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Por Daniel Miró

A pesar de un contexto internacional económico-financiero turbulento, la plaza granaria de Chicago acentúa su firmeza y se concentra en sus propios fundamentos. Los mismos se han complicado dramáticamente en las últimas semanas, de la mano de una histórica sequía en el cinturón maicero sojero estadounidense. Ante tales circunstancias, la masiva presencia compradora de los fondos de inversión especuladores no se ha hecho esperar.

Pero el problema no es sólo en los Estados Unidos. Otras regiones productoras del hemisferio norte evidencian dificultades que si bien no son de la misma magnitud, han recortado las producciones de trigo y de cebada en una proporción preocupante.

Al respecto, el USDA trató de reflejar la situación global en su reciente informe mensual. A nuestro juicio, las cifras difundidas sólo muestran una parte de la realidad. Ello, a pesar de que el recorte anunciado en la producción estadounidense de maíz es el más grande que haya aplicado jamás el organismo entre sucesivos reportes. En efecto, la previsión de la cosecha de maíz de EE.UU. se redujo en más de 46 millones de toneladas. En consecuencia, ya se preve un fuerte racionamiento de la demanda en función de la notoria reacción alcista de los precios.

Aún así, las reservas mundiales del maíz y las de los granos forrajeros en general muy probablemente se ubiquen -al cierre del nuevo ciclo- en los mínimos históricos respecto del consumo proyectado. En otras palabras, y dado al arrastre que este escenario tiene para el mercado del trigo, el mundo se encamina hacia una crítica situación cerealera y alimentaria que puede llegar a sobrepasar circunstancias similares vividas en los últimos años.

Es por ello que muchos operadores en Chicago no descartan medidas políticas que encaucen el complicado cuadro global y estadounidense. En dicho marco ya se habla de ajustes en el uso mandatario de maíz para la producción de etanol. Ello, pues la posibilidad de nuevos recortes productivos puede tensionar aún más el escenario de precios.

La condición de los cultivos es una de las peores de la historia y las lluvias siguen escaseando en los campos de la zona núcleo de Estados Unidos, donde más se las necesita. Las previsiones climáticas para las próximas semanas no son favorables, razón por la cual el pronóstico continúa siendo de carácter reservado.

Indudablemente, las mermas en las cosechas mundiales de maíz, cebada y de trigo tienen una importancia decisiva en la configuración de la oferta global. No obstante, en términos de precios, el daño que el clima le está ocasionando a la producción sojera estadounidense es mucho más importante. No se debe olvidar que pocos meses atrás América del Sur perdió buena parte de su producción de la oleaginosa, lo cual complicó el balance internacional. Si a ello agregamos el importante recorte productivo en la cosecha estadounidense hecho por el USDA (de 87,2 a 83 millones de toneladas), el cuadro internacional se vuelve extremadamente delicado.

En las próximas semanas, los campos sojeros en EE.UU. entrarán en su período más crítico. El clima que se viva durante dicha etapa tendrá la última palabra. Lo que hoy es un escenario delicado puede derivar en una situación de histórica gravedad. La firmeza que ya demuestran los precios de la soja (durante esta última semana se quebraron máximos históricos en Chicago) está ocasionando importantes recortes de demanda. Por primera vez en mucho tiempo se anticipan mermas en los consumos más inelásticos.

Foto: La Nación