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En su discurso en el marco de la entrega de créditos del Bicentenario, la presidenta de la Nacion volvió a manifestar críticas al agro, quitando trascendencia a la sequía y cuestionando al sector por su tendencia a recurrir al Estado en procura de ayuda, en lugar de asegurar su producción contra los riesgos climáticos.

Respecto de la magnitud de la sequía será conveniente recordar que tan solo el maíz y la soja sumaron pérdidas que se estiman en 15 millones de toneladas y que alejan la perspectiva de cosechar 100 millones de toneladas, según han establecido los cálculos previos.

Al respecto, la evaluación presidencial desató múltiples reacciones, entre ellas, la de la Federación Agraria, que estimó la pérdida del 60 por ciento de la cosecha de maíz en Entre Ríos.

Una ácida expresión presidencial endilgó a los productores su propensión a rogar a Dios por mayores lluvias, en lugar de disponer una porción de sus ganancias para la contratación de seguros, pidiendo para ello el auxilio del Estado, que, según advirtió, no llegará.

Sin embargo, según fuentes aseguradoras, de los 31 millones de hectáreas cubiertas por granos, unos 19 millones de ellas se encuentran ya aseguradas, el 90% contra el granizo.

En cambio, el seguro multirriesgo, que es más oneroso y que cubre la sequía, representa el 6 por ciento del total. La cuestión aquí deviene más compleja, a punto tal que, según los propios aseguradores, solo en la zona núcleo de muy altos rendimientos el seguro contra sequía resulta una cobertura conveniente.

Además, como los productores hoy hacen bien sus cuentas, se estima que quienes arriendan campos para el cultivo, que serían aproximadamente la mitad del total, tienen márgenes tan ajustados que la contratación multirriesgo entraña un peligro de quebranto.

La Presidenta olvida que su gobierno, por medio de las retenciones, está incorporando a sus arcas la tercera parte del valor de la soja, el 32 por ciento de sus producciones industriales, la quinta parte del maíz y algo más de la del trigo. Y que las exportaciones están sujetas a cuotas que les quitan aún más valor.

La exigencia presidencial de generalizar los seguros multirriesgo se resolvería si su costo pudiera descontarse de las abultadas retenciones.

Los Estados Unidos y Brasil, entre otros países, disponen de beneficios especiales para estos seguros. Por lo visto, la visión oficial sigue siendo el fruto de una información poco veraz.

Fotos: Presidencia de la Nación