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Para la campaña fina 22/23 se espera una producción de 25,9 millones de toneladas

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires lanzó la Campaña Fina 2022/23 en el congreso A Todo Trigo. Los números reflejan un contexto de gran incertidumbre, con precios de los granos en niveles históricos, suba de costos de los principales insumos, y márgenes brutos que se achican.

 

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SAVIA Comunicación

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires realizó el Lanzamiento de la Campaña Fina 2022/23 en el marco de A Todo Trigo 2022 y, ante 1700 asistentes, presentó los nuevos números que proyecta la entidad para esta campaña. Según las proyecciones, el volumen de producción será de 25,9 millones de toneladas para el nuevo ciclo de cereales de invierno, lo que representa una caída de 1,7 Mtn versus la campaña anterior (27,6 Mtn).

En trigo, con una superficie sembrada de 6,6 millones de hectáreas (-1,5% respecto de la campaña pasada), la producción sería de 20,5 Mtn. En cebada, el área ascendería a 1,3 Mha, reflejando un aumento interanual del 8,3%, y la cosecha se prevé en 5,4 Mtn, cifra que refleja un incremento del 3,8%, explicado en mayor medida por la expansión del área sembrada. De concretarse estas estimaciones, el Producto Bruto disminuiría en 10,5%. 

Los números de la nueva campaña reflejan un contexto de gran incertidumbre, con precios de los granos en niveles históricos, suba de costos de los principales insumos debido a los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, márgenes brutos que se achican -sobre todo en campos alquilados- y los recientes anuncios sobre el trigo HB4. 

Así lo refirió Agustín Tejeda Rodríguez, economista Jefe de la Bolsa, quien describió las señales que reciben los productores de cara al inicio de la nueva campaña. A este escenario, se suman los bajos stocks mundiales y el impacto de la suba de los costos que afectó especialmente a aquellos cultivos que demandan mayor uso de tecnología, como lo son el trigo y la cebada, que tendrán un aumento del 45% en los requerimientos de inversión este año. También, mencionó la nueva fuente de riesgo a la hora de tomar decisiones productivas como lo es la reciente aprobación del trigo HB4 que el gobierno anunció este jueves, en la previa del inicio de A Todo Trigo.

Para hablar sobre el escenario climático que se espera para esta campaña estuvo presente Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología. En su opinión se espera un escenario “Neutral Frío” para el trigo, a diferencia de otras previsiones que anticipan Niña. Un escenario de neutralidad contribuiría a estabilizar la marcha del clima en un nivel leve a moderadamente negativo. Según entiende Sierra, se les está dando una “sobre importancia” al fenómeno de La Niña. “El mito de que La Niña destruye todo lo que generan los cultivos de verano, que son muy dependientes de la lluvia y la temperatura; en el caso del trigo, su impacto es casi opuesto”, afirmó, y acompañó con números de campañas anteriores en donde los mejores rindes se vieron en años Niña. “Que nos digan que hay una Niña no debería asustarnos en lo que refiere a trigo, ya que se trata de un cultivo que, habiendo humedad, arranca bien. Y con menos lluvia, hay menos enfermedades. Si podemos aplicar tecnología, vamos a andar bien; si nos retiramos de la fertilización, podemos repetir el escenario que tuvimos en 2020”, cerró.

Teniendo en cuenta el panorama económico, político y climático, Esteban Copati, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales, compartió las estimaciones de área sembrada de rendimiento y producción. Para trigo se estiman 6,6 millones de hectáreas sembradas, registrando una caída interanual de - 1,5 % (Superficie campaña trigo 2021/22: 6,7MHa). Mientras que en cebada, el área ascendería a 1,3 MHa, reflejando una expansión interanual del 8,3 %. Respecto de las proyecciones de producción en ambos cereales, la campaña podría presentar limitaciones en el uso de algunos insumos claves como los fertilizantes. Esto, ante una más desfavorable relación insumo/producto, afectaría negativamente los rendimientos. En consecuencia, la proyección de cosecha ascendería a 20,5 MTn para el trigo, reflejando una merma interanual del -8,5%, mientras que en cebada se prevé una cosecha de 5,4 MTn, cifra que resulta en un incremento interanual del 3,8 %, explicado en mayor medida por la expansión del área sembrada. 

Copatti hizo hincapié en que la siembra fuerte a nivel nacional no se juega en mayo, sino a partir de junio. “La campaña inicia con buena oferta hídrica en los perfiles. Pese a que en los últimos días no vienen registrando lluvias importantes, hay que tener en cuenta que la siembra a nivel nacional se juega a partir de junio y julio -en mayo se siembra el 15% en promedio-. Por lo que un escenario climático con posibles mejoras podría cambiar el panorama”, señaló.

Por su parte, Sofia Gayo, analista del Departamento de Investigación y Prospectiva Tecnológica, presentó los resultados del último Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada, y comenzó con una buena noticia: la adopción de tecnología en la campaña fina 21/22 alcanzó un 35% del área sembrada, que responde principalmente a mejoras en la fertilización y uso de productos biológicos para semillas.

“Todavía tenemos una brecha de rendimientos por cerrar que, en gran parte, se explica por la brecha de nutrientes”, aseguró la especialista. Respecto a los desafíos para la campaña 22/23, en la que el uso de ciertas tecnologías se vería restringido, el manejo técnico será clave para hacer un uso más eficiente de insumos y recursos -destacando el análisis de suelo-, lo que podría favorecer un mayor acercamiento a tecnologías y 4.0.

Sobre el final, Tejeda Rodríguez volvió a tomar la palabra para resumir la contribución de las exportaciones de trigo y cebada a las cadenas. De cumplirse las estimaciones, se espera una caída del 5% de las exportaciones, llegando a u$s 6.236 millones durante la nueva campaña, debido a la caída de las cantidades producidas. “A pesar de la caída, estamos en niveles muy superiores en relación a las últimas campañas”, destacó. La suba de costos, además, impactaría en el Producto Bruto de ambas cadenas, que también se reduciría en un 10,5%, ubicándose en u$s 6.354 millones, y se aportarían USD 1.782 millones en recaudación fiscal. 

El economista de la Bolsa concluyó que “Argentina está ante un contexto de gran incertidumbre, que ofrece una gran oportunidad pero al mismo tiempo grandes desafíos. A mediano y largo plazo, tenemos la oportunidad de consolidar a Argentina como proveedor confiable de alimentos en tiempos inestables. Es prioritario dar la señal y evitar las restricciones a las exportaciones, especialmente de las cadenas más dinámicas”, cerró.  

 

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