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Según un informe de Economía & Regiones

Consultora fundada por Rogelio Frigerio asegura que “en este marco no hay que esperar un rebrote de la inversión ni del crecimiento económico”

Se descontroló el gasto público: en julio pasado la administración nacional presentó un déficit fiscal primario de 25.715 millones de pesos. Se trata de una cifra 112% superior a la del mismo mes de 2015. En los primeros siete meses de 2016 dicho déficit acumula 146.918 M/$ (+37%), mientras que el déficit financiero sumó 160.807 M/$ (+48%).
 
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Valor Soja
“El gobierno de Cambiemos ha decidido sustituir –en parte– financiamiento vía emisión monetaria con financiamiento vía endeudamiento”, indica un informe de Economía & Regiones, consultora fundada por el actual ministro de Economía Rogelio Frigerio y presidida actualmente por Verónica Sosa.
 
“Sin embargo, financiar déficit con deuda –no con emisión– no soluciona los problemas de fondo, sino que tan sólo consiste en un parche circunstancial que puede tener resultados parcialmente positivos sobre el crecimiento sólo en el corto plazo. A la larga, no bajar el déficit fiscal y financiarlo con deuda termina castigando indefectiblemente la inversión y el crecimiento en el mediano y largo plazo, porque aumenta el riesgo país encareciendo el costo de capital”, señala el informe. “En este marco, no hay que esperar un rebrote ni de la inversión, ni del crecimiento económico”, alerta.
 
El documento explica que la reducción de gasto público es un aspecto esencial para comenzar a crecer sobre bases sólidas. “Un sector público más pequeño y un déficit fiscal más bajo implican menos impuestos, costo de capital más bajo y menor inflación, contribuyendo positivamente a un proceso de crecimiento liderado por la oferta agregada y apuntalado sobre la inversión”, asegura Economía & Regiones. “La expansión de la oferta expande el nivel de ingreso y contribuye a bajar la inflación y, al generar empleo, expande el consumo, la inversión y la demanda agregada”, añade.
 
“Sin embargo, el gobierno (macrista) prefirió el gradualismo a las reformas fiscales de fondo. Para peor, el gradualismo puesto en práctica no sólo fue un fracaso en términos fiscales, sino que terminó generando la sensación de un mega-ajuste, que no fue tal, en la ciudadanía”, expresa.
 
“El ajuste fiscal gradual de los primeros cuatro meses del año (2016) fue dejado de lado y en su lugar apareció una política fiscal expansiva netamente keynesiana financiada con deuda, a través de la cual se procura estimular el consumo y la demanda agregada. La reparación histórica a los jubilados y la obra pública pasaron a ser el centro neurálgico de la política económica reactivadora del gobierno, que tiene como principal objetivo obtener un buen resultado electoral en 2017”, apunta la consultora.
 
La estanflación vigente en la economía argentina cumplirá cinco años en 2016. Tal fenómeno tiene origen estrictamente fiscal. “A medida que aumenta el déficit y se acumulan resultados fiscales negativos financiados con emisión monetaria, la inflación gana fuerza y el crecimiento económico se diluye hasta desaparecer”, apunta el informe.
 
Durante el último tramo del régimen kirchnerista el exceso creciente de gasto público produjo un sostenido aumento del déficit fiscal que, al ser financiado mayoritariamente con emisión monetaria, destruyó el balance de la autoridad monetaria (aumento de la deuda del Tesoro con el BCRA) para generar un incremento del nivel general de precios que pauperizó a la población al tiempo que liquidó la competitividad de los sectores exportadores.
 
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