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Preocupan las pérdidas por la excesiva humedad en la soja

Hay graves problemas en la calidad de los granos y se atrasa la cosecha. Consejos del INTA para reducir los daños al almacenar los porotos.
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Clarin
Las constantes lluvias de abril en la zona núcleo y el centro norte de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, que acumularon más de 250 milímetros y con picos aún mayores durante los últimos 20 días, están provocando graves daños a los lotes de soja que estaban a punto de ser trillados, al punto que se proyectan pérdidas de entre 3 y 5 millones de toneladas para una cosecha que se proyectaba, hasta marzo, en 59 millones de toneladas.
 
Por la excesiva humedad, hay vainas manchadas, granos brotados y también con muy poco peso y calidad industrial. Los daños sobre todo afectan a la soja de primera, ya que todavía falta para cosechar los lotes de segunda. En el caso del maíz, en la zona en la que se registraron las precipitaciones más del 70% de las siembras tempranas ya se levantaron y los cultivos de segunda -también los tardíos- son menos vulnerables a este escenario climático porque todavía falta un buen trecho para cosechar.
 
“Hay que tener en cuenta que la soja, que es más rústica que el maíz durante el ciclo del cultivo, es más delicada al momento de cosechar, por eso se están dando todas estas dificultades”, explicó Guillermo Rossi, analista de mercado de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en diálogo con Clarín Rural.
 
En el centro y norte de Santa Fe, por ejemplo, se estima que se van a perder un millón de toneladas de soja, según el último informe de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, y en la zona núcleo se calcula que están en riesgo más de 2 millones de toneladas de la oleaginosa.
 
“La demora en los trabajos de recolección de la gruesa es realmente preocupante. Según datos oficiales, el avance de la trilla de soja llega al 14% de la superficie sembrada, lo que implica hasta el momento unas 2,8 millones de toneladas. A la misma altura del año se había cosechado el 33% de la oleaginosa; es decir, un volumen cercano a las 15 millones de toneladas”, precisa Rossi.
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En muchas zonas, el cultivo recibió el doble de agua del que necesita. Una soja de 40 quintales por hectáreas requiere de 550 y 600 milímetros, bajo condiciones normales de temperatura. En esta campaña, en los campos cercanos a Rosario se acumularon más de 1.000 milímetros desde principios de noviembre, con picos de 1.100 milímetros en localidades de la región como Casilda o Bombal.
 
En este contexto, un grupo de expertos del INTA Marcos Juárez, encabezados por el ingeniero Ricardo Bartosik, elaboró una serie de recomendaciones para minimizar las pérdidas de calidad en granos que se van a cosechar con mucha humedad.
 
Lo primero que tienen que saber los productores, es que habrá que afrontar costos extras por el secado de los granos para no afrontar el riesgo de una rápida pérdida de calidad al almacenar “los porotos”.
 
La logística no va a ser sencilla. La recepción de la cosecha en los acopios estará determinada en gran medida por la capacidad de secado (especialmente en maíz), ya que las plantas pueden manejar una porción limitada de grano húmedo. “Se aconseja a los productores coordinar con los acopios con tiempo la recepción de granos con excesiva humedad para evitar demoras inesperadas en la descarga de los granos”, advirtió el INTA.
 
Hay que tener en cuenta, además, que en estas campañas se supera la capacidad de secado de los acopiadores, acondicionadores y de las plantas en las terminales portuarias, una situación que repercute en aumentos de las tarifas de secado y finalmente en rechazos en la recepción de lotes por alta humedad.
 
En el caso del almacenamiento en bolsas plásticas se debe tener en cuenta que la humedad segura es la de comercialización y es importante considerarlo como una práctica estríctamente temporaria, especialmente con humedades en maíz por encima de 17% y en soja por arriba del 14%.
 
Si se desea almacenar soja para semilla, la humedad debe ser de 12,5% como máximo y se recomienda realizar un análisis de poder germinativo inicial y seleccionar como soja para semilla a aquellas bolsas cuyo poder germinativo sea superior a 95%”, destaca el trabajo del INTA.
 
Logícamente, en una coyuntura climática tan inestable, es importante ubicar las bolsas en lotes altos y con cierta pendiente para evitar el anegamiento temporario luego de una lluvia torrencial. Nunca hay que armar la silobolsa sobre rastrojo, ya que rompe la cubierta plástica y favorece la entrada de agua. Además hay que extremar los cuidados en el cierre de la bolsa y reparar toda rotura.
 
También hay que anotar en la bolsa la calidad (fundamentalmente la humedad) del grano embolsado. Realizar el monitoreo de la bolsa en base a la medición de dióxido de carbono para detectar tempranamente cualquier incremento en la actividad biológica.
 
En caso que los productores decidan cosechar húmedo y realizar almacenamiento temporario a campo, es importante considerar que el grano húmedo respira intensamente produciendo calor y consumiendo las propias reservas del grano, una situación que afecta su calidad.
 
“Es importante señalar que las oleaginosas son menos tolerantes al almacenamiento con humedad por lo que requieren más atención. Cuanto antes se detecte un problema, más rápido se puede actuar y menor será la pérdida”, aconsejó el informe del INTA.
 
A nivel logístico el impacto también es significativo. El ingreso de camiones a la zona portuaria de Rosario se frenó abruptamente en las últimas dos semanas, ante la imposibilidad de levantar la cosecha y utilizar los caminos rurales que están intransitables. “Esta situación hace prever que el procesamiento de soja y los embarques de maíz a lo largo del mes quedarán por debajo de los niveles inicialmente planeados”, concluye la Bolsa rosarina.
Medio de comunicación
Clarin

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