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Por Manuel Alvarado Ledesma

Ha llegado la hora de la verdad para EE. UU. y, consecuentemente, para el mundo. La cosecha ya está en plena acción. Ahora las máquinas tienen los motores encendidos en los Estados bien agrícolas.

Así iremos enterándonos de los rindes reales.

Mientras tanto, la industria avícola, la porcina e incluso los feed lot se mueven bajo la presión de insumos con valores crecientes. Algo similar ocurriría con la industria de los biocombustibles con la del etanol a la cabeza.

Pero el tema no se reduce únicamente a ello. Por el contrario, la demanda proviene del exterior. Puede decirse que desde el lado del maíz, se vislumbra una suave retracción de la demanda. Y seguramente ella caminará por el sendero de la contracción.

Pero muy distinta es la situación de la soja. Las importaciones siguen firmes. Y no sólo de China sino también de los demás compradores.

Claro está: ésta es la foto actual. En el futuro próximo la tendencia de la demanda podría cambiar.

De hecho, Oil World calcula que habrá recortes en las importaciones de los importadores, como por ejemplo China que, en el período comprendido entre septiembre de 2012 y febrero de 2013, las achicaría en 4 o 5 millones de toneladas con relación a los 27,5 millones importadas durante el mismo período del año previo.

En este cuadro, vale preguntarse si los precios tienen todavía resto para subir. Es cierto que hay condiciones para nuevas subas, pero también vale recordar que los actuales son valores inéditos.

Siendo así las cosas, y dado que los fondos tienen posiciones muy compradas, no podemos dejar de estimar que éstos habrán, en algún momento, de efectivizar ganancias.

No son tiempos para quedarse dormidos.

Foto: Martín. G. Álzaga