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Por Julieta Camandone

En un acto en el que la semillera Monsanto presentó su nueva soja transgénica (Intacta RR2 Pro), aprobada ayer para su comercialización en la Argentina, el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, se comprometió a enviar un proyecto de Ley de Semillas que renueve antes de fin de año la legislación actual, que data de 1973.

Estas declaraciones distan de la confrontación que signó la relación de Monsanto con el gobierno argentino en la primera etapa del kirchnerismo, cuando la empresa retiró del mercado local sus semillas de soja por no poder cobrar un canon por la tecnología que los productores resembraban en sus campos.

Ahora, inclusive sin modificar la ley, la mayor semillera mundial, que introdujo su soja transgénica en el país en 1996, podrá cobrar un canon tecnológico porque, a diferencia de su antecesora, la soja RR, la nueva semilla fue patentada por la empresa, quedando regulada así por la Ley de Patentes.

Aún así, la modificación en la Ley de Semillas será para Monsanto un avance en el mecanismo de cobro –que será al momento de la exportación si no se completó antes– y un resguardo para las empresas que se regirán por nueva Ley.

La clave de la nueva norma, cuyo borrador, según Yauhar, “se están trabajando en talleres” con empresas y productores, será el alcance del llamado “uso propio”, contemplado en la ley actual, que implica que el pago de regalía es voluntario cuando el productor resiembra la semilla que obtuvo. A diferencia de otros cultivos, la soja, como el trigo, da como resultado una semilla de las mismas características de la original.

Las semilleras quieren introducir en la nueva ley el concepto de “uso propio oneroso”, salvo en el caso de la agricultura familiar, que contempla chacras con hasta dos empleados.

Más allá de la legislación, para introducir esta nueva soja al mercado local, Monsanto firmó acuerdos con productores a modo de ‘cartas de intención’ por las que expresan que les interesa obtener la tecnología y pagar por ella. La empresa también avanzó en acuerdos dentro del seno de la cadena comercial –que incluye a los exportadores– para favorecer los controles.

El vicepresidente de Monsanto Latinoamérica Sur, Pablo Vaquero, explicó que la nueva soja “reúne tres beneficios: gracias al gen BT ofrece protección contra insectos lepidópteros, ofrece máxima tolerancia a la aplicación de glifosato y ofrece mayor productividad”. La empresa estima rendimientos hasta 11% superiores a los de su antecesora.

Acompañaron a Yauhar en el acto el secretario de Agricultura, Lorenzo Basso y tres subsecretarios de la cartera agrícola, y estuvo presente el titular de Monsanto a nivel regional, Bernardo Calvo.

Foto: MINAGRI