Gacetillas

La sanidad es una de las preocupaciones más importantes de los productores, pues la calidad y los rendimientos están atados a cultivos sanos. Por eso en la segunda jornada de A Todo Trigo 2011 se brindó especial atención a los avances y los pendientes en manejo sanitario. En el panel Reductores del rendimiento: manejo de malezas y enfermedades, integrado por los especialistas Margarita Sillón, María Inés Leaden y Ernesto Jalil Maluf, se enumeraron varias recomendaciones para lograr un buen manejo sanitario del trigo y mayor efectividad en las aplicaciones.

Al inicio del panel, Margarita Sillón del Centro de Sanidad de Cultivos y docente de la Universidad Nacional del Litoral, señaló que algunas de las preocupaciones de los productores tienen que ver con la efectividad de los triazoles y las posibilidades de la aparición de patógenos más resistentes. Según ella, “tenemos que tener en claro que existe una adaptación por parte de las especies patógenas”.

“Nuevas razas patógenas representan siempre nuevas amenazas que nos deben poner en estado de alerta”, advirtió. Y especificó que “los fungicidas que pudieron controlar resistencias más altas, tienen una diferencia en los principios activos, pero su eficacia es distinta incluso de un año a otro, no se puede generalizar y mucho menos confiarse”.

Un aspecto muy importante al momento de planificar el tratamiento es hacer un buen diagnóstico para determinar el mejor momento de la aplicación y así mayor eficiencia. Los patógenos poli cíclicos (como la Roya) son los que requieren de mayor atención, ya que tienen varios ciclos de vida a lo largo del ciclo de un cultivo, esto implica establecer momentos clave para reducir la población.

“Hay razas nuevas y tenemos que estar preparados, a su vez las cepas son más virulentas, pero no es cierto que con todas las nuevas razas de Roya habrá problemas, lo que hay que evitar es subdosificaciones, malas aplicaciones y fallas naturales en el control”, advirtió la expositora. En este sentido indicó que “las principales causas de problemas sanitarios tienen que ver, no solo con el desarrollo de resistencia de las poblaciones de patógenos, sino con las fallas en el control de enfermedades, productos en mal estado y errores en los diagnósticos”, sostuvo Sillón

En cuanto al manejo de malezas, María Inés Leaden de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata, recomendó hacer una correcta elección de las tecnologías de insumos y procesos. Como ejemplo citó un ensayo realizado en la zona núcleo que demostró que “con el aumento de la densidad de 170 a 280 plantas por metro cuadrado se puede reducir casi en un 50% el banco de semillas competidoras”.

Con relación a las dosis y presión de selección que puede hacer un herbicida, la especialista indicó que “es sabido que con dosis bajas se hace un control mínimo, con dosis moderadas se aumenta el control de la población y con dosis altas se controla toda la población, pero puede haber una sección de individuos con resistencia en el sitio activo, esto es cuando una planta evita el efecto el producto por un cambio en su estructura metabólica, por ejemplo”, precisó Leaden.

Uso eficiente de agroquímicos

El proceso más ineficiente del ciclo de producción vegetal es la aplicación de agroquímicos. Ernesto Jalil Maluf, de la cátedra de terapéutica vegetal de la Universidad de Lomas de Zamora, advirtió que una de las condiciones para lograr aplicaciones efectivas es profundizar el cambio de actitud por parte de los productores. “Somos culpables de las apreciaciones erróneas que hace la sociedad sobre los agroquímicos, pero tenemos que revertir esa situación con el uso racional”.

Algunos puntos clave para considerar antes de una aplicación son la limpieza del tanque y los filtros del equipo, la correcta formulación, el óptimo transporte al blanco, el impacto/deposición, el comportamiento de la gota pos impacto y el efecto biológico del producto. “Algo que necesitamos desterrar es la creencia de que siguiendo una receta se puede ser eficientes, esto no es así porque estamos hablando de elementos vivos que no siguen un patrón”, aclaró Jalil Maluf.

Según su análisis, el 33% de las dificultades en la aplicación se debe a una mala limpieza del tanque, otro 33% a la deriva, y otro tanto corresponde a defectos o mal uso de los equipos, aplicaciones en el lote erróneo y una mala interpretación del marbete. “Más del 70% de la efectividad de un herbicida depende de la calidad de aplicación, esto significa mínimo daño sobre el ambiente y máxima cobertura”, dijo el experto.

Además de respetar las formulaciones, Jalil Maluf resaltó la importancia de respetar el orden de la carga para las mezclas de manera que haya una disolución correcta para una buena aplicación y funcionamiento del equipo. En esto incide también la calidad del agua, ya que en función de su acidez y dureza el producto puede tener diversas reacciones negativas.

Por último el especialista sugirió “no descuidar la deriva, que resulta de la combinación de la formulación, la hora del día en que se realice la aplicación, la temperatura, la humedad y el viento”.

Congreso: A Todo Trigo 2011
 
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