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El yuyo y el cepo: ¿y si la 'gran cosecha' se alía con el dólar libre?
¿Y si la lluvia de "sojadólares" acentúa la brecha entre el dólar oficial y el dólar libre? El cepo cambiario lo hace todo posible, al punto de que los analistas ya prevén que buena parte de esos dólares provenientes de la gran cosecha irán a parar al circuito informal, y entonces lo que se presenta como un remedio podría terminar siendo peor que la enfermedad.
Dicen que -"paradojas del cepo cambiario"- lo que parece una idea contraria al sentido común, podría sobrevenir a todos los planes: ante la escasez de dólares que fue lo que llevó al estrés cambiario y a la disparada del paralelo, un ingreso masivo de divisas, en lugar de obrar en sentido opuesto y resolver el problema, terminaría por impulsar aún más el mercado informal.
Sucede, según lo que opinan varios analistas, que después del "cepo" cambiario, muchas cosas ya no volverán a funcionar según la "lógica común".
"Antes de las restricciones, el circuito era así: el sojero liquidaba las divisas, luego con los pesos que le daba el Central recompraba dólares para invertir o para ahorrar. El Gobierno regulaba y en los momentos de más ingreso de dólares ampliaba la cantidad permitida", describe el consultor Nicolás Dujovne, ex economista jefe del Banco Galicia.
Para este analista, ahora que rige una prohibición total ya se cortó el vínculo que existía entre el mercado oficial y el paralelo y que arbitraba entre ambos.
Esto es, antes del cepo, si había un mayor ingreso de dólares se ampliaba la oferta en el mercado cambiario, se cubría la demanda de particulares y empresas y esto no daba lugar a la creación de un mercado paralelo fuerte, con brecha pronunciada. En cambio, después del cepo, la lluvia de dólares que aporte la soja será comprada por el Banco Central (en forma exclusiva) a cambio de pesos, algo que lo obligará a una fuerte emisión. Buena parte de esos pesos -al estar la ventanilla oficial cerrada- irán en gran medida al blue, generando así una mayor demanda y elevando, en consecuencia, el precio del paralelo.
"Parece extraño, pero es así. Al ir recibiendo más divisas por exportaciones la brecha no se cerrará sino que se ampliará. Esto es así porque esa sobreoferta de moneda local superará la demanda de la sociedad, que no querrá quedarse con esos pesos de más en el bolsillo", afirmó Dujovne al sitio 'iProfesional'.
En la misma línea argumenta Diana Mondino, experta en finanzas y docente de la Ucema: "Si llegan más dólares, entonces el Banco Central tendrá que emitir más pesos para comprarlos. Y ahí tiene que decidir si los deja en la calle o los esteriliza. A juzgar por lo que ha hecho hasta ahora, no va a esterilizar, de modo tal que ese excedente no hará otra cosa que ponerle más presión al mercado informal".
Para Mondino, sólo podría pensarse en una reducción de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el dólar libre si el público demostrara "un aumento en sus ganas de quedarse con moneda local".
No es imposible, pero altamente improbable, cree la docente de la Ucema: "Tendría que haber menos inflación o debería caer mucho la volatilidad política".
Claro que habría una forma de que evitar esta paradoja y que la buena temporada agrícola que se espera tuviese un efecto anestésico sobre la brecha cambiaria: flexibilizar las restricciones para la compra de moneda extranjera.
Según el ex presidente del Banco Central, Javier González Fraga, la única esperanza de que la brecha cambiaria se modere reside en que, al menos, el Gobierno permita a las empresas un mayor flujo de transferencias de dividendos al exterior, por un monto en torno de unos US$5.000 millones. De esa forma, argumenta, se debilitaría la demanda en el mercado del "contado con liqui", e indirectamente enfriaría algo al dólar libre.
Pero no se muestra optimista respecto de los efectos que tenga el boom agrícola: "Mientras se mantengan las prohibiciones para los particulares, seguramente la brecha seguirá siendo importante", afirma el economista, para quien el tema de fondo sigue siendo la actualización del tipo de cambio oficial y el control de la inflación.
Habría también otra manera de evitar una mayor presión sobre el dólar libre, y es la de una fuerte suba en las tasas de interés que pagan los plazos fijos, hasta un nivel lo suficientemente alto como para que ese "premio" que pagan las entidades por las colocaciones supere el alza del billete verde. Esto es, que el ahorrista reciba una tasa mayor al 17% para considerar que esa opción es más atractiva que adquirir dólares.
Pero, nuevamente, el comportamiento observado por el Banco Central no parece convalidar una política de este tipo, por temor a un efecto de enfriamiento sobre la economía (si los bancos suben dichas tasas también deben incrementar el costo de los préstamos, para evitar un efecto descalce entre lo que pagan y lo que prestan).
De todas formas, hay economistas que creen que, aun cuando el Gobierno decidiera revisar todas estas medidas intervencionistas sobre el mercado cambiario y financiero, sigue persistiendo un problema que tiende a agravar el protagonismo del dólar paralelo. Se trata del creciente desajuste fiscal.
"En última instancia, lo que define la brecha cambiaria es el déficit. Y todo apunta a que van a haber muchos pesos circulando", sostiene Juan Luis Bour, economista jefe de la Fundación FIEL.
"Más allá del factor soja, el escenario de fondo es que vamos a tener un fisco más expansivo en los próximos meses, porque 2013 es un año electoral y el Gobierno va a querer gastar más para generar demanda", agrega.
Si bien reconoce que una mayor exportación agrícola le aportará más recursos al fisco por concepto de retenciones, considera que "no va a llegar a compensar el aumento del gasto, que este año vino creciendo a un 28% y posiblemente el próximo pase a un nivel de 33%".
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Un "rico" olorcito a recesión
También paradójicamente, hoy el enfriamiento de la economía resulta funcional para que el dólar libre no se escape aun más. Y muchos analistas creen que una reactivación podría tensar la plaza cambiaria.
Así lo explica Mondino, de la Ucema: "Si la economía toma mayor temperatura, entonces los pesos giran más rápido y hay mayores posibilidades de que le lleguen al que quiere irse al dólar paralelo. El motivo por el que hoy no sube más el blue es porque hay olorcito a recesión".
Una solución poco ortodoxa
"Mientras se mantenga la negación de la inflación, es muy difícil que este Gobierno modifique su política cambiaria, y en ese contexto, lo más probable es que persista la distorsión, e inclusive, que se profundice", afirma González Fraga.
Aunque agrega otra posibilidad que tiene el Gobierno, si quisiera achicar la brecha del dólar libre. No es lo que se dice una receta "ortodoxa", pero está dentro de las posibilidades: "Que haya 'filtraciones' del mercado oficial que se ofrezcan en el paralelo".
Foto: Martín. G. Álzaga
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