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Los alquileres de corto plazo atentan contra la sustentabilidad
Un experto de Aacrea advierte que los arrendamientos anuales favorecen el monocultivo. Aconseja un trabajo coordinado para revertir la situación.
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Clarin
Por Federico Bert.- “Este año cerré un quintal arriba.” Es el tipo de frase que puede oirse año tras año en boca de miles de productores. ¿Qué refleja? En principio, un acuerdo entre un arrendatario y un arrendador como parte de una transacción por una fracción de tierra. Pero, detrás de ese acto hay mucho más que una transacción. En el proceso de negociación de arrendamientos se define la relación entre el productor y la tierra.
Como toda relación, la forma en que se establece define el trato entre las partes. En el caso del productor y la tierra, la relación de tenencia condiciona los objetivos del productor y, en última instancia, sus decisiones. En un trabajo que publicamos recientemente, mostramos que los productores que trabajan campos propios ponen más foco en objetivos de largo plazo y en la conservación del valor, mientras que los arrendatarios tienden a enfocarse en maximizar el resultado de la campaña.
Lo anterior no escapa a lo que la literatura muestra respecto del “sentimiento psicológico de propiedad”. Sobran evidencias de que el propietario de un bien tiende a asignarle un mayor valor respecto de aquel que sólo tiene su posesión. Sin embargo, no ser propietario no debiera ser impedimento para la preservación del valor. Pensemos sino en el leasing de autos: el poseedor suele estar interesado en preservarlo sin ser propietario (aunque claro que tiene el estímulo de poder serlo en el futuro).
Todo lo antes descripto tiene grandes implicancias en la agricultura de la Argentina, principalmente si pretendemos sistemas sostenibles. Ocurre que más del 60% del área agrícola es arrendada. Y como refleja la frase inicial, la mayoría de los acuerdos de arrendamiento son por un año.
Un año no es una casualidad. Suele ser el punto en el que más fácil acuerdan dueños y arrendadores; es casi tácito. Y es una consecuencia más de los históricos vaivenes económicos, políticos y sociales de nuestro país. Vaivenes que, en última instancia, generan imprevisibilidad. Y es lógico.
¿Es Argentina el único lugar del mundo (agrícola) imprevisible? Claro que no. Nuestra particularidad es, además, la ausencia de incentivos, regulaciones, controles. En fin, reglas de juego que den un marco a esas miles de transacciones. Estas son las variables que dan sentido a frases tan trilladas como válidas como “falta de políticas agropecuarias”, tan escuchada en los últimos años.
Volviendo a las relaciones y su psicología, pareciera que muchos productores tenemos con la tierra una relación “touch and go”. Esta campaña sí, pero la que viene no sé. Capaz viene alguien mejor (y este es un caso más en que billetera mata galán). Las implicancias del cortoplacismo son evidentes: desde desincentivos para rotar y tendencia a monocultura del cultivo más rentable hasta inestabilidad estructural para las empresas. Todo eso atenta contra la sostenibilidad.
Ahora, ¿toda la culpa es de la imprevisibilidad y la falta de políticas? No. Ocurre, en ese sentido, algo muy curioso. Si vos, que estás leyendo la nota, sos productor que arrienda, pensá: ¿por cuantos años has alquilado los campos que hoy alquilás? Aunque no tenemos números oficiales, un relevamiento muestra que, a pesar de los acuerdos anuales, la gran mayoría vuelve a arrendar los mismos campos.
Entonces, acuerdos anuales pero relaciones de posesión de largo plazo. Sabiendo que las decisiones cortoplacistas generan inevitablemente un impacto negativo en la productividad (tal es así que el mercado suele reconocerlo con alquileres más altos para campos con buenos antecedentes) resulta claro que, quien probablemente sufra las consecuencias de actuar en modo “touch and go” sea uno mismo.
La situación podría enmarcarse dentro del famoso dilema de los comunes (un derivado de la teoría de juegos): el productor que alquila el mismo campo por varias campañas pero toma decisiones en función del acuerdo anual, no coopera consigo mismo en el futuro.
Es injusto cargar todas las tintas sobre el productor. El dueño, a pesar de no aparecer en la escena productiva, es parte de esta película. Es el tercero en discordia en la relación productor-tierra. Por ejemplo, si el objetivo del dueño es maximizar la renta, menos incentivo y margen tendrá el productor para invertir en prácticas que aporten a la sostenibilidad.
Lo paradójico es que pareciera que el arrendador, a pesar de seguir siendo dueño, modifica su relación psicológica con la tierra al no producirla, perdiendo preocupación por la pérdida de su valor. El paso del tiempo agrava esto ya que debilita el vínculo sentimental del dueño con la tierra.
Los actores relacionados a la producción tenemos que tomar conciencia de lo que implica tener más de la mitad del área bajo arrendamientos de corto plazo. Es hora de tomar cartas en el asunto, ningún cambio se dará espontáneamente. Se necesita del compromiso de arrendatarios y arrendadores con una producción sostenible.
Y se necesita de la participación activa del estado generando un marco de previsibilidad e impulsando políticas públicas que regulen aspectos clave como la duración de contratos y que incentiven buenas prácticas. En definitiva, se trata de cambiar la relación psicológica que tenemos con la tierra.
Como toda relación, la forma en que se establece define el trato entre las partes. En el caso del productor y la tierra, la relación de tenencia condiciona los objetivos del productor y, en última instancia, sus decisiones. En un trabajo que publicamos recientemente, mostramos que los productores que trabajan campos propios ponen más foco en objetivos de largo plazo y en la conservación del valor, mientras que los arrendatarios tienden a enfocarse en maximizar el resultado de la campaña.
Lo anterior no escapa a lo que la literatura muestra respecto del “sentimiento psicológico de propiedad”. Sobran evidencias de que el propietario de un bien tiende a asignarle un mayor valor respecto de aquel que sólo tiene su posesión. Sin embargo, no ser propietario no debiera ser impedimento para la preservación del valor. Pensemos sino en el leasing de autos: el poseedor suele estar interesado en preservarlo sin ser propietario (aunque claro que tiene el estímulo de poder serlo en el futuro).
Todo lo antes descripto tiene grandes implicancias en la agricultura de la Argentina, principalmente si pretendemos sistemas sostenibles. Ocurre que más del 60% del área agrícola es arrendada. Y como refleja la frase inicial, la mayoría de los acuerdos de arrendamiento son por un año.
Un año no es una casualidad. Suele ser el punto en el que más fácil acuerdan dueños y arrendadores; es casi tácito. Y es una consecuencia más de los históricos vaivenes económicos, políticos y sociales de nuestro país. Vaivenes que, en última instancia, generan imprevisibilidad. Y es lógico.
¿Es Argentina el único lugar del mundo (agrícola) imprevisible? Claro que no. Nuestra particularidad es, además, la ausencia de incentivos, regulaciones, controles. En fin, reglas de juego que den un marco a esas miles de transacciones. Estas son las variables que dan sentido a frases tan trilladas como válidas como “falta de políticas agropecuarias”, tan escuchada en los últimos años.
Volviendo a las relaciones y su psicología, pareciera que muchos productores tenemos con la tierra una relación “touch and go”. Esta campaña sí, pero la que viene no sé. Capaz viene alguien mejor (y este es un caso más en que billetera mata galán). Las implicancias del cortoplacismo son evidentes: desde desincentivos para rotar y tendencia a monocultura del cultivo más rentable hasta inestabilidad estructural para las empresas. Todo eso atenta contra la sostenibilidad.
Ahora, ¿toda la culpa es de la imprevisibilidad y la falta de políticas? No. Ocurre, en ese sentido, algo muy curioso. Si vos, que estás leyendo la nota, sos productor que arrienda, pensá: ¿por cuantos años has alquilado los campos que hoy alquilás? Aunque no tenemos números oficiales, un relevamiento muestra que, a pesar de los acuerdos anuales, la gran mayoría vuelve a arrendar los mismos campos.
Entonces, acuerdos anuales pero relaciones de posesión de largo plazo. Sabiendo que las decisiones cortoplacistas generan inevitablemente un impacto negativo en la productividad (tal es así que el mercado suele reconocerlo con alquileres más altos para campos con buenos antecedentes) resulta claro que, quien probablemente sufra las consecuencias de actuar en modo “touch and go” sea uno mismo.
La situación podría enmarcarse dentro del famoso dilema de los comunes (un derivado de la teoría de juegos): el productor que alquila el mismo campo por varias campañas pero toma decisiones en función del acuerdo anual, no coopera consigo mismo en el futuro.
Es injusto cargar todas las tintas sobre el productor. El dueño, a pesar de no aparecer en la escena productiva, es parte de esta película. Es el tercero en discordia en la relación productor-tierra. Por ejemplo, si el objetivo del dueño es maximizar la renta, menos incentivo y margen tendrá el productor para invertir en prácticas que aporten a la sostenibilidad.
Lo paradójico es que pareciera que el arrendador, a pesar de seguir siendo dueño, modifica su relación psicológica con la tierra al no producirla, perdiendo preocupación por la pérdida de su valor. El paso del tiempo agrava esto ya que debilita el vínculo sentimental del dueño con la tierra.
Los actores relacionados a la producción tenemos que tomar conciencia de lo que implica tener más de la mitad del área bajo arrendamientos de corto plazo. Es hora de tomar cartas en el asunto, ningún cambio se dará espontáneamente. Se necesita del compromiso de arrendatarios y arrendadores con una producción sostenible.
Y se necesita de la participación activa del estado generando un marco de previsibilidad e impulsando políticas públicas que regulen aspectos clave como la duración de contratos y que incentiven buenas prácticas. En definitiva, se trata de cambiar la relación psicológica que tenemos con la tierra.
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Clarin
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Acopio News
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2024-10-23
Acopio News
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