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Este trigo “posee muy buena calidad comercial y se destaca por su aptitud para la elaboración de galletitas”, indicó INTA Informa, y también precisó que se “inscribieron dos cultivares con alto potencial de rendimiento”.

La primera variedad de trigo blando blanco de la Argentina se denomina BioINTA 3007 y fue desarrollada en el programa de mejoramiento genético de trigo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la Estación Experimental Marcos Juárez de Córdoba.

También fueron presentadas BioINTA 2007 y BioINTA 1007, “destinadas a la industria panadera», y todas las variedades «fueron seleccionadas por su alto potencial de rendimiento y gran adaptabilidad a las condiciones ambientales de la región triguera del país”.

“Si bien cada una de las variedades tiene características y particularidades que las diferencian, desde el programa de mejoramiento buscamos multiplicar la productividad del cultivo, que las nuevas variedades sean más resistentes, aumenten los rendimientos y mejoren la calidad”, señaló Carlos Bainotti, especialista en mejoramiento genético de trigo.

Bainotti es uno de los obtentores de los nuevos cultivares entre los cuales BioINTA 3007 BB sobresale por su «alto potencial de rendimiento, gran adaptabilidad a diferentes ambientes, buena calidad comercial y molinera» desarrollado sobre todo para la elaboración de galletitas.

“BioINTA 3007 BB surgió como una respuesta a la demanda de la agroindustria de una variedad local de trigo blando blanco (Triticum aestivum L.) Para la elaboración de productos diferenciados”, admitió el técnico.

INTA Informa señaló que “la nueva variedad es de hábito primaveral, de ciclo intermedio largo, 185 días de siembra a cosecha y con bajo requerimiento de frío”.

Se explicó que “en los ensayos conducidos en ocho localidades de la región triguera (Sáenz Peña, Paraná, Marcos Juárez, Corral de Bustos, Pergamino, Balcarce, Tres Arroyos y Bordenave), presentó un promedio de rendimiento de grano de 4.305 kilogramos por hectárea”.

En tanto, los BioINTA 2007 y 1007 están definidos por su aptitud industrial para la “elaboración de pan”.

Las variedades “fueron seleccionadas por su alto potencial de rendimiento y resistencia a las principales enfermedades foliares del cultivo”.

Foto: Martín. G. Álzaga