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El economista jefe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Ernesto Ambrosetti, cuestionó el alto nivel de presión impositiva que enfrenta la producción de soja en Argentina, y apuntó sus críticas a Córdoba y Buenos Aires por lo que considera una suba “desmedida” del Impuesto Inmobiliario Rural en los últimos años.
 
En el marco del Primero Congreso de Perspectivas Agrícolas realizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ambrosetti sostuvo que la alta presión impositiva que tiene la soja, la vuelve menos competitivo frente al maíz, el trigo y el girasol.
 
Números
Los cálculos de este economista son que, por cada 100 pesos que el productor gana, 66 se los lleva el Estado, cuando en el resto de los cultivos la participación es del 40,4 por ciento en maíz, 52,9 por ciento en girasol y 42,5 por ciento en trigo.
 
En consecuencia, subrayó que “la soja está debilitada, por precios internacionales bajos con difíciles perspectivas de recuperación, pérdida de competitividad relativa con los otros cultivos, y presión impositiva”.
Y en ese sentido, destacó que esa presión “no solo son los derechos de exportación, sino también los impuestos a los débitos y créditos, el IVA y el Inmobiliario Rural, subidos desmedidamente en Córdoba y en Buenos Aires sin relación con la producción”.
 
Maíz y carnes
En el mismo panel que Ambrosetti, otro de los disertantes fue el economista jefe de la Federación de Acopiadores, Leandro Pierbattisti, quien subrayó que la Argentina exportará en 2017 unas “25 millones de toneladas de maíz”, con la posibilidad de que los productores puedan “captar un mejor valor, por encontrarse en un momento privilegiado, como es la contraestación”, con respecto a los Estados Unidos y Ucrania, principales competidores.
 
En tanto, el consultor privado en temas ganaderos, Víctor Tonelli, destacó que “el crecimiento de la oferta de las tres carnes, vacuna, aviar y porcina, al mercado interno para los próximos cinco años no será menor a un millón toneladas”.
 
De este modo, Tonelli subrayó que el consumo de carne en Argentina “alcanzará a los 120 kilogramos al año por habitante en 2020”, y remarcó que eso “nos colocará en segundo lugar en consumo de proteínas en el mundo”. Sobre la evolución del consumo interno de carne, precisó que “la vacuna caerá, la aviar se mantendrá y la porcina crecerá”.
 
Asimismo pronosticó “un crecimiento fuerte de las exportaciones para los próximos cinco años”, y precisó que “la carne vacuna pasará de poco más de 200 millones de toneladas en 2015 a 700 millones en 2020”.