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Intenta sumar votos para bloquear el impeachment

Dilma busca contra reloj rearmar su coalición de gobierno

Es por la salida del aliado PMDB. Ayer se supo, sin embargo, que los ministros de esa fuerza  no se irán inmediatamente del gobierno. 
Fuente Imagen
Clarin
Menos de 24 horas despues de la decisión de abandonar el gobierno de Dilma Rousseff, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) mostró las entrañas de su fractura interna. Bastó una foto indiscreta, un episodio si se quiere casual. Ayer, en un acto en el Palacio del Planalto, alguien sacó una foto de la pantalla del celular de la ministra de Agricultura Katia Abreu, dirigente de esa agrupación. Chateaba con un amigo a quien escribió que “ninguno” de los ministros del PMDB --ahora son seis-- dejará el gobierno. Y afirmaba: “Confía en mi”; es que eso, según aparece en el texto del mensaje, lo decidieron la misma noche del martes, día del “desembarque”, en “la casa de Renan (Calheiros)”, presidente del Senado y uno de los grandes caciques pemedebistas.
 
Para no “faltar” el respeto a la cúpula de la organización, reveló que habían resuelto tomar una licencia “temporaria” del partido. El único renunciante es Henrique Eduardo Alves, ahora ex ministro de Turismo. En la cita del martes, los jerarcas de segundo nivel de la agrupación  conminaron a los ministros a abandonar sus puestos oficiales, además de convocar a más de 600 militantes a renunciar, so pena de ser expulsados. Además de la señora Abreu, que supo conquistar la amistad personal de Dilma, permanecerán en las filas del oficialismo el ministro Mauro Lopes, de Aviación Civil; Helder Barbalho (ministro de Puertos); Eduardo Braga, de Minas y Energía; Marcelo Castro, de Salud; y Celso Pansera, de Ciencia y Tecnología.
 
Sin ser un mazazo definitivo, esto complica el “proyecto de poder” que había imaginado el vice Michel Temer cuando publicó la plataforma de una eventual futura presidencia, luego de la también eventual caída de Rousseff. A ese documento lo llamó: “Un puente para el futuro”. Con la revuelta que generó esa revelación de un celular ministerial, tuvo que salir ayer Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, a defender al PMDB como “un puerto seguro” ante la “tempestad política”. Solo que el propio legislador está cercado.
 
Ayer, por ejemplo, trascendió una de las investigaciones de la policía federal sobre las cuentas en el exterior del parlamentario, que él volvió a negar hace tres días. En la denuncia, se afirma que la mujer de Cunha compró ropas, carteras y otros objetos femeninos, en las más caras casas de costura de París por 64.000 euros que gastó en un viajecito de tres días por la capital francesa. Ese dinero salió, según afirman los sabuesos, de aquellas cuentas basadas en bancos suizos, donde se presume que fueron depositados 5 millones de dólares procedentes de las coimas de Petrobras. Según Cunha “tenemos una tradición a honrar. La lucha es la marca de esa tradición”. El diputado Eliseu Padilha, vicepresidente de ese partido, juzgó que “el PMDB no puede dejar su actual protagonismo”.
 
Uno de los temas en danza, desde el martes, es la “disputa” entre Dilma y Temer por quedarse con los demás partidos de la coalición oficialista. Sin tener todavía la garantía de que conseguirá imponer el impeachment en Diputados, para lo que necesita 346 votos sobre 516, el vicepresidente brasileño se apresuró entre el lunes y ayer a una “distribución de ministerios” entre aquellos que favorezcan su asunción post Dilma.
 
Lo que el vice no contemplaba es la furiosa reacción del líder de la socialdemocracia (PSDB) Aécio Neves. El senador, uno de los más fanáticos impulsores de la derribada de Rousseff, se dio cuenta que su partido queda fuera de juego. Y ayer le hizo saber a Temer que “si repite las prácticas equivocadas de lotear ministerios”, un eventual futuro mandato del vice para asumir el sillón en el Planalto será “un fracaso”. Se lo dijo ayer a periodistas que le pidieron su opinión  en Lisboa donde asiste a un seminario. “Si él comienza a distribuir puestos en el Estado, vamos a mantenernos bien lejos” reveló.
 
Para completar un panorama si se quiere adverso a la dirección pemedebista, ayer el ministro de la Corte Suprema Marco Aurelio Mello advirtió que un juicio político contra la presidenta Roussef “no resuelve la crisis. Es una esperanza vana, imposible de fructificar”. Añadió un concepto: “Si no hay un hecho jurídico que respalde el proceso de impeachment, ese proceso no puede encuadrarse dentro de la legalidad y entonces emerge como un golpe”. El momento, concluyó, “es de entendimiento, de comprensión y de visión nacional”.
Medio de comunicación
Clarin

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