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Nota de tapa: Un golpe de timón en el negocio agrícola
Como en todos los procesos de cambio, nunca se vuelve al origen. Por lo tanto, al menos por ahora, no se trata de un retroceso, sino de buscar los lineamientos de un nuevo modelo productivo que permita al país mantenerse a la vanguardia entre los grandes productores mundiales de alimentos. En ese debate están los productores argentinos. Y esto también alcanza a la logística de abastecimiento de las empresas que surten de insumos al campo y a quienes se encargan de la comercialización de los productos del agro.
Las principales aristas de ese cambio empiezan a vislumbrarse. Dos reconocidos especialistas del sector analizaron el posible escenario para las siguientes campañas agrícolas. El consultor en agronegocios Teo Zorraquín señala que “en una primera mirada, vemos a grandes grupos de siembra, algunos muy emblemáticos, retirándose o reduciendo su participación en el negocio agrícola. Ese es un indicador fuerte de que algo está pasando”.
“Por otro lado, vemos menores precios de los granos, una inflación que se mantiene y un tipo de cambio atrasado. Todo esto lleva a una campaña con los costos en alza y, para condimentar nuestra expectativa, los climatólogos dicen que éste será un año neutro, ni muy llovedor ni muy seco. Con este escenario se sale a enfrentar la campaña”, agrega Zorraquín.
El economista Salvador Di Stéfano aporta la suyo. En su opinión, “la escasez que muestra la rentabilidad del negocio agrícola hace que los alquileres tengan que arbitrar a la baja. Durante muchos años se cobraron alquileres muy elevados, y el negocio fue escalado por grandes pooles de siembra, que ahora se están retirando y consecuentemente es imposible convalidar precios altos de arrendamientos”.
“De esta forma –continua -, la agricultura pasó de ser un negocio de gran escala a uno de pequeña, con lo cual se comienza a sentir la falta de capital y esto genera un cambio en la estructura de financiamiento del campo”.
“Por el momento, no estamos observando, o no está dentro de nuestros cálculos, una baja del área sembrada”, acota Di Stéfano. Sin embargo, opina que de no mediar una suba fuerte en el precio de los granos, o una mejora en los volúmenes cosechados, o un mejor clima, vamos a terminar con una caída de la superficie sembrada.
Otro factor que viene cambiando en los últimos años –dice Zorraquín-, es la aparición de determinadas malezas resistentes que obligan a modificar los planteos tecnológicos, encareciéndolos. “Nos encontramos frente a situaciones de incremento de costos que se suman a incertidumbre climática, ambos factores definen un escenario que es propio de la agricultura. Pero además está lo externo a la actividad, como la incertidumbre política, el cepo al dólar, la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, cuestiones todas que hacen que los inversores no quieran entrar al negocio, o al menos sean más reticentes”, sostiene.
Salvo excepciones, el consultor opina que los bancos en general están acompañando y que los productores están tratando de tomar deudas en pesos y no en dólares como ocurría antes, para aprovechar una eventual devaluación.
Con este escenario, los que siembran y no tienen campo propio buscan las variables que les permitan capturar algo de rentabilidad en un año como éste, “y eso lleva a que apunten hacia el valor de los arrendamientos”, expresa Zorraquín. Del otro lado, el dueño del campo hace sus cuentas. “Si está en la provincia de Buenos Aires o en Entre Ríos encuentra que el Impuesto Inmobiliario se multiplicó por tres, las tasas municipales se multiplicaron por dos o tres, el impuesto a los Bienes Personales por tres o cuatro y el costo de su nivel de vida sigue el ritmo de la inflación, es decir que crece un 25 a 30% por año. Frente a eso, se encuentra con que para mantener el nivel de vida de los últimos años no sólo no debería cobrar menos sino que debería cobrar más por el arrendamiento de su campo. Ahí aparece el conflicto que se ve hoy en el mercado”, relata el consultor.
Zorraquín mapea el siguiente escenario: en las zonas que no han tenido tanto impacto por el fracaso climático, que son las regiones más estables que corresponden al corazón agrícola de la Argentina, las mermas de los alquileres son menores, con quitas que no pasan del 5 al 10%, pero que se pactan con pagos diferidos. Ese es el primer anillo. El segundo corresponde a zonas claramente agrícolas, pero no tan buenas, como el oeste y sudoeste de Buenos Aires y centro de Córdoba, entre otras, en las que se encuentran rebajas y flexibilizaciones importantes en los acuerdos de los alquileres, con mermas que oscilan entre el 15 y el 25% del valor pactado en quintales. Después está la frontera agrícola, las zonas más alejadas que tienen mayor volatilidad climática, como el NEA, el NOA y el este de La Pampa, en los que aparecen rebajas de hasta el 30 y el 40%, con una tendencia a compartir el riesgo del negocio.
Esta diversidad de acuerdos ha hecho que se demore el cierre de alquileres, que se siembre menos trigo y cebada poniendo todo el acento en la cosecha gruesa e incluso que quede algo de superficie sin sembrar. “Pero mi hipótesis es que para el año que viene habrá algún reacomodamiento –sostiene Zorraquín-, ya sea a través de ajustar los valores de los campos o el tipo de cambio o algún otro factor. Algunos dueños de campo volverán a sembrar, o armarán nuevas sociedades buscando capital, pero seguramente en la Argentina se seguirá sembrando”.
En este proceso es posible que se pierda tecnología. Según el consultor, se visualiza una agricultura más defensiva, con menos fertilizantes, con más soja y menos maíz. “Si bien las empresas hoy están intentando mantener la relación, hay que ser conscientes que sembrar maíz a más de 400 o 500 kilómetros del puerto es difícil con los valores actuales del cereal”, acota.
Para Zorraquín, “estamos en medio de un proceso global de transformación y todavía quedan muchos signos de pregunta sobre hacia dónde va a mutar el negocio para que siga habiendo renta para todos los actores que participan en la cadena”.
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Qué pasa en el mundo
El economista Salvador Di Stéfano señala que el cambio crucial que hay en los mercados mundiales tiene que ver con la revolución de la extracción de petróleo en Estados Unidos, a través del shale gas y el shale oil. “Estados Unidos era un gran importador de petróleo y gas, hoy pasó a producirlo, y se autoabastecerá en 2017. Esto implica en primer lugar que pronto tendrá una balanza comercial positiva, en segundo lugar podrá llegar al equilibrio fiscal y en tercer lugar el dólar se revalúa en el mundo”, puntualiza.
“Por lo tanto, ¿qué sentido tiene hacer etanol con maíz?”, se pregunta el analista económico especializado en negocios agropecuarios. “Si a esto se suma una superproducción de ese cereal, nos encontramos con que el precio internacional ha pasado de una relación de 2 toneladas de maíz por una de soja a 3 de maíz por una de soja”.
“Todo esto cambiará brutalmente el negocio agrícola en la República Argentina, generando un tembladeral –enfatiza Di Stéfano-. En primer lugar porque aparece una fuerte baja en el precio del maíz y eso deriva en una pérdida de rentabilidad de un cultivo que es necesario para las rotaciones. El segundo punto es que la soja ofrece una gran rentabilidad pero no podemos sembrar todo el campo con soja porque estaríamos haciendo minería”.
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Con la esperanza por el piso
Del 10 de julio al 2 de agosto de 2013, los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) realizaron una encuesta entre miembros y asesores CREA de distintas provincias, totalizando 570 y 202 respuestas, respectivamente.
A partir del estudio surgió que el 84% de los entrevistados considera que la situación económica del país es peor que en 2012. A su vez, el 68% de los encuestados proyectó que dentro de un año la situación económica será incluso peor que la actual. Además, la investigación reveló que en 2013, el endeudamiento promedio de dichas empresas equivale al 39% de su capital operativo.
Además, el 62% de los interrogados indicó que la situación económico-financiera de su empresa es peor que un año atrás y el 54% indicó que el actual es un mal momento para invertir. El 46% espera un deterioro de su situación económico-financiera en 2014 por menores precios agrícolas y aumento de costos.
A su vez, el 22% de las empresas arrastra deudas de la campaña 2012/13, que están siendo refinanciadas. El endeudamiento es mayor al promedio en las empresas del NOA y del centro de Santa Fe.
“La baja de los precios internacionales de los granos y la actualización de costos nos colocan en una zona roja de la cual debemos salir de manera inmediata”, dijo el titular de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara.
El pasado miércoles 16, el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso participó de una reunión de la Mesa de Trabajo para la Seguridad Rural con representantes de diferentes entidades que nucléan a los productores rurales, con el objetivo de coordinar acciones para prevenir los delitos en las zonas rurales de la Provincia de Buenos Aires.
Lo resolvió la presidenta del directorio de gestión y funcionaria cercana al gobernador Axel Kicillof, Jimena López; se seguirá en el trabajo de una próxima licitación; había incertidumbre sobre la continuidad luego que trascendiera un supuesto interés del gobierno provincial de controlar un 30% de la operatoria. LA NACION - 26/09/2024
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