Gacetillas
Las alternativas para aprovechar el invierno
Colza, todo a favor
Liliana Iriarte es especialista de la Estación Experimental Agropecuaria Barrow. Su tema fue la colza, la segunda oleaginosa en importancia a nivel mundial.
“En la Argentina, la colza permite diversificar y rotar con cereales”, apuntó Iriarte. “Se adapta a diferentes áreas, permite una mejor utilización de la maquinaria, mejora la estructura del suelo por la exploración de su raíz, abarata el costo de manejo de malezas problemas, permite la siembra de soja de segunda, diversifica riesgos económicos y posibilita un ingreso de dinero antes que los cereales”, enumeró la técnica, para agregar que también hace uso del espacio ocioso de la industria y cuenta con un mercado interesante.
“Yo no lo encuentro ninguna desventaja”, dijo. En el 2012, la colza tuvo su pico de superficie en el país: unas 120.000 hectáreas. Hoy, el productor puede echar mano a 10 materiales primaverales y 7 invernales. El 70% de éstos son híbridos.
“Para elegir el material hay que tener en cuenta el área donde se va a sembrar y las condiciones ambientales”, recordó Iriarte, para agregar que existe una red de evaluación de cultivares que sirve de referencia donde se puede ver que es posible obtener rindes promedio de 2800 kg/ha con materiales invernales.
“No se concibe una colza sin fertilización, hay que usar semilla certificada, cuidar la profundidad de siembra, y tener cuidado con los barbechos químicos con hormonales”, recomendó Iriarte.
“Con un rendimiento de 2500 kg/ha, a 310 dólares la tonelada, el margen bruto del cultivo es de 344 dólares por hectárea”, concluyó la técnica de Barrow.
El candeal, un tema pendiente
Para hablar de trigo candeal llegaron Adelina Larsen y Carlos Jensen, de la Chacra Experimental Barrow. Los especialistas anunciaron en A Todo Trigo que se producen 36 millones de toneladas a nivel mundial y se exportan de 7,6 a 8 millones de toneladas de trigo candeal. Las áreas de producción están concentradas en unos pocos países del hemisferio norte y en Argentina se producen alrededor de 100.000 hectáreas. Con todos estos datos a la vista, Jensen aseguró que “Argentina nunca fue un país serio en materia de trigo candeal”.
En el país hay tres criaderos que los producen: ACA, BUCK y Barrow. Los hay de ciclos cortos e intermedios y no hay ciclos largos. En la mayoría de los casos, la producción se realiza por contrato.
“El porcentaje de gluten húmedo determina la clase de trigo y su valor y éste está estrechamente relacionado al porcentaje de proteína y, por lo tanto, a la fertilización nitrogenada. Su precio base está relacionado al precio del trigo pan”, expresó Jensen. Los especialistas destacaron que hay bonificación y rebajas por contenido de gluten, vitreosidad y por pansa blanca.
Hay una red de ensayos comparativos de rendimiento en el sur de la provincia de Buenos Aires.
A medida que el cultivo se desplaza del sudeste al sudoeste los rindes caen. Hay registros de 5000 kg/ha en Miramar que luego caen en Cabildo a 2500 kg/ha.
Según Larsen, la fertilización nitrogenada es muy importante, especialmente en macollaje. “Deberíamos hablar de 45 a 70 kg/ha para ambientes de hasta 4 toneladas por hectárea. Sube a 90 en rendimientos de 5 toneladas. Para lograr rendimiento y calidad comercial hay que realizar aplicaciones de nitrógeno fraccionadas. A mayores rendimientos, menores niveles de proteína”, puntualizó la especialista.
Cultivos de cobertura, aliados
Cristian Álvarez trabaja en la Agencia de Extensión Rural General Pico de INTA, en La Pampa. En su opinión, “si es difícil hacer un cultivo que se va a cosechar, mucho peor es hacer uno que se va a dejar en el campo y ni siquiera se va a comer”. Sin embargo, se trata de aliados del cuidado de los suelos y “vienen a cumplir el espacio que dejaron los cambios de sistemas de producción”.
“Abundan los suelos anegados, con baja capacidad de retención de agua, con problemas de carbono y de fósforo. Muchas veces son problemas que sólo se resuelven con tecnologías de proceso. Hacia ahí apuntamos con los cultivos de cobertura”, detalló Álvarez para agregar que en suelos con monocultivo se ha registrado un 40% menos de entrada de agua de lo que da el pluviómetro.
El concepto es clave: “Cuando no producimos, estamos perdiendo agua. De ahí la idea de que con la misma agua se pueda producir diferentes especies que tienen distintos grados de eficiencia del uso del recurso”, expresó el técnico.
Alvarez insistió en recordar que los cultivos de cobertura son una inversión que se transfiere a la rotación. Se cambia la relación carbono nitrógeno del sistema. Se mete un cultivo que consume agua y nutrientes pero que entrega propiedades para el cultivo siguiente. Se puede hasta triplicar la producción de biomasa. Por ejemplo, una planta de centeno puede tener entre 10 a 15 kilómetros de raíces, que luego ayuda al suelo para la captura, distribución y aprovechamiento del agua.
El técnico detalló que los cultivos de cobertura también disminuyen la salinización, el número de malezas y hacen posible reducir entre un 30 a 40% el uso de herbicidas. En síntesis, “son inversiones para el corto y mediano plazo que dan estabilidad de rendimientos y menor contaminación ambiental, con mejor captura de carbono y menor erosión”, puntualizó el técnico de INTA.
Década ganada para la cebada cervecera
Fidel Cortese es asesor privado y fue el responsable de referirse a la cebada cervecera dentro del congreso A Todo Trigo. En su opinión, “es un cultivo que tiene los pantalones largos”.
Para Cortese, la última fue la década ganada de la cebada. “Vino para ayudar al productor. Se sembraron unas 4 millones de hectáreas y ha ido creciendo en algo más de 40 kg/ha/año en rendimiento. En algunas zonas, los rindes han sido muy altos”, expresó.
El asesor detalló que con rindes de 4500 kg/ha, a 165 dólares la tonelada, en campos arrendados y a 100 kms de distancia a puerto (el flete se lleva más del 50% del margen), el margen bruto es de 140 dólares/ha. Ahora, si caemos en una cebada forrajera, con la misma tecnología y rendimiento, con 130 dólares de precio se pasa a un margen negativo.
Para el especialista, a la hora de hacer cebada cervecera es clave aprovechar la exportación y para hacer calidad hay que saber elegir muy bien el lote, tener en cuenta la historia de herbicidas y cultivos antecesores, seleccionar la variedad de acuerdo a fecha de siembra y el destino, analizar la carga de patógenos en la semilla y elegir el curasemillas adecuado. Además, se vuelve importante fertilizar e ir chequeando nitrógeno durante el cultivo y corregir de ser necesario. A su vez, en lo que hace a la protección de cultivo es necesario monitorear malezas y enfermedades desde estadíos tempranos y recordar que Ramularia es una enfermedad endofítica y asintomática. Por último, Cortese recomendó segregar variedades en cebadas para industria maltera y poner énfasis en la calidad del almacenaje, además de seguir los mercados para tener las mejores oportunidades de venta.
Sobre los acopiadores
Hay casi 1000 empresas acopiadoras de granos en el país. Por ellas pasa el 45% del total de la producción y el 60% de los insumos necesarios. Los acopios ponen al servicio de una eficiente movilización de nuestras cosechas una inversión de más de 3.000 millones de dólares cada campaña. Además, brindan asesoramiento, aseguran la logística de granos, participan en la distribución de insumos, financian programas de siembra y en muchos casos son también productores.
La Federación de Acopiadores es una entidad de segundo grado creada en el año 1946. Desde hace más de una década, la Federación refuerza su compromiso con la cadena agroindustrial a través de sus seminarios “A TODO TRIGO” y “AGROTENDENCIAS”, dos marcas registradas con prestigio internacional.
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