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Día del cerealista

Medalla de oro a la trayectoria

Como tantas otras veces, Luis Di Rocco elige el salón de reuniones del Centro de Acopiadores de Cereales de Tres Arroyos para hablar con LA VOZ DEL PUEBLO. Pero la charla no es una más, en esta oportunidad no se va a referir a formularios, nuevas resoluciones en la comercialización o sobre la calidad de los granos. Luis va a contar que tras 31 años de ocupar la gerencia del centro y acumular 50 años en la actividad granaria se jubila, que a fin de mes ya no ocupará más la oficina que da a la calle Pedro N. Carrera. Y se siente bien, porque entiende que se trata de un ciclo cumplido.
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La Voz del Pueblo
"Tengo 72 años, ya estaba sobrado con la edad de jubilación, pero seguí porque quise. Pero ahora dije ‘ya está’. Llega un momento que uno tiene que darse cuenta de que ya pasó su tiempo", revela con su habitual sencillez y tono campechano.
 
"Me parece mentira que hayan pasado 31 años desde que empecé en el Centro. Para mí fue como una película, como algo que arrancó ayer... Mi hija más chica tenía tres años cuando yo empecé como gerente, y hoy es madre de familia... Creo que en este tiempo al Centro le fue bien, y a mí, en mi vida privada, también", cuenta sin falsa modestia.
 
Luis deja una empresa totalmente distinta a la que encontró, fue partícipe necesario de la evolución que ha tenido el Centro de Acopiadores, y con sinceridad dice que considera que hizo las cosas bien. "Yo me voy bien, conforme conmigo mismo. No soy yo el que tiene que evaluar mi trabajo, pero creo que mi paso por el centro fue positivo. Soy parte del desarrollo que tuvo. Hay que ver de dónde partimos y donde estamos hoy. Yo me voy satisfecho por lo que le brindé", comenta.
 
Y a la hora de mirar para atrás, Luis elige también agradecer a los directivos del centro. "Acá siempre se reconoció la función que cumplí con un buen sueldo. Y mis tres hijos pudieron ir a la universidad en La Plata, que no es fácil. Eso fue en gran parte gracias al centro, sumado a que mi señora tenía su peluquería de damas y aportaba lo suyo también", dice. "Interiormente me voy bien, para mí eso es lo mejor", agrega.
 
 
 
Café y granos
 
Di Rocco empezó a trabajar a los 11 años, su primer empleo fue de cadete en el café Los Tres Arroyos. Tras cinco años ahí, consiguió trabajo en Apatie y Compañía, una firma que administraba campos. Hasta que en 1966 le tocó irse a hacer el servicio militar y al volver ya no tenía ocupación. Pero tras rechazar algunos ofrecimientos, decidió aceptar la propuesta de Jorge Ares que poco tiempo después del ingreso de Luis empezó a dedicarse al acopio de cereales y él se inició a la par. "Como siempre era algo que me había gustado, hice el curso de perito en granos para estar más capacitado. Así es que desde el 66 estoy trabajando en el acopio de cereales".
 
Ares falleció en un accidente automovilístico en 1985 y la empresa se cerró. Eso, sumado a que la Junta Nacional de Granos empezó a importar fertilizantes y los distribuía a través de las cooperativas y los acopios, motivó a que el centro lo fuera a buscar a Luis y le ofreciera el cargo de gerente -hasta ese momento inexistente- para ocuparse del manejo de los canjes de fertilizantes.
 
En esos tiempos el centro funcionaba en la esquina de Lavalle y Saavedra, luego con la evolución que tuvo a partir de tener que emitir las cartas de porte y otros formularios involucrados en el comercio de granos, debió mudarse en 2002 a las instalaciones que ocupa en la actualidad, donde cuenta con oficinas espaciosas y un cómodo laboratorio.
 
Luego de 50 años en la actividad granaria, Luis reconoce que le hubiera gustado ser maestro. Aunque aclara que, en cierto sentido, pudo volcar esa vocación en su función de gerente del centro. "Alrededor mío se formó mucha gente, no sólo la que pasó como personal de acá, sino unos cuantos jóvenes que estaban empezando a trabajar en escritorios de cereales y yo les enseñe a hacerlo. No porque quisiera, sino porque había tantas resoluciones y tantas normativas que cambiaban a cada rato, que uno sin querer se convertía en maestro. Yo iba a las reuniones de la Federación de Acopiadores a Buenos Aires y después al volver tenía que salir a transmitir esa información", cuenta.
 
Y como siempre, en el final de la charla -que no fue una más-, agradece haber sido tenido en cuenta para realizar una nota en el marco del Día del Cerealista.
Medio de comunicación
La Voz del Pueblo

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