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El Partido Justicialista, como primera fuerza política de la oposición, designó a Oscar Lamberto al frente de la Auditoría General de la Nación. El nombramiento se da luego de la renuncia de Ricardo Echegaray al frente del organismo que controla las cuentas del sector público.
 
Lamberto, dirigente peronista histórico de Santa Fe, fue senador y diputado nacional y también Auditor General por el peronismo en la gestión anterior, cuando Leandro Despouy ocupaba el cargo representando al radicalismo.
 
 
En las últimas semanas, el apellido de Echegaray había sido mencionado en dos causas judiciales comprometedoras para el kirchnerismo: la ruta del dinero K y el tráfico de efedrina. El arrepentido Leonardo Fariña había dicho que el ex funcionario sabía de los bolsos con dinero sucio de los K. "Cristina sabía, De Vido sabía, Echegaray sabía y Sbatella sabía. Hoy todos se hicieron ricos", afirmó. Envuelto en diversos escándalos, Echegaray presentó la renuncia. La diputada Elisa Carrió tuvo mucho que ver con su salida: cuando Cambiemos no había ni siquiera cumplido dos semanas en el poder ella impugnó su designación y prometió hacer todo lo posible para frenar su asunción en el organismo de control.
 
Lamberto tiene trayectoria política dentro del peronismo. Es contador público, cercano a Carlos Reutemann y clave en la política santafesina.
 
Según el procedimiento constitucional, José Luis Gioja (por ser Presidente del Consejo Nacional Justicialista) y Miguel Ángel Pichetto (Secretario Político del PJ) elevaron con sus firmas el pliego. Gabriela Michetti, vicepresidenta de la Nación y presidenta del Senado, debe efectivizar la medida para que la AGN retome su normal funcionamiento