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Por Carlos Marín Moreno 

"Hay muy poco trigo del ciclo largo sembrado. Por lo que se ve hasta ahora, estimo una reducción del área del 50% en Santa Fe", admite un asesor técnico radicado en esa provincia, pero que viaja mucho por la región pampeana. "Estamos prácticamente a fines de junio y nos hemos quedado con mucha bolsas de variedades de trigo del ciclo largo, que sólo podrán venderse en la próxima campaña, porque en diez días más los productores empiezan a volcarse a cultivares de ciclo corto", lamenta el titular de un agronomía del oeste bonaerense. Otro indicador de la caída del área de trigo es la mala campaña de ventas de sembradoras. "Los obreros están haciendo mantenimiento de la fábrica porque tenemos un stock récord de máquinas en la playa, que cuesta mucho ubicar. Las ventas cayeron 40-50% respecto de los últimos años", compara un fabricante del sur de Santa Fe.

En muchos campos con suelos que muestran tendencia a la alcalinidad, el trigo ha sido reemplazado por la cebada, apoyada con una aplicación de yeso. "Dependiendo del suelo, con 200-300 kg/ha se puede bajar el pH de 8 a 7, a través de la captura del sodio por el sulfato que contiene el yeso. Además, con esa aplicación se libera mayor cantidad de fósforo", apunta un técnico agrícola. "En los suelos más alcalinos de la cuenca del Salado, que requerirían dosis muy altas de yeso, se hacen aplicaciones localizadas en la línea de siembra, como arrancadoras para el cultivo", agrega.

Hay distintas calidades de yeso para uso agrícola: hay producto pelletedo, con apariencia parecida al de un fertilizante; otro con partículas de cuatro/cinco milímetros y otro con un molido grueso que puede contener algunas piedras, pero de costo más bajo.

Quienes dejaron de lado el trigo y probaron con colza están contentos: los cultivos se desarrollaron vigorosamente, gracias a la ausencia de heladas hasta fines de mayo. El clima benigno en gran parte del otoño y las lluvias abundantes también impulsaron gran producción de los verdeos de invierno y prolongaron el crecimiento de la alfalfa, lo que permitió demorar la suplementación con grano y el ingreso de hacienda en engorde a corrales. "Los días robados al invierno vienen muy bien para los ganaderos, porque darán lugar a un invierno corto si se acepta que, normalmente, luego del 15 de julio comienzan a desarrollarse temperaturas menos restrictivas para el rebrote del pasto", adelanta un conocido zootecnista.

Foto: Martín. G. Álzaga