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Centeno, una alternativa viable para la conservación del suelo

En el oeste bonaerense se comenzó a sembrar este cultivo de cobertura para prevenir la erosión y favorecer la sucesión con soja.

En el oeste bonaerense se comenzó a sembrar centeno para prevenir la erosión y crear condiciones favorables para la siembra de soja.

Diego Estrada, gerente de Producción de Capelle Hnos., empezó a trabajar en el tema cuando el trigo y la cebada dejaron de ser una alternativamente económicamente viable en ambientes de bajo potencial de rendimiento, según señala un trabajo realizado por Aacrea.

"Al girasol no lo vemos conveniente en esos ambientes por dejar muy descubierto el suelo, con lo cual, por un lado, correríamos riesgo de tener problemas de erosión eólica y, por otro, de degradación, al no haber un aporte sustancial de rastrojo. Por eso una opción que evaluamos como válida fue ir a soja-soja pero con un puente verde o cultivo de cobertura en el medio, que es el centeno", añadió.

La regla general del cultivo de cobertura, en este caso, es intentar sembrar lo antes posible (20-25 de abril) unos 40 kg/ha de semilla de un centeno de ciclo corto con 40 kg/ha de fosfato monoamónico como arrancador.

"Como por lo general el antecesor es una soja de grupo largo -que es más estable porque se defiende mejor del estrés hídrico del verano al llevar el período crítico al más llovedor mes de febrero- la siembra del centeno se concreta apenas se libera el lote a fines de abril. El cultivo se liquida cuando está bien encañado en la primera semana de octubre, para luego sembrar la soja en noviembre, dado que es fundamental que se recargue el perfil al tratarse de ambientes que retienen entre 100 y 150 milímetros de agua útil en los 2,0 metros de profundidad", explicó Estrada.

El cultivo sólo puede terminarse -con una pasada de glifosato- si está encañado, porque su objetivo es, precisamente, acumular cobertura.

"Esta práctica no se utiliza en ambientes de menor contenido de arena, que tienen un mayor potencial de rinde por su mayor capacidad de retención de agua del perfil (250-300 milímetros). En esos suelos, es muy posible que el cultivo de cobertura consuma agua que después no vamos a poder recuperar", apunta Estrada.

"En caso de tener que hacer el cultivo de cobertura en ambientes de menor contenido de arena tendríamos que pensar en sembrar antes el centeno, para poder secarlo en julio y tener así mayores probabilidades de recargar el perfil; eso sería viable sobre un girasol como antecesor, pero no al salir de un cultivo de soja que se cosecha en abril", agregó.

Resultados

Los resultados productivos y económicos de la soja de primera sobre centeno como cultivo de cobertura están relacionados en gran medida con la recarga del perfil que se produce durante el mes de noviembre.

En la campaña 2008/9 llovieron 140 milímetros en octubre y 110 milímetros en noviembre. Por tal motivo, los resultados fueron muy buenos, con un diferencial de rinde de soja de entre 300 y 600 kg/ha -según el caso- a favor de los sectores con cultivos de cobertura contra aquellos que no provenían del puente verde de centeno.

En el siguiente ciclo (2009/10) las lluvias fueron mínimas: apenas 60 milímetros entre octubre y noviembre. En esa campaña, los sectores que habían sido sembrados por primera vez con el cultivo de cobertura registraron, en promedio, un rinde de soja 170 kg/ha menor al del promedio de los sectores ambientalmente equivalentes, que no habían sido implantados con centeno. Sin embargo, los sectores que tenían cultivo de cobertura por segundo año consecutivo alcanzaron un rinde promedio de soja 70 kg/ha superior respecto del testigo.

"En el ciclo 2010/11, las sojas sembradas sobre centeno tuvieron en promedio un rinde 150 kg/ha más elevado", comentó Estrada.

Por otra parte, el costo del cultivo de cobertura, que en la próxima campaña se ubicaría en torno a 86 dólares por dólares por hectárea, debe ser contemplado en los márgenes de la soja de primera. Para recuperar la inversión, desde que ésta comenzó a implementarse en 2008/09, se requirieron siempre rindes diferenciales de entre 300 y 320 kilogramos por hectárea de soja. La cuestión es que eso sólo se cumplió en apenas una de las tres campañas ya cerradas.

"No siempre se produjo un aumento de rendimiento capaz de compensar el gasto realizado en el cultivo de cobertura, pero el uso de esta tecnología nos permite incorporar algo más de soja en la rotación sin perjudicar los lotes", explicó Estrada.

Sustentabilidad

Pero esta tecnología no sólo debe ser evaluada con un criterio cortoplacista, ya que contribuye a mantener la sustentabilidad del recurso suelo.

"Dentro de los fundamentos que nos llevan a hacer cultivos de cobertura está el cuidado de los ambientes frágiles. Por lo tanto, lo hacemos en campo propio o en campos alquilados en los cuales los propietarios entienden que no se trata de una cuestión de corto plazo, sino de una herramienta orientada a beneficiar la productividad de la tierra; esto se contempla al momento de acordar el alquiler", concluyó Estrada.

Fotos: Martín. G. Álzaga

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