se tiene en cuenta el precio de la oleaginosa proyectado a mayo del año próximo.
 
Con 2,26 millones de hectáreas sembradas y una producción de 5,299 millones de toneladas en la campaña pasada, las provincias que integran el Plan Belgrano aportaron un poco más del 10 por ciento de la producción sojera. De las 10 provincias que lo conforman (Santiago del Estero, Salta, Tucumán, La Rioja, Misiones, Jujuy, Formosa, Corrientes, Catamarca y Chaco), solo en La Rioja no se cultiva soja, según datos del Ministerio de Agroindustria.
 
Santiago el Estero es la principal provincia sojera dentro del Plan “B”, con 980 mil hectáreas sembradas y un volumen de 2,4 millones de toneladas. Es donde más creció el cultivo en los últimos 16 años, con la incorporación de 657 mil hectáreas y un incremento en el volumen de 1,98 millones de toneladas.
 
¿Se amplía la frontera?
 
Hasta el período 2010/2012, la ecuación económica de la soja en el NOA y NEA hizo que muchos productores cordobeses tuvieran presencia en la zona. Sin embargo, la baja en los precios y la irregularidad del clima convirtió a la inversión en riesgosa.
 
Para los productores, está condición no se va a modificar a partir del reembolso anunciado por el Gobierno, que tiene más el alcance de un alivio transitorio que de un incentivo para aumentar la producción.
 
La campaña 2010 fue la última que Walter Orodá hizo agricultura en el norte del país. “Durante 10 años hice soja en Santiago del Estero en campo arrendado, donde hubo ciclos en que acompañaron los precios y otros no. Decidimos dejar de hacerlo en 2010, cuando los números comenzaron a complicarse. Hubo inversores que perdieron plata”, sostiene el productor.
 
Más allá de la mejora que representa la devolución del impuesto, Orodá asegura que el diferencial no es suficiente para volver a producir en el NOA. “Puede permitir aliviar los números de algunos productores con campo propio, pero no es un incentivo para hacer más superficie”, aclara.
 
Caso testigo
 
Con una rotación que tiene a la soja y al maíz en partes iguales, Walter Orodá, trabaja 2.500 hectáreas agrícolas en la zona de San José de la Dormida. “Los números están muy ajustados en esta zona de la provincia”, reconoce el productor, que trabaja 700 hectáreas propias y el resto arrendadas. “Con un precio a mayo de 255 dólares por tonelada, para la soja en campo propio tengo un costo directo de 15,2 quintales, con un valor del flete a Rosario de 45 dólares por tonelada”, precisa Orodá.
 
El lugar de Córdoba en el que hace agricultura se encuentra casi en el límite con las provincias del Plan Belgrano. Y representa una zona gris. “Estoy a 600 kilómetros del puerto y hay productores de Santiago del Estero que por la ruta 34 están a 500 kilómetros”, compara el productor. “Lo ideal hubiera sido que se eliminara el cinco por ciento de retenciones para toda la soja, tal como el Gobierno había prometido”, sostiene. Según Orodá, la baja en las retenciones hubiera permitido al extremo norte de Córdoba mejorar los márgenes brutos entre ocho y 15 por ciento.
 
Alto riesgo
 
Raúl Arinci, integrante de la empresa Campo y Negocios de Monte Cristo, fue otro de los productores cordobeses que en su momento hizo soja en Santiago del Estero, Chaco y Jujuy. “Fue entre 2008 y 2009, cuando los números eran diferentes, en especial para quienes arrendábamos campos”, recuerda el productor.
 
Por ahora, Arinci no tiene pensado volver con el cultivo a la región, ya que considera que no están dadas las condiciones. “Cuando hay más riesgo tiene que haber más posibilidad de capturar renta; de lo contrario, nadie arriesga y se inclina por lo seguro. Hoy no nos tienta tomar riesgo ilimitado en zonas que, si bien son buenas, son más marginales. Y cuando las condiciones no se dan golpean fuertemente los resultados”, sostiene.
 
Incidencia
 
Si bien considera a la implementación del reembolso como una medida positiva, Arinci asegura que sus efectos son de corto plazo y que están lejos de aportar soluciones estructurales.
 
“Sería peor no tener ningún beneficio, pero no alcanza para realizar nuevas inversiones. Hace tres meses la soja cotizaba para mayo a 270 dólares y ahora está en 250 dólares. Estos cambios influyen”, reconoce. Para el productor, las soluciones estructurales pasan por recomponer la red ferroviaria y hacer que el flete sea competitivo. “Si el flete sigue siendo caro, no hay baja en las retenciones que lo ayude. Es el costo que más incide para que en esa zona se tenga una producción sustentable y competitiva”, advierte.
 
Si bien la consideran un paliativo de corto plazo, para los productores del NOA la resolución oficial lejos está de incentivar a una mayor siembra. “No creo que aumente la superficie, el clima incide y el productor aprendió. La soja es riesgosa en la zona. Contribuirá a que las empresas mejoren sus resultados financieros, que en muchos casos vienen complicados desde hace varios años”, reconoce Daniel Rossi, coordinador de la Región NOA del movimiento Crea.
 
Sobre más de 200 mil hectáreas cultivadas por los 15 grupos de la regional, la soja es el grano con mayor protagonismo.
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