Gacetillas
Un paso hacia el destierro de las falsas creencias generales
No es un mero cambio de nombre, es la decisión más clara de archivar viejas dicotomías (campo vs. industria) para introducir al sector agroindustrial como un conjunto de actividades productivas eficientes y competitivas, cuya dinámica contribuirá al crecimiento sostenido de nuestra economía sin las recurrentes crisis de nuestra balanza de pagos.
También implica desechar la creencia tan generalizada y seductora, como definitivamente falsa, de suponer que trasladar a los productores agrícolas los precios internacionales atenta contra la mesa de todos los argentinos, debilita la matriz de seguridad alimentaria, impide el crecimiento industrial y desfinancia al Estado.
La creación del nuevo Ministerio de Agroindustria destierra el falso dilema: “o los productores, o el consumo de los más necesitados y el crecimiento industrial”. Por el contrario, lleva implícito el desafío de demostrar que se puede tratar a los productores argentinos como lo hace cualquier país competidor, asegurando los mismos ingresos y exigiendo la máxima eficacia productiva, las mismas obligaciones impositivas, y protegiendo en simultáneo a los sectores necesitados de la población con medidas de ayuda directas y bien focalizadas.
No tiene sentido pensar una estrategia de desarrollo industrial y económico basada en precios a las materias primas inferiores a los internacionales. Ya conocemos el final: menor producción y tecnología, problemas del sector exportador y caída industrial en un marco de transferencia de ingresos perversamente ineficaces e inequitativos.
Los estudios de las diferentes cadenas han explicado la reducida incidencia del costo de las materias primas en los precios finales de la alimentación. Sobran los ejemplos: para hacer 1 kilogramo de pan, cuyo precio oscila los 30 pesos, se necesitan 1,3 kilogramos de trigo que valen 2 pesos. La diferencia manifestada en el valor del pan responde a los otros sectores (industria y comercio), por los insumos y el valor agregado bruto incluyendo los impuestos.
Pensar que planchando el precio de las materias primas se puede sostener el crecimiento de la industria y el consumo protegiendo a los pobres es, cuanto menos, una peligrosa y seductora falacia que tanto daño ha producido a la economía nacional.
Por todo ello saludamos al Ministerio de Agroindustria, y afirmamos que se trata de un verdadero cambio sustancial.
El documento sostiene que es necesario terminar con privilegios y discriminaciones impositivas entre empresas de una misma actividad y solicita la eliminación del inciso d) del art. 20 de la ley de Impuesto a las Ganancias. Los argumentos que dan envergadura al tema.
El congreso de los Acopiadores no dejó de lado las cuestiones que ocupan la mente de los productores de cara a la próxima campaña: ¿qué escenario climático se viene? ¿En qué estado están los suelos? ¿Hay forma de recuperarlos de la degradación? ¿Qué estamos haciendo en materia de sustentabilidad y bioeconomía? Todo eso fue respondido por los especialistas Germán Heinzenknecht, Jorge Antonio Hilbert y Juan Gaitán en un panel vibrante.
Daniel Miralles y Betina Kruk, coordinadores técnicos de A Todo Trigo, oficiaron de maestros de ceremonias de un panel de lujo conformado por Roberto Fernández Aldúncin, Federico Bert y Gustavo Slafer, quienes exploraron las claves de esta campaña, las nuevas demandas y la importancia de generar una épica de la producción.
Los representantes de la cadena de la cebada, junto a los de otros cultivos de invierno alternativos, dijeron presente en el congreso de los Acopiadores en Mar del Plata, donde actualizaron las perspectivas para la campaña.
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