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Por Francisco Jueguen.- "Un excelente discurso", dijo en voz baja Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio, al oído del gobernador santafecino, Miguel Lifschitz, ambos sentados en la primera y única fila del repleto auditorio de la Unión Industrial Argentina (UIA). Para reforzar esa aprobación, Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), le levantó el pulgar a la titular de la Oficina Anticorrupción (OA), Laura Alonso. La escena era en apariencia armónica. Unos segundos antes, tras recordar que Mauricio Macri "viene de la industria" y que "el sistema político se encuentra maduro", el jefe de Gabinete, Marcos Peña, había llamado a los empresarios a celebrar "un acuerdo productivo de largo plazo".
 
Pero esa sintonía inicial dio cuenta luego de algunos desacoples: el Gobierno instó a los empresarios a invertir y los industriales le reclamaron nuevas medidas de estímulo.
 
"¿Van a formalizar un consejo económico y social?", le preguntó LA NACION cuando Peña enfilaba hacia la salida lateral de la sala. "Vamos a hacer muchos acuerdos. Todo es una posibilidad", dejó picando.
 
Pese a la buena atmósfera reinante, la celebración del Día de la Industria mostró algunos contrapuntos entre el Gobierno y los industriales. El ministro de Producción, Francisco Cabrera, los instó a invertir, mientras que los empresarios se quejaron de la relación con China, las altas tasas de interés, la presión tributaria y la caída de la actividad. El sector reflejó en julio un derrumbe del 7,9% en la medición interanual. Sin embargo, funcionarios y hombres de negocios destacaban que la retracción está cerca de tocar fondo. Incluso -afirmaron- podría haber sectores con algunas mejoras si los números que llegan desde Brasil son de un reflote, como prevén.
 
Cuando llegó su turno de subir al atril, Cabrera sonrió. Ladeado por el presidente de la UIA, Adrián Kaufmann; Luis Betnaza, director de Techint, y Peña, sacó de su bolsillo un papel arrugado. "Estos son los pedidos que nos hizo la UIA cuando aún éramos candidatos", explicó, y enumeró el checklist empresario: cepo, default, restricciones para el intercambio y liquidación de divisas, retenciones a la industria, ley para pymes, autopartistas, emprendedores, etc. "Creo que hemos cumplido con la mayoría de las demandas que nos plantearon hace unos meses", les dijo a los empresarios. Lo escuchaban, entre otros, Paolo Rocca (Techint), Alejandro Bulgheroni (PAE), Miguel Acevedo (AGD), Eduardo Nougués (Ledesma), José Urtubey (Celulosa Argentina), Juan Carlos Sacco (industria gráfica), Cristiano Rattazzi (FCA), Teddy Karagozian (TN & Platex) y Eduardo Eurnekian (Corporación América), que se acomodó algo más tarde que los demás en su butaca reservada.
 
"Necesitamos que ustedes se comprometan y que protagonicen este cambio de la Argentina invirtiendo, generando empleo, abriendo nuevos mercados", señaló Cabrera, que anticipó que la semana próxima llevarán a 10 años el plazo obligatorio para liquidar divisas.
 
Unos minutos antes, en su discurso, Kaufmann había coincidido con el pedido de "actuar conjuntamente para encausar respuestas integrales". Sin embargo, demandó por "el crecimiento de las importaciones, en un contexto global caracterizado por la competencia desleal, la caída de la actividad, las altas tasas de interés, la presión tributaria, la falta de competitividad sistémica. Son problemas que están frente a nosotros". Un empresario describió el carácter de esos nuevos reclamos. "El hambre viene comiendo", explicó.
 
Más tarde, Kaufmann relativizó la posibilidad concreta de nuevas inversiones. "Depende del sector donde estés. Hay proyectos de grandes empresas, pero tiene que haber mercado", indicó, aludiendo a los cinco años que el sector lleva sin crecer.
 
El mayor enojo de los industriales tuvo, no obstante, un único destinatario: el embajador argentino en China, Diego Guelar, "Tiene que ser considerada una economía de libre mercado", dijo, urticante, anteayer el funcionario, mientras Macri se aprontaba a llegar a ese país.
 
Uno de los más enojados con las declaraciones del embajador era Betnaza. Pero fue Urtubey quien le puso palabras: "Los dichos de Guelar prenden luces amarillas", dijo. En su discurso, Kaufmann se preguntó si la luz al final del túnel no era en realidad una locomotora china que venía de frente.
 
"La crisis brasileña crea enormes problemas en el mercado local", afirmó Rattazzi, que avizoró un ciclo mejor en seis meses. "Estoy convencido de que el dólar está retrasado", criticó, y estimó que la cotización de la divisa debería rondar los 18 pesos. "Que la inflación esté bajando es que esté en un 3 o un 5% anual, no en el 15%", afirmó el italiano. "El tema impositivo no lo quieren tratar, pero lo vamos a tener que tratar", se quejó, en tanto, el textil Karagozian.
 
Al final, el aplauso a Peña fue rotundo. "El Presidente no los va a dejar solos", había prometido, y se animó a pronosticar que competir en el mundo les generará orgullo. "Los argentinos nos necesitan juntos. Sin industria no hay nación", cerró, citando el leit motiv de la UIA. Las palmas no taparon el contrapunto.
 
CAME pidió políticas para la reactivación
 
En el acto por el Día de la Industria en la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el clima tuvo poco de festivo. Luego de que ayer el Indec revelara que la producción industrial sufrió en julio una caída interanual del 7,9%, el presidente de la entidad, Osvaldo Cornide, reclamó medidas para reactivar el consumo. "Salvo la terminación del cepo y el acuerdo con los holdouts, medidas internas para generar inversión no veo ninguna", dijo el dirigente a LA NACION.
 
"No puedo atribuirle al Gobierno la caída de la producción, que viene desde hace tanto tiempo, pero no veo un cambio de tendencia", agregó Cornide, quien encabezó el acto en la sede de la entidad al que asistieron el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschtitz, junto al dirigente sindical Héctor Daer y el senador Juan Manuel Abal Medina, entre otros funcionarios.